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Bacterias doradas

Bacterias doradas

Por :Manuel J. Gómez

Unos científicos han descubierto una comunidad de bacterias aislada y autónoma que vive en condiciones extremas, a más de tres kilómetros de profundidad, en una mina de oro sudafricana.


basado en una nota de la Carnegie Institution
A unos tres kilómetros bajo tierra en una mina de oro sudafricana, Duane Moser, co-autor del descubrimiento, aparece cerca de la zona de fractura (de color blanco) en la que estas bacterias únicas fueron encontradas.
Crédito de la imagen: Li-Hung Lin.

A unos tres kilómetros bajo tierra en una mina de oro sudafricana, Duane Moser, co-autor del descubrimiento, aparece cerca de la zona de fractura (de color blanco) en la que estas bacterias únicas fueron encontradas. Crédito de la imagen: Li-Hung Lin.


Unos científicos han descubierto una comunidad de bacterias aislada y autónoma que vive en condiciones extremas, a más de tres kilómetros de profundidad, en una mina de oro sudafricana. Es la primera comunidad de microbios para la que se demuestra una dependencia exclusiva de azufre e hidrógeno de origen geológico y uno de los pocos ecosistemas encontrados en la Tierra que no depende de la energía solar de ninguna manera. El descubrimiento, que apareció en la edición del 20 de octubre de la revista Science, refuerza la posibilidad de que bacterias similares pudieran vivir bajo la superficie de otros mundos, como Marte o la luna de Júpiter, Europa.

‘Estas bacterias son verdaderamente únicas, en el sentido más literal de la palabra’. Lo asegura Li-Hung Lin, primer autor del artículo y responsable de muchos de los análisis, que realizó cuando era un estudiante de doctorado en Princeton y como investigador postdoctoral en el Laboratorio de Geofísica de la Carnegie Institution. Ahora trabaja en la Universidad Nacional de Taiwan.

Lin explica: ‘Sabemos que las bacterias han estado aisladas por mucho tiempo porque nuestros análisis indican que el agua en la que viven es muy antigua y no ha sido diluida por agua de la superficie. Además, hemos descubierto que los carbohidratos que están presentes en su entorno no vienen de organismos vivientes, como sería lo normal, y que la fuente de hidrógeno (H2) que necesitan para su respiración viene de la descomposición del agua (H2O) causada por el decaimiento radioactivo de uranio, torio y potasio’.

Los humanos y la mayoría de los organismos terrestres obtienen su energía, en último término, del Sol, puesto que las plantas fotosintéticas son la base de la cadena alimenticia. Pero en lugares oscuros, donde la luz del Sol no llega, la vida tiene que depender de otras fuentes de energía. Se han encontrado comunidades de quimioautótrofos (una palabra basada en vocablos griegos, que quiere decir alimentación autónoma basada en reacciones químicas) en lugares exóticos como acuíferos, depósitos de petróleo y chimeneas asociadas a volcanes de fondos marinos. Sin embargo, estas comunidades dependen, al menos en parte, de nutrientes que han sido producidos por plantas o bacterias fotosintéticas.
El diagrama muestra donde se tomó la fotografía, respecto al lugar del descubrimiento.
Crédito de la imagen: Duane Moser

El diagrama muestra donde se tomó la fotografía, respecto al lugar del descubrimiento. Crédito de la imagen: Duane Moser


El equipo internacional dirigido por T. C. Onstott, de la Universidad de Princeton, que incluye a Douglas Rumble, de la Carnegie Institution, y a Pei-Ling Wang, un antiguo investigador post-doctoral de la Carnegie, ahora también en la Universidad Nacional de Taiwan, descubrió la comunidad bacteriana en un fractura que atraviesa las rocas de Mponeng, una mina de oro situada cerca de Johanesburgo, en Sudáfrica. El agua atrapada en esa fractura es el hogar de estas extrañas bacterias.

Usando técnicas genéticas, el equipo descubrió que hay muy poca diversidad en cuanto a las especies que forman la comunidad bacteriana de la fractura. En comparación con las bacterias que viven en el agua usada para tareas de minería, las bacterias de la fractura pertenecen en su mayoría a un tipo relacionado con Desulfomaculatum, que es conocido por conseguir energía mediante la reducción de compuestos de azufre.

‘También creemos que el sulfato usado por estas criaturas es lo que queda de antiguas aguas subterráneas mezcladas con antiguos fluidos hidrotermales. Esto lo podemos saber porque el perfil químico del agua depende de su interacción con las paredes rocosas de la fractura’, comenta Rumble. ‘Es posible que las comunidades de este tipo puedan mantenerse indefinidamente, si hay procesos geológicos que aporten lo necesario. El tiempo nos dirá cuantos ejemplos adicionales podemos encontrar en la corteza terrestre, pero es especialmente interesante el reflexionar si pueden existir en alguna otra parte del Sistema Solar’.
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