La Leyenda de Rongo Rongo
Por :Francisco M. Pulido Pastor
Acabábamos de aterrizar en Juneau, el aeropuerto de Alaska – el último signo de lo que llamamos 'civilización' en mucho tiempo. Juneau es la única capital del estado a la que no se puede acceder por carretera; o se vuela o se navega hasta ella.
Junto con mis colegas la Dra. Brenda McCowan de la Univ. de Davis y Jeremy Crandell de PlanetQuest, caminamos hacia un extremo del aeropuerto y salimos para encontrar lo que se podría describir como un avión del tipo 'Indiana Jones'. Era un biplano con flotadores bajo los cuales había ruedas retráctiles. Íbamos a volar hasta el pequeño pueblo de nativos americanos de Tlinket llamado 'Angoon', para encontrarnos con colegas de la Fundación Ballenas de Alaska y con Sean Hanser de la U. de Davis en su buque de investigación, el 'Evolution'. Conseguí sentarme en el asiento del copiloto ya que el piloto necesitaba a alguien con un brazo fuerte para retraer las ruedas a mano justo tras el despegue.
Habíamos venido a estudiar las ballenas corcovadas, especialmente a grabar sus vocalizaciones sociales y de trabajo – pueden ser las más complejas del reino animal. Tenemos grabaciones de corcovadas que suenas igual que el aullido de los lobos, el ladrido de los monos, el silbido de los delfines, el mugido de las vacas, el rugido de los leones, el barritar de los elefantes, e incluso el habla de los humanos, junto con numerosos burbujeos, gorjeos, chillidos, gemidos y eructos exclusivos de su repertorio.
Uno de nuestros proyectos era grabar a las ballenas corcovadas en presencia de un ruido de barco y compararlo con sus vocalizaciones en ausencia de este ruido para determinar si el tráfico de barcos podría estar interfiriendo con su alimentación y comportamiento social. Para ello estuvimos usando hidrófonos y un software de análisis teórico de información que habíamos desarrollado basado en la Teoría de la Información de Shannon – las matemáticas de cuantificar cuánta información está siendo enviada a través de una línea telefónica dada. Usado normalmente para cuantificar cuánta información está siendo enviada a través de las líneas informáticas en nuestros días, nosotros en su lugar solamente asumimos que el Estrecho de Chatham es un canal de comunicación en si mismo y que las corcovadas están enviándose información unas a otras a velocidades que pueden variar con y sin ruido de fondo.
Yo, por supuesto, estaba interesado en la complejidad de la comunicación generalizada al resto del reino animal con el propósito de formular reglas generales para su aplicación a cualquier posible señal SETI (búsqueda de inteligencia extraterrestre, por sus siglas en inglés) que podrían ser recibidas algún día. Sin embargo, estar en presencia de corcovadas trabajando en verdad ayudó a darme una ligera noción sobre cualquier otra especie de otro planeta. Cuando un par de docenas de ballenas corcovadas emergen uno es inexorablemente llevado a considerar cómo su mundo realmente diferente es comparable a nuestras propias vidas diarias.
A diferencia de las corcovadas del Estrecho de Fredrick, por ejemplo, que generalmente comen krill (que ellas sólo conducen a sus fauces), las corcovadas del Estrecho de Chatham persiguen a los arenques, que pueden nadar más rápido que ellas. Pero tienen un truco – que debe ciertamente calificarse como una fabricación de herramientas 'de buena fe'. Se coordinan con sonidos, y algunos individuos comienzan a hacer una red de burbujas mientras que otro (u otros) comienzan a reunir a los arenques en la dirección de esta red cilíndrica de burbujas. El tiempo es crucial ya que la red, al estar hecha de burbujas, sube hacia la superficie durante el proceso. Los arenques son agrupados en el interior de la red, y las corcovadas vienen desde abajo con sus bocas abiertas. Cada boca de corcovada puede abarcar un poco más que la capacidad aproximada de una furgoneta de agua y pescado. Es una experiencia inolvidable verlas romper el agua con enormes tragos y sonoros resoplidos.
Además, a partir del análisis del ADN mitocondrial hecho por el Dr. Fred Sharp y Pieter Folkens de la Fundación Ballenas de Alaska, estos grupos de pesca (hasta dos docenas) no están directamente emparentados unos con otros. Esto es interesante ya que puede representar la única asociación no familiar a largo plazo junto a los humanos, p. ej., humanos asociados en determinadas profesiones. Han sido observados 'ensayos' para la pesca en equipo, y se puede oír cuando la red de burbujas ha tenido éxito o cuando no lo ha tenido. Las vocalizaciones continúan durante un rato, entonces oye una elevación en el tono, y después se observa una gran cantidad de burbujas, seguida por los peces volando fuera del agua, perseguidos por grandes bocas abiertas rompiendo la superficie. Una vez que se forma una partida de pesca, siempre proceden de la misma forma – las dos docenas de animales de cincuenta toneladas – una vez tras otra. Todos ellos conocen su lugar en el esquema de pesca.
Cuando uno escucha estas vocalizaciones pero éstas se detienen justo a la mitad, una red de burbujas no ha sido construida de la forma adecuada, o uno de los pastores no ha hecho su trabajo correctamente, y los arenques han huido. A esto sigue un lento ascenso de las corcovadas seguido por toda una maraña de vocalizaciones. Se podría imaginar que están discutiendo sobre quién falló y por qué. Tras este comportamiento también ha sido observado que una o dos grandes corcovadas llenan sus bocas con agua (para ser más grandes) y empujan a un individuo o dos fuera del grupo, excluyéndoles de participar en el grupo de la red de burbujas. Después se sumergen de nuevo y todo el proceso comienza de nuevo.
La Fundación Ballenas de Alaska tiene un catálogo de unos 500 individuos de ballena corcovada, identificadas por la horquilla de la cola (pero tras una temporada, se las podría nombrar también por sus voces). Cada uno tiene un nombre – Melancolía Beethoven, Sastre, etc. Mientras, sobre el barco estábamos hablando mucho sobre la teoría de la información, y la habíamos aplicado recientemente al análisis del indescifrado y sólo recientemente escrito lenguaje de los Polinesios, conocido como 'Rongorongo'. Usando la teoría de la información habíamos descubierto algo sobre los caracteres en Rongorongo que podría ser útil para su interpretación. Fue así como, cuando una nueva corcovada apareció esta última temporada, los amigos de la Fundación Ballenas de Alaska decidieron llamar a la recién llegada 'Rongo Rongo'. Tiene un diseño de la cola único – Casi dos 'W' (con un poco de imaginación) en cada aleta (ver imagen).
La cola de Rongorongo.
Crédito Imagen: Dr. Fred Sharp & Sean Hanser
Así que supongo que es un poco pronto todavía para decir si Rongo Rongo se convertirá en una leyenda o no. Pero fue la primera nueva ballena corcovada en mostrarse mientras estábamos aplicando la teoría de la información a las vocalizaciones de las corcovadas. ¿Y quién sabe?. Puede convertirse en una gran contribución al análisis y posible desciframiento de una señal extraterrestre algún día. Por ahora, ella está afilando sus habilidades de pesca – intentando entrar en el grupo de los fabricantes de redes de burbujas, sin duda – y uniéndose a sus colegas en producir los más variados sonidos del reino animal. Espero verla y oírla la próxima temporada. Y podría suceder que descubramos que las corcovadas y los humanos no son tan distintos el uno del otro después de todo.