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El universo de Darwin

El universo de Darwin

Por :Heber Rizzo

A través de casi toda la historia, la gente pensó que el cielo era inmutable y que la vida era como siempre había sido.

Muchos creían que la Tierra era el centro del Universo y que los humanos estaban, de alguna forma, ubicados “más arriba” que todas las otras criaturas. Luego vino, hace cuatro siglos, la revolución copernicana, y de pronto la Tierra se salió del centro del universo para tomar su verdadero lugar entre los planetas de nuestro sistema solar. Unos dos siglos y medio después, tuvo lugar otra revolución, cuando Charles Darwin reveló la verdadera relación entre los seres humanos y todas las otras formas de vida sobre la Tierra. Estas revoluciones son similares, en el sentido de que cambian la perspectiva, y nos informan mejor sobre nuestros orígenes y sobre nuestro futuro.

Ahora sabemos que todo cambia. En cuatro mil quinientos millones de años, la Tierra cambió desde una roca llena de cráteres, caliente y árida, hasta un mundo templado dominado por océanos y atestado de vida. También sabemos que la mayor parte de la vida que alguna vez existió sobre la tierra, se ha extinguido. La forma en que cambia la vida, con nuevas especies que aparecen mientras que otras desaparecen, tiene sentido únicamente gracias a Darwin y a su teoría de la evolución. Una perspectiva de cómo cambian las cosas con el correr del tiempo, es también útil en astronomía.

Cuando miramos más allá de la Tierra, hacia el espacio profundo, miramos hacia atrás en la historia y vemos que el universo y todo lo que contiene cambia con el tiempo. El universo de hace 13.700 millones de años no tenía estrellas, ni planetas, ni vida de clase alguna. El universo era muy simple entonces, compuesto solamente de hidrógeno y helio. Lentamente, nubes de esos dos gases colapsaron para formar estrellas, y el universo comenzó a evolucionar. Es que las estrellas son fábricas termonucleares que producen átomos más grandes a partir de los pequeños. Inicialmente el hidrógeno se convierte en helio, liberando energía en el proceso, lo que impide que la estrella colapse por su propia gravedad. Las estrellas más masivas forman átomos más grandes, como carbono, nitrógeno y oxígeno. Eventualmente, la estrella agota el combustible para su horno nuclear y “muere”. En el proceso eyecta hacia el espacio, a veces con una explosión espectacular, una fracción de su masa. La materia liberada por la estrella al morir es diferente al que la formó durante su nacimiento. El material eyectado es más rico en elementos pesados.

A medida que nuevas generaciones de estrellas se forman a partir de los restos reciclados de las generaciones anteriores, el contenido del universo comienza a cambiar. Se forman planetas rocosos. Se forman moléculas simples como las del agua y se reúnen en la superficie de estos planetas. La Tierra se formó luego de 8.000 millones de años y de la muerte de incontables estrellas. En nuestro planeta rocoso, comenzaron algunas reacciones químicas interesantes. Los científicos debaten entre ellos sobre el origen de la vida sobre nuestro planeta. El mecanismo exacto y el lugar de la “cuna de la vida” sobre la Tierra, permanecen cubiertos en el misterio. Sabemos, sin embargo, que el proceso comenzó con el mismo nacimiento del universo y pasó a través del fuego de la fusión en el corazón de las estrellas gigantes.

Como dijo Carl Sagan, estamos hechos de “material estelar”. Somos uno de los resultados de un proceso de evolución cósmica. No hay nada particularmente excepcional acerca de la Tierra. Los procesos químicos y físicos que ocurrieron aquí pueden ocurrir en cualquier otro lugar del universo. Nuestra moderna comprensión de los procesos que impulsan la evolución astronómica y biológica genera en los astrónomos de SETI un enorme optimismo. Si la inteligencia evolucionó aquí, puede evolucionar en cualquier parte, y tenemos la tecnología para hallarla si nuestros análogos están utilizando el espectro electromagnético para comunicarse, como lo hacemos nosotros.

Mientras paso el 195 aniversario del nacimiento de Darwin en los terrenos del Observatorio de Arecibo, me encuentro a mí mismo contemplando cosas como telas de araña, nebulosas, y el proceso de la misma contemplación. De parte de todos nosotros los humanos que llevamos adelante viajes de exploración en el cosmos, ¡feliz cumpleaños, Charles!
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