Un Balón en Marte
Por :Gabriel Pérez
Equipado con instrumentos científicos e impulsado nada menos que por la tenue brisa marciana, el “tumbleweed” puede explorar, potencialmente, vastas regiones de terreno planetario.
Por: Redactor de Astrobiology News
Un divertido accidente en el desierto de Mojave ha inspirado un nuevo tipo de rover marciano —un balón de playa con una altura de dos pisos, que puede descender a la superficie marciana, aterrizar con seguridad y explorar vastas extensiones del planeta rojo.
Basado en una historia de Science @ NASA del JPL.
Investigadores del laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) han dado con una idea para explorar el planeta rojo que parece ser a la vez ciencia seria y divertida: se trata de un ligero balón de playa con una altura de un edificio de dos pisos llamado “tumbleweed rover”
(*). Equipado con instrumentos científicos e impulsado nada menos que por la tenue brisa marciana, el “tumbleweed” puede explorar, potencialmente, vastas regiones de terreno planetario.
El viento que sopla a través de la faz del planeta rojo sería el único motor necesario para mover tal balón de sitio a sitio, según dice Jack Jones del Programa del Rover Hinchable, del JPL.
En el centro del “tumbleweed” se puede colocar, por medio de cables de tensión, una carga compuesta de instrumentos tales como cámaras o un radar buscador de agua. Cuando llega el momento de detenerse un rato, quizá para estudiar un lugar interesante o esperar por un cambio en la dirección del viento, los controladores de la misión simplemente enviarán una orden para que el balón se desinfle parcialmente. Después, cuando llega el momento de continuar, el balón podría inflarse de nuevo para seguir rodando en busca de nuevos territorios.
“Se trata de un trabajo preliminar” advierte Jones, quien, sin embargo, se muestra entusiasmado con el potencial que esta tecnología pueda tener en la exploración de Marte y otros mundos con atmósferas tenues tales como Plutón, o las lunas de Neptuno y Júpiter, Tritón e Io.
Pero de momento el objetivo es Marte. Gran parte del terreno marciano forma pendientes llenas de rocas sueltas, lo cual hace muy dura la marcha de la mayoría de vehículos. Sin embargo, los investigadores, están animados con los resultados de las pruebas realizadas este verano con una versión del “tumbleweed” de 1,5 metros de altura. Sus experimentos en el desierto de Mojave confirmaron que balones de unos 6 metros de diámetro deberían ser capaces de pasar o rodear piedras de un metro y subir pendientes de unos 25º, en el tenue, aunque violento, aire marciano.
Sigue al balón saltarín
La suerte, y la rueda rota de un rover experimental, jugaron un importante papel en la génesis de la idea que germinó en el balón “tumbleweed”.
Pruebas anteriores de prototipos “tumbleweed” del tamaño de balones playeros habían sido decepcionantes. “Se atascaban” explicó Jones. Estos pequeños balones, llevados por el viento, se atascaban contra piedras que apenas llegaban a la rodilla o a la cintura. Al igual que los rovers, los balones playeros, fracasaron.
Pero entonces, mientras se llevaban a cabo pruebas de un rover inflable experimental en las dunas Dumont, del desierto de Mojave, uno de los “neumáticos” esféricos de color amarillo claro y con un tamaño que alcanzaba la altura del hombro, se soltó y el viento se lo llevó rodando.
“Rodó un cuarto de milla por un terreno irregular” recordó el técnico Tim Connors, que a toda prisa se subió a un todoterreno, que pasaba por la zona, y persiguió la esfera. Los moderados vientos, 33 km/h, de la tarde alejaron el balón rápidamente.
“Parecía que planeaba” dijo Jones. Los investigadores, viendo la persecución de Connors, se asombraron de la velocidad de la pícara esfera y de la facilidad con que se movía por el desierto, sin que la molestaran las piedras. “Tim volaba sobre las dunas de arena intentando atraparla. El balón subía por empinadas pendientes de arena. Nada lo paró.” Hasta que por fin, Connors, en el todoterreno prestado, fue capaz de alcanzar y acorralar la esfera fugitiva.
Según dice Jones “allí mismo germinó la idea de que si hacemos estas cosas lo suficientemente grandes, nada podrá detenerlas”.
Juguetes, Globos y Ciencia
En un laboratorio con un ambiente que parece una mezcla de sesuda I & D y un festivo taller de Santa Claus, Jones y sus colegas se encuentran rodeados de brillantes globos de Mylar de distintos tamaños, balones playeros rosas y amarillos, prototipos de balones “tumbleweed” de resistente nylon, grandes bombonas de aire comprimido y mesas de trabajo llenas de aparatos mecánicos y electrónicos. El equipo, en el cual están el ingeniero jefe Sam Kim y el ingeniero de diseño Jay Wu, se está preparando para las pruebas en el desierto, que se llevarán a cabo más avanzado el mes, en las que incorporarán al balón, un radar situado en su centro, para comprobar la habilidad del prototipo para encontrar agua subterránea. Tal instrumentación podría, eventualmente, ser usada en la búsqueda de posible agua oculta bajo la superficie de Marte.
El balón esta equilibrado de tal manera que tiene un eje de rotación preferente. Tiende a rodar con la parte más pesada hacia abajo, de modo que con dos contrapesos, opuestos el uno al otro, el balón seguirá un camino recto. Las pruebas que se desarrollarán, también comprobarán un aparato de control de centro de masa, que permitirá dirigir el balón bombeando fluido hacia la derecha, izquierda o centro del neumático, el cual será ligeramente oblongo.
Jones dice que “todo esto es experimental, de modo que estamos probando diferentes cosas, pero tengo mucha confianza en que funcionará”.
Añade Jones que “con un balón de 20 kilogramos y una carga de otros 20 kilogramos, el “tumbleweed” de 6 metros de diámetro, es lo suficientemente ligero como para ser colocado en un vehículo de aterrizaje y soltado una vez en el suelo, o podría ir en su propio vehículo de entrega”. El enorme y ligero balón también podría servir, probablemente, como su propio paracaídas y airbag de aterrizaje, capaz de aguantar el rebote que sigue al tocar la superficie de Marte, a una velocidad terminal de 30 metros por segundo. El balón comparte las mismas características que el airbag usado para la misión Pathfinder de 1996.
Próximas pruebas
Otros ensayos que están siendo planeados para los meses venideros en el desierto, incluyen pruebas de caída con un prototipo “tumbleweed” fabricado con Vectran muy resistente, el mismo material usado en el airbag del sistema de aterrizaje del Mars Pathfinder. En el próximo año, Jones confía en preparar una serie de pruebas de cientos o miles de kilómetros en el entorno duro y desafiante, similar al de Marte, del Ártico o Antártico.
Para más información acerca de la exploración de Marte —incluyendo el “tumbleweed” rover y otras ideas innovadoras— por favor visite http://mars.kpl.nasa.gov/.
(*) Nota del traductor:
Tumbleweed = Es el nombre que dan en USA al mato rodante, famoso por las películas del Oeste.