Tres preguntas difíciles
Por :Veronica Diego
¿Cuándo realizar las preguntas adecuadas dice más que conocer las respuestas correctas? Quizás cuando se cruza la fructífera barrera entre la biología y la astronomía.
por Astrobiology Magazine.
En un universo colmado de estrellas, la búsqueda de vida es, en parte, un juego de números. Fuente: NASA/STScI/ESA
P: Aproximadamente, ¿cuántas estrellas hay en el universo?
R: Se estima que el número de estrellas en el universo visible es de 70.000 trillones o 70.000.000.000.000.000.000.000 (siete seguido de veintidós ceros).
Tan inmenso número puede ser comparado con una lista de aquellos más grandes imaginables con algunas referencias terrestres tomadas de una combinación de ciencia y poesía:
· Diez veces más que el número de granos de arena que hay en la Tierra.
· Once veces el número de tazas de agua que se extraerían de todos los océanos de la Tierra.
· Diez mil veces el número de granos de trigo producidos en la Tierra.
· Cien millones de veces más que el número de hormigas que hay en todo el mundo.
· Cien millones de veces el valor en dólares de todos los activos del mundo a precio de mercado.
· Diez mil millones de veces el número de células de un ser humano.
· Cien mil millones de veces el número de letras de los 14 millones de libros de la Biblioteca del Congreso.
El Terrestrial Planet Finder (Buscador de Planetas Terrestres) investigará aquellos planetas similares a la Tierra que orbiten aldededor de las 250 estrellas más cercanas. Fuente: NASA
En el área de la astrobiología, podría decirse que las analogías terrestres más significativas con el número de estrellas en el universo conocido son de hecho, biológicas: sólo una fecunda biosfera puede generar números tan grandes. El censo biológico terrestre cataloga actualmente alrededor de 28.000 especies que poseen columna vertebral; un minúsculo número de especies avanzadas (vertebradas) en relación a la ecosfera microbiana.
Para ahondar aún más en esta comparación se podría preguntar: ¿cuántas “cosas” vivas puede alojar la Tierra en su volumen?
Si una pulgada cúbica puede contener diez mil millones de células animales o vegetales y se apilasen estas células a través de la tierra y los océanos con un espesor de quince pies (unos cuatro metros y medio), el planeta sería una enorme masa repleta de biología (literalmente); se observaría vida tan lejos como el ojo pudiera llegar. El grosor de quince pies, a pesar del exceso de población de la tierra, es probablemente una infravaloración, dada la profundidad de la biosfera oceánica, más tridimensional, o los dominios de las especies aladas.
De este modo, el techo de la capacidad de la Tierra para la vida celular es inmenso, puesto que se podría envolver el planeta aproximadamente diez millones de veces más con el número de células vegetales o animales que con el número de estrellas del universo visible. En comparación con 70.000 trillones, se estima que la capacidad celular terrestre puede ser lo que se denomina quintillón o diez elevado a la trigésima potencia.
“En este singular planeta llamado Tierra, coexisten (entre otras innumerables formas de vida) algas, escarabajos, esponjas, medusas, serpientes, cóndores y secuoyas gigantes. Imaginemos estos siete organismos vivos alineados uno tras otro. Si no lo supieramos, difícilmente creeríamos que todos ellos proceden del mismo Universo y mucho menos del mismo planeta'. (Neil DeGrasse Tyson, director del Hayden Planetarium). Fuente: NGS
P: ¿Cuántas estrellas han examinado los científicos hasta el momento?
R: Sin demasiado detalle, quizás unas 10.000. Depende de si la pregunta se refiere a si las estrellas son observadas en el espectro visual o como fuente de
ondas de radio. Además no es el número de estrellas en sí mismo, sino el número de planetas habitables lo que es importante.
Mediante el uso de radiotelescopios terrestres, el proyecto SETI@home de Berkeley acumula alrededor de 100 millones de señales de radio candidatas, y clasifica cerca de 200 de ellas como “interesantes”.
Para realizar observaciones directas, la misión francesa COROT (2004) examinará entre 50.000 y 60.000 estrellas con el propósito de encontrar unas pocas docenas de planetas terrestres y varios cientos de planetas gigantes gaseosos cercanos durante una misión de dos o tres años. La misión Kepler (2006), o Extrasolar Terrestrial Planet Detection Mission (Misión de Detección de Planetas Extrasolares Terrestres) está diseñada para buscar planetas en tránsito o del tamaño de la tierra que eclipsen a sus estrellas padre (en un estudio de 100.000 estrellas). Los científicos esperan encontrar miles de planetas, y quizás, 50 candidatos similares a la Tierra.
Uno de los objetivos del Terrestrial Planet Finder, TPF (Buscador de Planetas Terrestres) será encontrar y describir cualquier planeta parecido a la Tierra que orbite alrededor de las estrellas más cercanas. Esta investigación se centrará en la zona habitable, definida por la escala de temperaturas donde el agua líquida y por tanto, las condiciones para la formación de vida, puedan estar presentes. El TPF realizará observaciones detalladas de las atmósferas de los candidatos más prometedores para indagar acerca de la existencia de signos espectrales de habitabilidad y de vida. Los siguientes pasos más allá del TPF podrían incluir un “Planet Imager” (“Generador de Imágenes”) para ofrecer imágenes más detalladas y/o espectroscopia de los planetas encontrados por el TPF.
El reto para los astrobiólogos es determinar qué señales de vida pueden esperarse en cualquier planeta.
Saber qué buscar en un planeta con vida no es trivial. Cuando la astronave Galileo voló cerca de la Tierra en su camino a Júpiter, giró sus instrumentos hacia la tierra para buscar signos de vida. Aparte de señales de radio y de luces encendidas en la noche, los signos de vida procedentes de la Tierra eran sorprendentemente débiles. Había un intrincado color verde sobre los continentes (que conocemos como plantas terrestres) y sustancias químicas como dióxido de carbono, oxígeno, metano y nitritos, coexistiendo en la atmósfera; una imposibilidad química si no es provocada por algo como la vida.
P: Cuando se realiza una exploración de radio, ¿qué clase de señales se buscan?
R: La búsqueda SETI por radio supone una frecuencia relativamente tranquila, entre 1.000 y 10.000 MHz; apenas por encima de las frecuencias utilizadas por los buscas y algunos teléfonos celulares inalámbricos en 900MHz. Las moléculas más abundantes son tanto de hidrógeno, como de gas neutro en 1.420 MHz o combinado con oxígeno en 1.640 MHz. En el espectro de fondo que llueve sobre nuestro planeta procedente del espacio interestelar, esta tranquila región es llamada el “water-hole” (“la charca”) porque las moléculas de agua (necesarias para la vida tal como la conocemos en la Tierra) tienen esta vibración.
Los actuales logros de SETI comenzaron con un artículo escrito por los físicos Giuseppe Cocconi y Philip Morrison. Fue publicado en la prensa científica en 1959. Cocconi y Morrison sugerían que las frecuencias microondas entre 1.000 y 10.000 megahercios eran las más adecuadas para las comunicaciones interestelares.