Grandes posibilidades para estrellas pequeñas
Por :Sara Benedicta Oyola
Las enanas M pueden resultar ser las estrellas más importantes para la astrobiología pues parece que el medio ambiente en planetas que orbitan estrellas enanas M no es tan hostil para la vida como lo habíamos pensado.
por Peter Backus, Administrador de los Programas de Observación del Instituto SETI
Nuestra galaxia está bien situada para la observación a mediados del verano y del invierno. En Julio, las nubes de estrellas de la Vía Láctea ponen de relieve las brillantes estrellas blanco-azuladas del Triángulo de Verano: Deneb, Vega y Altair, y la gigante roja Antares en el corazón del escorpión. Seis meses más tarde, desde el otro lado de la órbita de la Tierra, vemos las estrellas azules-blancuzcas de Orión y las Estrellas del Can, Sirio y Proción. Las brillantes gigantes rojas Betelgeuse y Aldebarán son rubíes en el cielo de Enero. El esplendor de estas joyas en la noche, cuando se observa lejos de las luces de la ciudad, inspira un sentimiento sobrecogedor y de asombro. Es una vista bellísima pero engañosa de las estrellas en nuestra galaxia: nosotros estamos perdiéndonos literalmente la mayor parte del cuadro.
Muchas de las estrellas en nuestra galaxia, y presumiblemente de todas las galaxias, son pequeñas estrellas rojas llamadas enanas M. Si usted no ha mirado a través de un telescopio, puedo garantizarle que jamás ha visto una estrella enana M. Ellas son intrínsecamente muy tenues. Las más grandes y brillantes tienen aproximadamente la mitad de la masa del Sol, pero emiten sólo un pequeño porcentaje en comparación con la energía que emite el Sol. Las más pequeñas son más de cuatro mil veces más tenues. Son difíciles de estudiar y pocos astrónomos se dedican ellos mismos a la tarea. Sin embargo estas pequeñas estrellas pueden resultar ser las más importantes para la astrobiología.
Por décadas, el conocimiento convencional acerca de las enanas M y los planetas habitables era 'olvídalo'. Las estrellas son tan frías que para que un planeta tenga agua líquida, el planeta tendría que estar tan cerca de la estrella que este quedaría atrapado por la marea. Justo como la Luna está atada a la Tierra por la marea, el planeta tendría un lado constantemente con luz de día y el otro en perpetua noche. Se pensaba que cualquier atmósfera se excluiría en el lado nocturno, dejando el lado diurno completamente expuesto a la radiación de la estrella. No podemos imaginar la vida existiendo bajo aquellas condiciones. De manera que, con pocas excepciones, las estrellas enanas M fueron excluídas de las listas de objetivos del SETI.
Entonces a mediados de los 90s, la gente comenzó a cuestionar el conocimiento convencional. Los modelos atmosféricos mostraban que un planeta atrapado por la marea no solamente podía retener su atmósfera, sino que además podía distribuir el calor uniformemente alrededor de la superficie con una sorpendentemente modesta cantidad de anhídrido carbónico. Otros estudios demostraron que el ozono, un escudo contra la dañina radiación ultravioleta, podía producirse sin la biología en un planeta tal, haciendo que la superficie fuera más apropiada para la vida. Nuestra concepción de condiciones habitables también se expandieron cuando descubrimos la 'vida en los extremos' (extremófilos) en ambientes sorprendentes aquí en la Tierra. Desde fuentes hirvientes y respiraderos de volcanes oceánicos profundos hasta los lagos congelados de la Antártida pasando por el agua refrigerante de los reactores nucleares, la vida prospera en diversos ambientes. El medio ambiente en planetas que orbitan estrellas enanas M no es tan hostil para la vida como lo habíamos pensado.
Con esos descubrimientos en mente, parecía apropiado reconsiderar la habitabilidad de los planetas que orbitan enanas M. El Instituto de Astrobiología de la NASA (NAI) es perfectamente apropiado para tratar este problema. Es un 'instituto virtual' compuesto por 16 equipos de científicos de instituciones alrededor de los Estados Unidos, con experiencia en todas las áreas de la astrobiología. El equipo del Instituto SETI del NAI fue financiado para una serie de dos talleres para considerar la habitabilidad de planetas orbitando estrellas enanas M. El propósito del primer taller era identificar los proyectos de investigación necesarios para resolver esta cuestión. El segundo taller se lleva a cabo dieciocho meses más tarde, dándoles tiempo a los participantes y sus colegas para conducir la investigación. El segundo taller producirá una monografía científica describiendo cuáles enanas M podrían presentar planetas habitables, si es que las hay.
Más de treinta científicos, incluyendo miembros de siete equipos del NAI y veinte instituciones externas, asistieron al primer taller(18-20 de Julio de 2005) en el Instituto SETI. Después de dos días y medio de discusión, el consenso fue que no podíamos descartar los planetas habitables orbitando estrellas enanas M pero que había un número de cuestiones que debían ser tratadas.
Entre los temas que necesitan un estudio adicional:
• Mejores datos sobre el espectro de las llamaradas solares. Nuevos estudios de nuestra estrella local nos ayudarán a predecir los efectos de las llamaradas de las enanas M sobre la atmósfera de un planeta muy cercano.
• Mejores mediciones del viento estelar para las enanas M. La pérdida de masa debido al viento estelar podría ser significativa para estas estrellas porque viven mucho tiempo.
• Mejores modelos de la evolución de un planeta a lo largo del tiempo, especialmente de las placas tectónicas y el campo magnético.
• Mayor comprensión de cómo el espectro de una estrella, con más energía en el rojo y el infrarrojo, impactará a la vida.
Hay muchos temas más que necesitan investigación. Algunos fueron ya planeados y otros requieren solamente ligeras extensiones de actuales investigaciones. Otras cuestiones necesitarán un nuevo financiamiento, y nosotros estamos siguiendo posibles fuentes. Estamos seguros de que en el temprano 2007, deberíamos conocer si las enanas M conforman un buen objetivo para el SETI. Eso estará justo a tiempo para el nuevo programa del SETI previsto en el Conjunto de Telescopios Allen.
Otro aspecto más de las enanas M que las hace intrigantes para el SETI: pueden ser anfitrionas ideales para civilizaciones tecnológicamente avanzadas, porque ellas viven un tiempo extraordinariamente largo. Las estrellas como el Sol viven (por ejemplo, fusionando hidrógeno en helio) durante solamente unos 10 mil millones de años. Ninguna enana M que se haya formado ha muerto hasta ahora; ninguna enana M morirá dentro de otros 100 mil millones de años. Con períodos de vida tan largos, hay grandes posibilidades para estas pequeñas estrellas.