La mirada puesta en Europa
Por :Juan Gandía
uatro décadas de exploración espacial nos han enseñado multitud de cosas sobre los nueve planetas y las docenas de lunas que comprenden nuestro sistema solar. La Tierra sigue siendo el único mundo del que sabemos que existe vida.
Por Henry Bortman

Cuatro décadas de exploración espacial nos han enseñado multitud de cosas sobre los nueve planetas y las docenas de lunas que comprenden nuestro sistema solar. La Tierra sigue siendo el único mundo del que sabemos que existe vida.
Tanto científicos como escritores de ciencia-ficción han especulado largamente sobre sí Marte pudiera albergar también vida. Pero imágenes de la luna jupiteriana Europa -enviadas de vuelta por Galileo, el vehículo espacial de la NASA- han conducido, tanto a los geólogos como a los biólogos, a considerar seriamente la inclusión de este mundo cubierto de hielo en la lista de posibles hábitats de vida.
Chris Chyba, titular de la Cátedra Carl Sagan para el Estudio de la Vida en el Universo en el Instituto SETI en Mountain View (CA) cree que “Europa, junto con Marte, es uno de los dos sitios más probables con vida que haya en el Sistema Solar.”
Las imágenes de Galileo nos muestran un mundo enigmático, diferente a todo lo conocido previamente. Curiosos dibujos de fisuras y cordilleras pueden verse en el hielo, incluyendo áreas donde aparece que nieve semiderretida o agua líquida pueden haber irrumpido hasta la superficie. Y los datos del magnetómetro a bordo del Galileo sugieren que, debajo de la superficie helada, existe un océano líquido.
Ron Greely, de la Universidad Estatal de Arizona, afirma que la existencia de vida en Europa es una gran posibilidad. “Si pensamos en los ingredientes básicos para la vida necesitamos agua líquida, necesitamos una fuente de energía y necesitamos los compuestos orgánicos necesarios. Europa parece ser un sitio donde esos tres ingredientes pueden encontrarse.”
En un esfuerzo para reunir científicos de una variada gama de disciplinas científicas para examinar el tema de la vida en Europa, Greely convocó recientemente el primer encuentro del Grupo Europa Focus del Instituto de Astrobiología de la NASA. Llevado a cabo en el Centro de Investigación Ames de la NASA, en Mountain View (CA), al encuentro acudieron más de 50 participantes.
“Estamos entrando ahora en el periodo de síntesis,” explicó Greely, “donde se recolectan los diferentes conjuntos de datos de la misión (del Galileo) para intentar comprender lo que es Europa hoy y lo que fue en el pasado. Pero también queremos incluir en estos estudios a gente como expertos en hielos marinos terrestres y biólogos que estén interesados en formas de vida que existan en el hielo y conseguir entablar un dialogo entre estas diferentes disciplinas.”
Un océano cubierto de hielo puede parecer no ser el lugar ideal para la vida: los seres humanos lo encontrarían ciertamente inhóspito. Pero los microbios son mucho menos discriminatorios. Dos teorías muy plausibles han sido presentadas de como pudiera ser posible que haya sobrevivido la vida microbiana en Europa.
“Una posibilidad,” dice Chyba, “es en el fondo del océano, en los sistemas de respiraderos hidrotermales.” En la Tierra, multitud de organismos crecen alrededor de los respiraderos hidrotermales submarinos. Estos volcanes en el suelo marino escupen agua sobrecalentada y compuestos químicos como sustento vital en el frío fondo oceánico. Lo cierto es que los respiraderos hidrotermales están considerados casi como los lugares presumibles donde empezó la vida en la Tierra.
Io, la vecina luna de Europa, cuya orbita es más próxima a Júpiter que la de Europa, es el mundo más activo volcánicamente en el sistema solar. Este volcanismo está producido por la actividad mareomotriz dentro de Io. Algunos científicos especulan que Europa podría, asimismo, poseer actividad volcánica escondida bajo la superficie de hielo, lo cual proveería de una fuente de energía y nutrientes a las formas de vida subacuaticas.
Pero la vida en las profundidades de Europa sería difícil de detectar desde la superficie, sobre todo si el océano de Europa tiene una gruesa capa de hielo. “No está claro,” apunta Chyba, “que, aunque exista un ecosistema allá bajo, se manifieste en la superficie de alguna manera que pueda ser observado”
Una segunda teoría propuesta sobre la vida en Europa, explica Chyba, “es que la vida se aprovecharía de nutrientes creados en la superficie por la radiación” interactuando con compuestos químicos de la superficie para producir oxidantes y compuestos orgánicos. Estos nutrientes “se introducirían en el océano a través del Conamara Chaos o otras regiones como esta o, a lo mejor, a través de grietas activas.” Algunos científicos creen que las regiones de Europa llamadas “caos”, a las cuales se refería Chyba, son zonas donde han irrumpido agua líquida o hielo semifundido a través de grietas en el hielo, permitiendo que compuestos químicos de la superficie se mezclen con el océano que se encuentra debajo.
La posibilidad de detección puede ser mayor en este caso, dice Chyba. “Se puede esperar que, gracias a la rotación vertical del hielo, cualquier organismo que pudiera existir en el océano sería detectable en la superficie.”
A pesar de que algunos encuentran difícil de imaginar como la vida pudo iniciarse bajo las actuales condiciones de frío que hay en Europa, Kevin Zahnle del Centro de Investigaciones Ames de la NASA apuntó que Europa, en su historia temprana, pudo haber sido mucho más cálida, con una superficie oceánica liquida. El joven Júpiter fue una fuente mucho mayor de cálidas radiaciones infrarrojas de lo que es hoy. Si Europa se hubiera formado en el principio de la historia de Júpiter, dice Zahnle, “hay una posibilidad abrumadora de que, por un corto periodo de tiempo, hubiera podido haber fotosíntesis en la superficie del océano” Especulación, con toda seguridad, pero una intrigante especulación.
Para obtener una mejor comprensión de cómo puede haber sobrevivido la vida en Europa (sí existe, claro está) los científicos se vuelcan hacia los entornos que más se parecen a la helada luna jupiteriana. las regiones polares del Ártico y del Antártico.
Chris McKay, un investigador del Centro Ames de la NASA y miembro del NAI ha hecho varios viajes al Antártico para estudiar como la vida persevera bajo las increíbles condiciones de frío que prevalecen allí. “Yo he sido siempre un firme partidario del estudio de la vida en la Tierra como una vía para desarrollar modelos de vida más allá. Admitiendo, naturalmente, que la vida puede ser diferente. Pero, ¿Que otra cosa podemos hacer que estudiar la vida en la Tierra como ejemplo...? Y para Europa, los mejores ejemplos están realmente bajo el hielo.”
McKay describió “dos sistemas en el Antártico que son particularmente notorios. Uno son los lagos secos de los valles donde podemos encontrar vida, multiplicándose bajo una capa de hielo de 20 pies [6 metros] de espesor. Y el otro es en el Lago Vostok, el cual no ha sido visto aún, pero sabemos que bajo 4 kms. [2.5 millas] de hielo existe un lago. Y si hay vida en ese lago, eso puede ser otro ejemplo de la estrategia que la vida puede usar en Europa”
En el extremo opuesto de la Tierra, Jody Deming, profesora de Oceanografía Biológica en la Universidad de Washington, Seattle y sus colegas han instalado un laboratorio congelador en el cual pueden estudiar organismos vivos que habitan el mar helado del Ártico. Han averiguado que cuando el hielo marino se congela permanecen pequeñas bolsas y canales de salmuera liquida, aún a temperaturas muy por debajo del punto de congelación.
Deming y sus colegas han detectado organismos vivos y respirando a temperaturas tan bajas como menos 20C (menos 4 F) y creen que alguno de estos microbios adaptados al frío pudiera ser capaz de sobrevivir incluso a temperaturas más bajas. Ella está interesada en comprender mejor cómo estas formas de vida permanecen viables bajo tales condiciones de frío. Si hay organismos vivos en Europa, sugiere, deberán usar unas estrategias de supervivencia similares.
¿Qué es lo próximo?
La próxima misión de la NASA a Europa, el Europa Orbiter, está actualmente en espera. Si se lleva a cabo, una de las misiones primarias que deberá efectuar cuando llegue a la luna helada de Júpiter será determinar definitivamente si hay o no un océano de agua allí y, si es así, qué espesor tiene la capa de hielo que lo cubre.
Para responder la pregunta de si existe o no vida en Europa, sin embargo, se requerirá, seguramente, un aterrizaje en la superficie. “Si podemos obtener una muestra del hielo de la superficie,” dice Greely, “particularmente de los alrededores de las grietas, podremos ser capaces de encontrar moléculas que nos digan –si allí hay vida- que hay vida en el océano. Y, a lo mejor también, decirnos cómo es esa vida comparada con nosotros” Como Chris Chyba concluyó, “Solo lo sabremos, yendo allí y mirando.”