Planes de bajo costo para comunicarse con E.T.
Por :Heber Rizzo
Cuando se trata de enviar señales a través del espacio, la energía es primordial.
El Proyecto Phoenix, que acaba de completar nueve años de observaciones, era una búsqueda agudamente sensitiva de emisiones de radio. El experimento podría haber discernido una señal extraterrestre que emitiera apenas 0,00000000000000000001 (10
-20, o sea una cien trillonésima) de watt hacia el ciclópeo espejo de aluminio de 8 hectáreas del telescopio de Arecibo.
Expresaré lo obvio: es un número muy pequeño. De hecho, si esa energía de entrada fuera recogida y almacenada por todo el lapso transcurrido desde el Big Bang hasta hoy (es decir, por todo el tiempo), el total sería apenas suficiente como para hacer parpadear una lámpara de flash por una milésima de segundo.
Sin embargo, si se calcula el esfuerzo requerido para producir esa señal infinitesimal, los números llegan a ser enormes. A una distancia de 100 años luz, y asumiendo que los extraterrestres están emitiendo hacia todas las direcciones por igual, nuestros amigos cósmicos tendrían que bombear dentro de su trasmisor unos 100 mil millones de watts para poder dejar caer esa minúscula cantidad de energía sobre el disco de Arecibo. Éso es más de lo producido por todas las plantas de generación de electricidad de los EE.UU..
Por supuesto, los extraterrestres podrían ser más listos en sus intentos de enviar señales. Por ejemplo, una antena rotatoria podría apuntar solamente a la parte chata de la Vía Láctea, moviéndose como la luz de un faro y utilizando una cantidad considerablemente menor de energía de la que se requeriría para una emisión de tiempo completo hacia todas las direcciones del cielo. Otro plan podría ser que los extraterrestres utilizaran conjuntos de antenas que “tintinearan” solamente sobre sistemas estelares interesantes en forma secuencial. Nuevamente, esto reduciría las cuentas eléctricas.
Sin embargo, no hay duda de que cualquiera de estos planes de trasmisión sería un emprendimiento de gran envergadura, involucrando enormes estructuras, una tecnología electrónica imponente, y un enorme montón de energía.
Pero consideremos lo que sería necesario para ponerse en contacto utilizando un láser, uno que comunicara a través de pulsos cortos de luz infrarroja. Una vez más, si los extraterrestres estuvieran a 100 años luz de distancia y utilizaran un sistema de “bulbo desnudo” que envía destellos de luz en todas direcciones, podríamos discernir esos pulsos si los trasmisores pudieran utilizar una energía promedio de 100 trillones de watts, asumiendo que estuvieran contentos de enviar solamente unos modestos 100 bits por segundo de información y de que nosotros estamos observando con un relativamente pequeño telescopio universitario.
Ése es un gasto tan abrumador de energía que es seguro decir que aún las sociedades más avanzadas, para quienes las cuentas de energía no son problema, escurrirían el bulto y utilizarían un espejo para enfocar sus fuentes de luz hacia direcciones preferidas. Por ejemplo, podrían limitar su haz de emisión a un círculo que fuera del tamaño de la órbita de Júpiter, con la razonable presunción de que los planetas capaces de producir seres inteligentes estarían radicados dentro de esa distancia a una estrella tipo Sol. El espejo necesario para esta tarea (utilizando luz infrarroja) tendría que ser de unos seis metros de diámetro, lo que difícilmente se podría considerar un reto. El uso del espejo reduce los requerimientos energéticos a unos 10 millones de watts, aproximadamente.
Sin embargo, podría existir el cuco de que no estuviéramos mirando justo cuando los extraterrestres estuvieran emitiendo. Los investigadores de SETI han dedicado muchos pensamientos a este problema de “sincronicidad”, y han pergeñado planes ingeniosos (aunque inciertos) que podrían asegurar que estuviéramos recibiendo cuando los extraterrestres nos estuvieran mandando señales. Una idea, propuesta independientemente por Tim Castellano (NASA), Ray Villard (Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial) y quien escribe esto, es asumir que algunos ambiciosos astrónomos extraterrestres hayan detectado la Tierra utilizando la técnica de tránsito. En otras palabras, han encontrado nuestro mundo porque bloquea una pequeña porción de luz mientras pasa frente al Sol, desde su punto de vista. Este eclipse anual es un evento que tanto nosotros como cualquier extraterrestre que lo haya observado, conoceremos. Ellos podrían elegir enviar sus destellos en nuestra dirección durante esos tránsitos, con la presunción de que seríamos lo suficientemente listos como para calcular el plan de sincronización.
Por supuesto, esto requeriría que los extraterrestres tuvieran un conocimiento preciso de la distancia hasta nuestro sistema solar, y del movimiento del Sol por el espacio. Para una sociedad avanzada, éso no sería mucho pedir. Pero lo mejor sería que ellos sabrían que, durante el tránsito, nuestro mundo estaría en algún lugar al frente del disco solar. Así que podrían utilizar un conjunto de espejos que enfocara su señal sobre ese disco, y reducir así los requerimientos energéticos a menos de 10 watts, ¡lo que es comparable al foco de una bicicleta!. Ciertamente, el espejo tendría ahora que ser de un kilómetro y medio de diámetro, pero estaría hecho de unos pocos reflectores individuales pequeños, simples y baratos.
En otras palabras, con una colección de espejos, un láser pequeño, y una computadora para manejarlo todo, un extraterrestre conocedor y emprendedor podría generar señales detectables con apenas la energía que puede suministrar un puñado de baterías. No se requieren ni antenas gigantescas, ni trasmisores enormes. La trasmisión podría ser un experimento de feria científica extraterrestre.
Resulta interesante imaginar que los intentos extraterrestres de localizar otras inteligencias en la galaxia podrían no ser hechos por la burocracia en masivos programas societarios, sino por los esfuerzos personales de los jóvenes y de los osados.