Fósiles Oleosos Proporcionan Claves Sobre la Evolución de las Flores
Por :Heber Rizzo
Los narcisos, los tulipanes, las rosas y otras flores forman parte de tal manera de nuestra vida diaria que las tomamos como algo establecido. Sin embargo, el cómo y el cuándo aparecieron sobre la Tierra siguen siendo un misterio.
Por: Redactor de Astrobiology News

Un equipo de geoquímicos de Stanford ha encontrado evidencia de que las plantas con flores pueden haber evolucionado hace 250 millones de años, mucho antes de que los primeros granos de polen aparecieran en los registros fósiles.
Texto basado en un informe de prensa de la Universidad de Stanford.
Los narcisos, los tulipanes, las rosas y otras flores forman parte de tal manera de nuestra vida diaria que las tomamos como algo establecido. Sin embargo, el cómo y el cuándo aparecieron sobre la Tierra siguen siendo un misterio, una cuestión que ha permanecido sin respuesta por parte de los científicos evolutivos durante más de un siglo.
De acuerdo a los registros fósiles, los musgos fueron las primeras plantas que emergieron a la tierra firme, hace aproximadamente unos 425 millones de años, seguidos por los helechos, los abetos, los ginkgos, las coníferas y algunas otras variedades. Luego, hace aparentemente unos 130 millones de años, las plantas con flores aparecieron de pronto, llegadas de ninguna parte.
¿De dónde vinieron, y cómo pudieron haber evolucionado tan abruptamente, sin ningún fósil transicional que las ligue con otras antiguas especies vegetales?.
“Un misterio abominable” es como el naturalista del siglo XIX Charles Darwin se refirió al origen de las plantas con flores, y el acertijo se mantiene tan controversial hoy en día como entonces.
Ahora, un equipo de geoquímicos de Stanford ha irrumpido en el debate con evidencia de que las plantas con flores pueden haber evolucionado hace 250 millones de años, mucho antes de que los primeros granos de polen aparecieran en los registros fósiles.
“Nuestra investigación indica que los ancestros de las plantas con flores pueden haberse originado durante el período Pérmico, entre 290 y 240 millones de años atrás,” dice J. Michael Moldowan, profesor investigador de Ciencias Geológicas y Ambientales.
“Basamos nuestros hallazgos en un compuesto orgánico llamado oleanana, que encontramos en los registros fósiles,” agrega.
Moldowan y sus colaboradores, el investigador asociado Jeremy Dahl y el estudiante graduado David A. Zinniker, presentaron sus descubrimientos en la reunión anual de la Asociación Química Americana (ACS = American Chemical Society) en San Diego, el 2 de Abril de 2001, durante un simposio denominado “Biogeoquímica de la Materia Orgánica Terrestre”.
“Es un trabajo importante y excitante”, dice Bruce Runnegar, profesor de paleontología de la UCLA y miembro del NAI. “Aunque no es la primera vez que se ha hecho tal reclamación, los trabajos previos han utilizado detalles de la anatomía de las plantas, más que de las moléculas biomarcadoras que se usan aquí. Supongo que un jurado se mantendría sin decisión por algún tiempo, pero esta investigación abre una nueva aproximación para la resolución de este difícil problema.”
Oleanana
La oleanana es producida por muchas plantas con flores comunes como defensa contra los insectos, los hongos y varios invasores microbianos. Pero este químico está ausente en otras plantas de semilla como los pinos y los gingkos.
Utilizando la cromatografía de gases y la espectroscopia de masa, Modowan y sus colegas fueron capaces de extraer moléculas de oleanana atrapadas en depósitos aceitosos de rocas que tienen centenares de millones de años de edad.
“Nuestro trabajo ha mostrado que la oleanana está ausente en un amplio espectro de plantas fósiles,” hace notar, “pero el químico se encuentra en sedimentos pérmicos que contienen plantas de semilla extintas llamadas gigantoptéridas.”
Eso hace que las gigantoptéridas sean las más antiguas plantas de semilla productoras de oleanana registradas, una indicación de que se contaban entre los más primitivos parientes de las plantas con flores, concluye el biólogo David Winship Taylor de la Universidad de Indiana Sudeste, uno de los co-autores del estudio de la ACS.
“Este descubrimiento es aún más significativo porque recientemente se han encontrado fósiles de gigantoptéridas en China con hojas y tallos que son muy similares a los de las modernas plantas con flores,” hace notar Taylor (más evidencia de que las plantas con flores y las gigantoptéridas evolucionaron juntas, hace aproximadamente 250 millones de años).
“Uno debe tener en cuenta que trazar la progenie de un grupo no nos dice necesariamente cómo o por qué ese grupo evolucionó,” advierte Runnegar. “Por ejemplo, la línea que conduce a las aves se separó de otros vertebrados, incluyendo a los mamíferos, hace algo más de 300 millones de años, en el Paleozoico. En la época de la separación los animales no se parecían ni a las aves ni a los mamíferos y no habría habido forma de predecir el origen de las aves en ese momento. Por lo tanto, aunque las plantas con flores pueden ser rastreadas atrás en el tiempo hasta un ancestro pérmico, eso no significa que sepamos cuando aparecieron eventualmente.”
Fósiles Moleculares
Moldowan y sus colegas resaltan que un registro químico fósil puede ser una herramienta importante para el estudio de la historia de la vida en la Tierra.
“En nuestra investigación utilizamos fósiles moleculares, o biomarcadores, tales como la oleanana, para proporcionar información evolutiva y paleo-ambiental en los sedimentos y en el petróleo,” dice.
Runnegar está de acuerdo, y dice que este estudio debería impulsar a los astrobiólogos a buscar biomarcadores similares para otros eventos evolutivos de significación.
Quizás algún día esta técnica ayudará a resolver de una vez por todas el “abominable misterio” de Darwin.