El Voyager 1 llega a la Frontera Final del Sistema Solar mientras la NASA considera el final.
Por :Covadonga Escandón Martínez
Voyager 1, el objeto hecho por el hombre más distante en el espacio, ha cruzado el choque de terminación, el ultimo gran umbral en el sistema solar, anunciaron hoy los miembros del equipo durante una reunión del la Unión Geofísica Americana (AGU), en Nuev
Por A.J.S. Rayl
24 de Mayo de 2005
'La Voyager 1 ha entrado en la última vuelta de su carrera hacia el límite del espacio interestelar”, anunció Edward C. Stone, el científico en jefe de la misión, del Instituto de Tecnología de California (Caltech).
El 17 de Diciembre de 2004, cuando la Voyager 1 estaba a 94 veces la distancia que hay de la Tierra al Sol (94 unidades astronómicas), la fuerza de los energéticos rayos de partículas se estabilizó, la dirección de estos rayos casi se revirtió, la fuerza del campo magnético saltó y se observaron nuevas ondas de radio – todo ello, señal de que la nave ha cruzado el choque.
La Voyager 1 está ahora en la región de escudo entre el choque de terminación y la heliopausa, dejando un rastro brillante en camino al espacio interestelar –y con rumbo hacia un futuro incierto. No debido a los peligros que la venerable nave pueda encontrar al dirigirse hacia la negrura del espacio profundo, sino porque los oficiales de la NASA aquí en la Tierra han propuesto terminar con la misión para recortar costos, aun cuando la agencia saca un comunicado de prensa anunciando el logro más reciente de la misión.
Las naves gemelas Voyager completaron las metas de su misión inicial en los años 80s y de allí prosiguieron a explorar el sistema solar exterior, celebrando su 25º aniversario en el 2002 y continuando en un viaje que las está llevando hacia donde ninguna otra nave ha ido antes. Tanto la Voyager 1 como la Voyager 2 están llamando a casa al JPL todos los días, por unos escasos y modestos 4.5 millones de dólares anuales y todo indica que pueden continuar enviando valiosos datos hasta el 2020 cuando se agotarán sus fuentes de poder de plutonio.
Sin embargo, mientras el invierno dejaba el paso a la primavera este año – y mientras el anterior administrador de la NASA, Sean O’Keefe, preparaba su salida y antes del nombramiento de Michael D. Griffin -la porción del presupuesto para el Año Fiscal 2006 que correspondía a las operaciones prorrogadas de la misión, fue revisada– y las Voyager, para las que se habían aprobado fondos previamente, no aparecía por ningún sitio.
Algunos científicos –incluyendo a los de las Voyager– no podían creer lo que oían. “Primero, creí que era un malentendido, ya que no podía ser verdad”, dijo a la Planetary Society en una entrevista la semana pasada, Stamatios M. (Tom) Krimigis, investigador principal del instrumento baja energía de partículas cargadas a bordo de la nave. “Estamos abandonando el vecindario, y la Voyager es el primer y único objeto hecho por el hombre en cruzar esta frontera. Es si como Colón buscando las costas de América dijera: ‘Bueno, hora de dar la vuelta y volver a casa’. Lo más absurdo de esto es que durante los últimos tres años la Voyager ha estado explorando una nueva frontera y si hubiera una iniciativa de exploración tal y como anunciaron la NASA y el Presidente, entonces la Voyager es uno de los mejores ejemplos, si no es que el mejor, de la exploración de la frontera. Es tan inconcebible que me dije a mí mismo ‘las personas racionales no tomarían esta clase de decisiones’. Después me di cuenta de que era lo contrario”.
La comunidad científica y el público empezaron a responder al correrse la voz. “Solo una agencia espacial confundida consideraría apagar las naves Voyager cuando se acercan al extremo no explorado del Sistema Solar”, opinó en un editorial publicado en Nature el 5 de mayo. “Perdidos en el Espacio” concluía el encabezado del editorial del Boston Globe que denunciaba el plan para desconectarlas.
Mientras tanto, la Planetary Society empezó a organizar una campaña para asegurarse de que a esos veteranos exploradores – los más distantes emisarios de la Tierra –se les permitirá vivir más tiempo, y prosperar hasta que termine su vida robótica. “Vamos a protestar enérgicamente contra esta ridícula propuesta de la NASA”, afirmó el Director Ejecutivo Louis D. Friedman. “No sólo es un ahorro falso apagar los Voyager – no es un ahorro. El recorte es nimio, el valor potencial es enorme”.
La misión Voyager no es la única misión alargada que fue borrada del Presupuesto FY06 propuesto por la agencia espacial. La primera y única misión para orbitar y explorar las regiones polares del Sol, Ulises, un proyecto en conjunto con la Agencia Espacial Europea (ESA), también está en la mira para su cancelación, así como Wind y Geotail, las cuales están estudiando el ambiente espacial cercano a la Tierra, y FAST, Polar y TRACE, las cuales continúan contribuyendo al estudio coordinado del geoespacio.
Todo es cuestión de dinero, como casi todo hoy en día, y la secuencia de eventos que llevaron a la repentina propuesta de terminarlas empezó con la nueva Visión de la NASA para la Exploración del Espacio, puesta en marcha por el Presidente George W. Bush en enero de 2004, de acuerdo con Ghassem Asrar, sub-administrador asociado del directorado de misiones científicas, el cual supervisa la división Sistema Tierra-Sol a través de la cual obtiene sus fondos la misión Voyager.
La Visión ha hecho que la NASA centre sus metas específicamente en el regreso al vuelo del transbordador espacial, completar la estación espacial y jubilar al transbordador y construir un nuevo vehículo tripulado de exploración (CEV) que sacará a los estadounidenses de las órbitas terrestres bajas hasta la Luna y Marte. Todo esto puso en movimiento una agenda a largo plazo y un plan de gastos para la agencia espacial que ya ha sufrido cambios importantes. Así, aunque el Presidente presentó una petición al Congreso de 16 465 millones de dólares para la NASA para el año fiscal 2006, un incremento de 2.4% por encima del presupuesto de 2005, mucha de la ciencia y la ingeniería que hace la NASA y que no está directamente relacionada con esos objetivos redefinidos ha sido amenazada, reformada o ya cancelada, supuestamente para desviar los fondos a proyectos que lleven a cabo específicamente los objetivos de la Visión.
“Todos los años hay pequeños ajustes, pero nada como esto”, dijo Stone, quien anteriormente fue director del Jet Propulsion Laboratory (JPL) donde se diseñó y construyó la misión. “Esto es realmente poco común”.
Lo que fue una gran sorpresa para el equipo de la Voyager fue la manera en que la misión desapareció del presupuesto propuesto, aparentemente sin ningún aviso a la revisión por pares protocolo de revisión por establecido. Estos paneles de expertos es el mecanismos usado por la agencia espacial para someter sus programas y proyectos al escrutinio científico y para tomar decisiones informadas sobre el lanzamiento de programas y proyectos. Los paneles de revisión dan todo tipo de recomendaciones desde qué misiones tienen luz verde hasta que instrumentos deben ir a bordo, así como el reparto de fondos y, de ser necesario, las cancelaciones. Al final, son los oficiales de la NASA quienes toman la decisión última sobre qué misiones o instrumentos van o no van, pero las revisiones de los pares se utilizan para dar una valoración.
En 2003, la Voyager, junto con otras 13 misiones alargadas, o que pronto serán alagadas, de la división Sistema Tierra-Sol, pasaron por su última revisión por un panel de pares específicamente convocado para estudiar las misiones en operación. “Esta revisión supuso que había suficiente dinero para financiar todas estas misiones y por ello se preparó una lista basada en la necesidad y los resultados y así se asignaron los fondos”, explicó Stone. No se recomendó terminar ninguna de las misiones alargadas, afirmó. De hecho, la Voyager fue una de las misiones para la que se recomendó asignación de fondos durante el 2006 y reevaluación para los años posteriores. La Oficina de Ciencia Espacial convoca revisiones como ésta cada dos años aproximadamente y la de la Voyager había sido programada para la próxima primavera.
Sin embargo, cuando Bush anunció su Visión, se cancelaron todas las apuestas. La agencia, de acuerdo con numerosos científicos en los diversos centros, cayó en la confusión cuando los oficiales empezaron a transformar la estructura organizacional de la NASA ordenando la revisión o la total cancelación de varios proyectos y programas importantes en un intento por alinear a la agencia y colocarla en una mejor posición para implementar la Visión. Pero no es una simple cuestión de acabar con proyectos o encogerlos para reasignar el dinero para financiar los objetivos del nuevo mandato; al menos no en lo que toca a la Voyager. Mientras esto es lo que ha ocurrido en otras áreas, en lo que se refiere a la parte del presupuesto de la NASA que involucra a la Voyager, “es un asunto distinto”, dijo Stone. “El presupuesto para ciencia espacial aún se está incrementando”, afirmó. “El problema es que no está creciendo tan rápido como se había planeado. Y esto implica que ahora ya no todo cabe. En el área científica, hay más proyectos empezados de los que puede sostener el presupuesto actual, aun con el aumento”.
El panel que revisó la misión Voyager en 2003 también hizo notar esta disparidad. “Los presupuestos mínimos esenciales de las [14] propuestas se exceden en unos 29 millones de dólares del total disponible para el periodo de 4 años FY04-07 de esta revisión”, escribió el panel. “La diferencia anual entre el presupuesto y los mínimos propuestos se incrementó de 3 millones de dólares en FY04 a 11 millones en FY07”. Además, agregó Stone, “hay un nuevo enfoque en algunos aspectos del presupuesto científico en el contexto de la nueva Visión, que está relacionada pero es un asunto separado del mero presupuesto. Así que están ocurriendo muchas cosas aquí”.
Cuando los oficiales de la División Sistema Tierra-Sol, la cual es parte del Directorado de la Misión Científica, revisaron su presupuesto, consultaron la Revisión Senior 2003 ara tomar decisiones sobre los recortes propuestos, dijo Asrar en una entrevista el jueves pasado. “Como parte de ese proceso [Revisión 2003], la Voyager fue evaluado junto con las otras [13] misiones”, dijo. “Con base en las prioridades científicas y la estrategia que tenía entonces la oficina, la Voyager no subió a los primeros lugares en términos de la relación valor científico-costos asociada a su operación más allá del año 2006”.
En su evaluación de la Voyager, el panel de la Revisión Senior 2003 afirmó: “V1/V2 son las únicas naves que pueden estudiar partículas y la estructura de choque y plasma de la heliósfera lejana. Son las únicas fuentes de datos sobre la expansión del viento solar en la heliósfera exterior… fronteras que no podrán duplicarse en 10 o 20 años debido a limitaciones de propulsión”. El panel también encontró que “La Voyager tiene una buena proporción ‘ciencia por dólar’ debido a los modestos costos de la misión y la extraordinaria posición de las naves y constituye una exitosa componente de las actividades del JPL”.
De cualquier modo, de acuerdo con Asrar, los oficiales que etiquetaron a la Voyager para su cancelación, basaron su decisión en la “lista de prioridades que fue entregada por la Revisión Senior 2003”.
Sin embargo, de acuerdo con Stone y Krimigis, la Revisión Senior 2003 fue convenida a determinar la distribución, no para desarrollar una lista de prioridades para ser utilizada para la cancelación de misiones. Por lo tanto, usar esa lista no tiene sentido, dijeron. “A los miembros de la Revision Senior nunca se les posó la pregunta: ‘Si necesitáramos terminar algunas misiones para ahorrar cierta cantidad de dinero, ¿Cuál es la lista de prioridades?’” dijo Krimigis. Stephen L. Keil, encargado de esa revisión y director del Observatorio Solar Nacional, lo confirmó.
“La Voyager necesitaba entre 4.5 y 5 millones de dólares, y el comité dijo que era adecuado y lo incluyó en la lista a ese nivel, en la parte media”, explicó Krimigis. “En ningún momento se sugirió [durante esa revisión] que se consideraría la cancelación de alguna de esas misiones. Si [ese hubiera sido el caso], la respuesta hubiera sido totalmente diferente y estoy seguro de que la Voyager estaría al principio de la lista de prioridades científicas”.
“Esta no es una decisión que haya tomado realmente la gente de la NASA”, insistió Asrar. “Nosotros no tomamos estas decisiones basado en nuestro propio juicio. Usamos la retroalimentación de toda la comunidad científica”.
“Esta fue una decisión de los altos mandos de la NASA”, respondió Krimigis. “Pero al tratar de señalar la fuente de la decisión, todo mundo niega haberla tomado. Lo que está claro es que las personas involucradas en ella simplemente no tienen conocimiento de la ciencia en sí”.
Llegar al meollo del asunto de cómo fue exactamente que se seleccionó a la Voyager para cancelarla, obviamente involucra a la política, y no es tan simple como solamente localizar y hablar con la o las personas que tomaron o aprobaron la decisión. Ciertamente, nadie ha salido a asumir la responsabilidad y desenmarañar todo esto podría ser imposible a final de cuentas. Ni Alphonso V. Diaz, el administrador asociado del directorado de la misión científica, ni Richard Fisher, subdirector de la División Sistema Tierra-Sol quisieron hacer comentarios.
A final de cuentas, sin embargo, todos aquellos con quienes habló la Planetary Society estuvieron de acuerdo que los jefes del Directorado de Misiones de la NASA son quienes deben tomar o aprobar las decisiones finales sobre las correcciones presupuestales, las cuales son después redirigidas al Administrador, quien a su vez las presenta al Congreso.
En cualquier caso, ya que la realidad los alcanzó, los científicos de la Voyager y sus partidarios no se quedaron con los brazos cruzados. Lennard A. Fisk, profesor de ciencias atmosféricas, oceánicas y espaciales de la Universidad de Michigan y director del Consejo de Estudios Espaciales de la Academia Nacional, y Stone, quien además de ser el científico en jefe de la Voyager es también profesor de física y vice-rector de proyectos especiales de Caltech, escribieron y difundieron un reporte gubernamental (white paper) sobre los beneficios y las pérdidas que socavarán a la NASA y a la comunidad científica si la Voyager y otras misiones extendidas son canceladas, haciendo énfasis en el impacto sobre la educación. “Si estos recortes se mantienen”, escribieron, “la pérdida de ciencia será irreparable durante las próximas décadas, sino es que por siglos”.
De inmediato empezaron a solicitar otra revisión – y la semana pasada se anunció que la Voyager será revisada por un panel en noviembre. Asrar dijo que el proceso de revisión es continuo y que el comité consultivo de la NASA había sugerido que debía hacerse otra revisión para la Voyager. “Hemos acelerado la revisión y la hemos presentado para llevar a cabo la diligencia, para asegurarnos de que todas las verificaciones y los balances están correctos antes de tomar una decisión”, dijo. “Como resultado, decidimos encontrar los recursos necesarios dentro del programa para continuar operando la Voyager hasta que se haya terminado ese estudio. El año pasado obtuvimos nuevas metas y objetivos para las próximas dos a tres décadas, las cuales realmente resaltaron la necesidad de entender el medio interplanetario a través del cual viajarán algunas de nuestra naves y algunos humanos, así que a la luz de la nueva estrategia y los nuevos objetivos, hemos decidido solicitar al próximo grupo revisor que se re-evalúe específicamente la Voyager”, dijo Asrar.
Pero ¿no eran justo esas nuevas metas y objetivos la razón por la cual se proponía la cancelación de la Voyager?
“Algunas veces el ritmo de los acontecimientos, tales como la definición de nuevas metas y prioridades científicas y tecnológicas, es más rápido que los procesos de revisión que tenemos establecidos, pero afortunadamente debido a estas verificaciones y balances… estamos suspendiendo todo hasta que se termine la revisión”, informó Asrar. “Mientras tanto, hemos encontrado suficiente dinero en nuestro presupuesto para continuar operando la Voyager hasta que este grupo de revisión entregue una recomendación a la NASA”.
Así, en resumen, se propuso cancelar la misión Voyager, se le resucitó para que sea reconsiderada por una nuevo grupo revisor y se le dio un salvavidas temporal mediante la decisión de la División de “encontrar los recursos necesarios dentro del programa para continuar operando la Voyager hasta que se complete el estudio”, según explicó Asrar.
Las preguntas que aún quedan son: ¿Por qué la misión Voyager no fue evaluada antes de proponer su cancelación, tal y como indica el protocolo, y antes de que se corriera la voz sobre su fin? Ya que la Voyager había sido previamente aprobada para recibir financiamiento hasta el 2006, ¿cómo es que no había dinero al menos para el 2005? Y ¿cuánto ha costado todo esto en tiempo, dinero y esfuerzo de todos los involucrados?
Las Voyager son los “niños modelo” de la exploración estadounidense, tesoros nacionales en muchos sentidos, y de cualquier manera en que uno vea la decisión y sea cual sea la forma en la que se tomó, la mera idea de cancelar la misión de exploración más narrada de la historia tiene un aspecto grotesco y desinformado, especialmente a la luz de la mortífera respuesta hacia la decisión de la NASA de no darle servicio al telescopio espacial Hubble (una decisión que está siendo reconsiderada por el nuevo Administrador) y de las consecuencias que la mala publicidad sobre estas decisiones han traído a la agencia. Por todo esto, uno pensaría que la conspicua ausencia de las Voyager en el presupuesto FY06 habría causado algo como una bandera roja en los cuarteles antes de que el presupuesto propuesta fuera entregado y hecho público.
Entendemos el valor de las misiones como las Voyager y el Hubble – se han convertido en íconos nacionales – más allá de la ciencia, éstas naves representan nuestra innovación científica y nuestro poder intelectual atravesando el sistema solar”, enfatizó Asrar, volviendo a su punto central. “No tomamos estas decisiones solos, sino que está involucrada la comunidad científica para ayudarnos, para darnos sus opiniones y recomendaciones, y tomamos todo eso en cuenta en nuestra toma de decisiones”.
A pesar de la marcha atrás dada por la NASA y de la reciente programación de una nueva revisión, la propuesta para la cancelación de las Voyager es la noticia que circula en las calles. De hecho, la Voyager le dio la bienvenida a Griffin cuando llegó a su nuevo puesto en Washington el anterior director del departamento del Espacio del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins.
El 18 de abril, en una de sus primeras conferencias de prensa, cuando se le preguntó al nuevo Administrador de la NASA, aclaró que no se ha tomado ninguna decisión sobre las Voyager aunque se mostró evasivo. “Estamos al tanto de que muchos se han opuesto a la idea de terminar alguna de estas misiones extendidas en lo que algunas personas consideran como prematuro”, les dijo Griffin a los reporteros. “Entendemos esas preocupaciones. Estamos estudiándolo y hemos prometido hacerlo… y ciertamente no lo haríamos sin una revisión completa y cuidadosa. Eso no significa que todas las misiones son igualmente importantes. La Voyager bien podría estar delante de otras cuya hora final realmente ha llegado. Así que no estoy ofreciendo que vayamos a llegar a una respuesta en específico en ninguna misión en particular o que vayamos a tratarlas en conjunto. Pero sí vamos a considerarlas cuidadosamente antes de apagar cualquiera de ellas”.
Para los miembros del equipo, oír esto resultó tranquilizador. Las Voyager 1 y 2 han sobrevivido en condiciones de trabajo por mucho más tiempo que ninguna otra misión anterior o posterior. Los nuevos datos científicos que las naves tan diligentemente han estado enviando, continuamente han asombrado, informado e inspirado a científicos y estudiantes por todo el país y también han reescrito los libros de historia de la exploración espacial. Sin embargo, si se recortan sus fondos, ambas naves serán silenciadas.
En este momento esto está mucho más claro: la misión Voyager aún no está muerta y todavía hay razones para que el equipo de la misión y sus partidarios y seguidores tengan esperanzas. Para empezar, la Revisión Senior de noviembre reevaluará la misión. “El mensaje no nos ha sido indiferente; las Voyager están atravesando el sistema solar, dándonos nuevo conocimiento sobre el funcionamiento de nuestro sistema solar y aprendemos más y más sobre el medio interplanetario”, aseguró Asrar. “Todo esto será tomado en cuenta en el próximo conjunto de evaluaciones”.
Y aun si el mensaje de alguna manera pasa de largo en la revisión, al final es el Congreso el que tomará la decisión última – y los políticos tienden a escuchar a sus constituyentes en casos de alto perfil como promete ser la Voyager. Las audiencias sobre la nueva propuesta presupuestal revisada podrían hallar su camino hacia los pasillos del Congreso en las semanas anteriores al receso de verano.
Aún más, “el Congreso se opone mayormente a la migración de fondos de la ciencia hacia la parte de vuelo espacial humano del presupuesto – y recuerden, este es el Presupuesto FY06, con el cual no tuvo nada que ver el nuevo Administrador de la NASA”, añadió Krimigis, quien ha trabajado junto con Griffin en el Laboratorio de Física Aplicada, donde ambos fueron directores del Departamento del Espacio. “El nuevo Administrador no parece estar de acuerdo con la visión de que la manera de aumentar el presupuesto de la NASA es retar las directivas del Congreso, que es lo que la actitud de directivos anteriores parecería ser”.
Sin embargo, existen razones para preocuparse. Más allá de las cancelaciones propuestas para misiones extendidas, los que estaban a cargo antes de Griffin ya han llevado a cabo profundos cortes en ciencia e investigación en otras áreas como parte de la remodelación y reestructuración de la agencia. Por ejemplo, programas tales como biotecnología y biología celular, que son indispensables para la salud y seguridad de los astronautas durante viajes espaciales largos, y especialmente para la exploración humana de Marte, han sido cancelados sin aprobación del Congreso. Los científicos que trabajan en la NASA o lo hacen para la agencia desde puestos académicos están expresando una preocupación seria sobre el futuro. El dinero liberado por la propuesta cancelación de la Voyager y de otras misiones, afecta las futuras misiones a Marte y la “racionalización” ya realizada, afirman, todavía no es suficiente para llevar a cabo todo lo que está en la nueva Visión.
Las intrépidas Voyager, mientras tanto, navegan como si nada. Ambas embajadoras llevan consigo una crónica de la Tierra, una especie de cápsula del tiempo en un disco de cobre chapado en oro de 30.48 centímetros (12 pulgadas) de diámetro, por si acaso alguna forma de vida inteligente se las tropieza por allí. Los discos Voyager, que fueron supervisados por el co-fundador de la Sociedad Planetaria, Carl Sagan , de cierta manera representan nuestras cartas de amor a otra civilización, y encierran el otro aspecto, más etéreo, de la misión, el sueño y la magia que ha inspirado – ir más lejos y además, aprender – un lema tan imponente que fue incorporado a la primer película de Viaje a las Estrellas; tan inherentemente humano que toca una fibra muy sensible en todo aquél que alguna vez se ha maravillado por los datos enviados por las Voyagers y por su longevidad.
Desde los inicios de la misión interestelar en 1990, las dos naves han enviado más de 65 billones de bits de datos, los cuales continúan revelando nuevas características de los efectos del Sol en el distante viento solar. Durante los últimos tres años aproximadamente, Voyager 1 ha estado detectando fenómenos la que nunca antes había encontrado en todos los años que lleva explorando los rincones remotos del sistema solar.
Y ahora, por primera vez en la historia de la exploración, una nave norteamericana ha logrado cruzar al otro lado del choque de terminación para entrar a la heliopausa. Unos cuántos años más de observaciones definitivamente iluminarán esta zona inferior y darán nueva luz a los oscuros huecos del espacio interestelar – siempre y cuando se le den al equipo los fondos para continuar recogiendo las transmisiones de las astronaves.
La misión Voyager actualmente emplea el equivalente a 10 personas de tiempo completo en el JPL, una plantilla reducida si se le compara con los cerca de 300 empleados durante su afamado Gran Gira de los planetas en 1989. Aunque algunos de los internos que el equipo ha empleado durante los veranos ni siquiera habían nacido cuando las naves fueron lanzadas, Stone y Krimigis, junto con Norman Ness de la Universidad de Delaware, han estado con la misión desde el comienzo – más de 30 años y contando.
Stone se mostró optimista de que la Voyager seguirá navegando con fondos de la NASA. “Si estás haciendo cosas en el espacio, tienes que ser optimista al pensar que, de algún modo, sucederán, ya que siempre es un camino largo”, reflexionó. “El Congreso aún no ha actuado sobre el presupuesto… de alguna forma tienes que pensar que las cosas correctas sucederán”.
“Cada vez que entramos en nuevo territorio hay sorpresas y ya estamos recibiendo datos que nunca antes habíamos visto”, añadió Krimigis. “Nuestra única guía son algunas teorías y sabemos que las teorías pueden ser incompletas e incluso equivocadas; así que podría ser que lo que se está encontrando la Voyager 1 sea totalmente distinto a lo que sugieren nuestras teorías y podría ser diferente a todo lo que hemos alguna vez imaginado”.
Dada la historia de está misión, podría estar escrito que las mayores aportaciones de la Voyager aún estén por llegar.