Astroseti.org - Comunidad divulgativa científica

Ciencia@Nasa

El Sendero Menos Transitado

El Sendero Menos Transitado

Por :Heber Rizzo

Por largo tiempo, los astronautas han sabido que el viaje espacial resulta una buena manera de hacer dieta.

Más]">

El astronauta Loren Shriver come unos M&Ms; a bordo del transbordador espacial Atlantis. [Más]


La excitación del lanzamiento. Las impactantes vistas que se observan desde la órbita terrestre. El flotar en ingravidez. Quizás un toque de mareo por el movimiento. ¿Quién puede comer en un momento como ése?.

Aparentemente, las ratas sienten lo mismo. Las ratas espaciales (han estado allí, a bordo del transbordador espacial) también comen menos. Adelgazan, comparadas con las ratas terrestres. Curiosamente, las ratas que experimentan una alta gravedad (dentro de centrifugadoras de giro suave) también comen menos. Y éso sugiere que hay más en este asunto que unas vistas impactantes:

“Las alteraciones en la gravedad distorsionan de alguna forma la habilidad natural de los animales para mantener su propio peso”, dice Barbara Horwitz, una profesora de fisiología de la Universidad de California. Nadie entiende exactamente porqué sucede éso, pero es probablemente una clave importante del funcionamiento interno del control de peso, algo que interesa a la gente de la Tierra así como a los astronautas del espacio. Horwitz está estudiando el fenómeno en las ratas en su laboratorio en Davis, California.

Aunque algunos de nosotros que luchamos con los problemas de peso lo encontremos difícil de creer, los animales (incluyendo a los seres humanos) han desarrollado un complicado sistema para mantener un peso apropiado. Era de esperar; los cuerpos de los animales que son muy pesados, o que no tienen el peso suficiente, no funcionan correctamente.

El comportamiento alimenticio es esencial, no solamente para la salud de los individuos, sino también para la supervivencia de toda la especie. El cuerpo almacena energía en forma de grasa, y hay una cantidad mínima que un organismo debe poseer antes de que pueda quedar preñado. “Los animales que pierden mucha de su grasa no se reproducen”, dice Horwitz.

Pero el complejo entrelazado que señala cuándo comer y cuándo dejar de comer, puede descomponerse. Esto podría ser una causa contribuyente a, por ejemplo, la “epidemia de obesidad” de los EE.UU., la menor ingesta entre los astronautas, y las enfermedades tales como el “síndrome de derroche “ asociado al SIDA.

Horwitz está interesado particularmente en los senderos reguladores de la leptina. La leptina es una hormona clave para la regulación del apetito: cuando se la descubrió a mediados de los ‘90 se la consideró un medio posible para tratar la obesidad en los humanos. La leptina es producida por las células de grasa. Cuantas más células de grasa tenga un organismo, más leptina circula por su cuerpo.

La leptina regula el apetito activando los receptores del hipotálamo, una parte del cerebro. Estos receptores controlan la producción de pequeñas proteínas señalizadoras llamadas neuropéptidos. La leptina aumenta la cantidad de neuropéptidos que hacen que uno se sienta satisfecho, y disminuye la cantidad de neuropéptidos que nos hacen sentir hambrientos.

Concepción artística del sistema cerebro-cuerpo de control del apetito. Copyright: Mediagnost. Todos los derechos reservados. ">

Concepción artística del sistema cerebro-cuerpo de control del apetito. Copyright: Mediagnost. Todos los derechos reservados.


Horwitz estudia los senderos reguladores de la leptina en las ratas: los animales viven en una centrifugadora a 2 G (dos veces la gravedad normal), en jaulas individuales, por hasta ocho semanas. Aún cuando se están enfrentando al doble de la gravedad a la que están acostumbradas, parece que a las ratas no les importa. Se mueven por los alrededores, se acicalan a sí mismos. Y si se les permite, incluso se reproducen en la centrifugadora, dice Horwitz.

La vida en gravedad doble requiere, naturalmente, más energía. Se les ofreció a las ratas toda la comida que quisieran; sin embargo, al principio, comieron menos de lo que necesitaban para mantener la masa de sus cuerpos, algo muy parecido a lo que sucede con los astronautas en gravedad baja.

Horwitz y sus colegas realizaron pruebas con las ratas (junto a grupos de control a 1 G) durante una, dos y ocho semanas. Durante la primera semana, algunos de los neuropéptidos de las ratas se mezclaron. En particular uno de ellos, que estimula la alimentación y que por lo tanto debería haber aumentado, en realidad disminuyó.


Hacia la octava semana, las cosas volvieron a la normalidad... casi. Los animales produjeron la misma cantidad de neuropéptidos en los dos hábitats (el de 1 G y el de 2 G). Finalmente, las ratas en gravedad doble estaban comiendo tanto como necesitaban. Pero se mantuvieron delgadas: nunca volvieron a recuperar la grasa que habían perdido al comienzo del estudio.

“Éso significa que de alguna manera el sendero cambió”, dice Horwitz. “La relación entre la cantidad de grasa y la leptina que fue producida, y el funcionamiento del sistema de retroalimentación se ve alterado en la alta gravedad”.

Horwitz tiene la esperanza de señalar los mecanismos exactos con estudios posteriores de los genes de las ratas: cada neuropéptido del ciclo de retroalimentación del apetito es producido o “expresado” por un gen que ha sido activado. Utilizando una tecnología denominada “microconjuntos de ADN”, Horwitz y sus colegas examinan miles de genes de ratas a la vez. Pueden ver cuáles genes han sido activados, y cuán activos son.

Más]">

La profesora Barbara Horwitz de la Universidad de California. [Más]


La comprensión de los senderos químicos en este nivel básico podría llevar a “contramedidas”, es decir, a tratamientos que restauren los sistemas reguladores de leptina que estén rotos.

Muchos investigadores creen ahora que el papel principal de la leptina en los humanos es más proteger contra la pérdida de peso que contra el aumento del mismo. Tiene sentido: los excedentes de alimentos son un fenómeno nuevo. Los humanos evolucionaron para soportar la privación, no el exceso.

Esto hace que la leptina, potencialmente, sea más importante para los astronautas: es parte de un sendero regulador que evita que adelgacen demasiado cuando la tensión, el mareo y la comida blanda ahuyenten su apetito.

La investigación de Horwitz también es importante aquí en tierra. La gente que tiene problemas de peso, como la obesidad, pueden tener senderos reguladores de peptina defectuosos: tienden a tener mucha cantidad de leptina recorriendo sus cuerpos, pero eso no hace que coman menos. La gran pregunta es por qué. Quizás sus receptores de leptina no funcionan bien, o quizás sus neuropéptidos no son producidos correctamente. O podría ser algo totalmente diferente.

En algún lado, a lo largo del sendero menos transitado, se encuentra la respuesta.
Glenn Research Center Misión Cassini-Huygens Instituto SETI ESA Astrobiology Magazine Investigación NASA JPL Planet Quest Ciencia@Nasa Misión Kepler Historia de las Matemáticas Inst. Astrobiología NASA Stephen Hawking Catálogo Messier The Planetary Society


(c) 2011 Astroseti.org
Astroseti.org es una web cuyos contenidos son proporcionados por voluntarios. Las traducciones de artículos se ofrecen bajo licencia Creative Commons. No somos responsables de los contenidos de los comentarios efectuados por nuestros usuarios, pero en caso de solicitud procederemos a su moderación, y colaboraremos en caso de comisión de falta o delito..
Web gratis empresas Clubs deportivos Hoteles y alojamiento ayuntamientos Lonas PVC Máquinas de soldar Business directory Club de Fans