A lo largo de la historia han sido muchos los que se han preguntado si el hombre estaba s�lo en el universo. En tiempos no muy lejanos, incluso quiz�s ahora, no comprend�amos por completo el lugar de nuestro peque�o planeta en el cosmos, y hasta principios del siglo XX todav�a se consideraban equivalentes los t�rminos de galaxia y universo.
Hoy en d�a sabemos que el Sol y los planetas de nuestro sistema no giran entorno a la Tierra, sino que nuestro planeta es apenas un min�sculo punto entorno a una estrella cualquiera entre las m�s de 130.000 millones que componen nuestra galaxia, la Via L�ctea, que es una galaxia de tipo medio entre las miles de millones que componen la totalidad del universo.
Dado que el universo no est� centrado en nuestra existencia, cabe hacerse la pregunta de si las condiciones para el desarrollo de la vida se han podido dar en otros lugares
Frank Drake, pionero de los proyectos SETI cre� una f�rmula para determinar el n�mero de civilizaciones tecnol�gicas que pod�an existir en nuestra galaxia. Seg�n la F�rmula de Drake mediante unas variables cada persona puede calcular cuantos vecinos gal�cticos tendr�amos.
A�n no sabemos si una de cada diez estrellas tiene planetas, ni si de las estrellas con planetas en una de cada mil existe vida aunque sea de forma microsc�pica, y tampoco si la vida inteligente se desarrolla en un planeta de cada diez millones con vida microsc�pica, y a�n menos si de estos planetas en uno de cada diezmil la inteligencia acaba desarrollando una tecnolog�a similar (o superior) a la nuestra. Poner cifras a las proporciones supone simplemente una especulaci�n que depende del optimismo o pesimismo de cada uno respecto a la posibilidad de vida en otras estrellas, en la que pueden entrar en juego cuestiones de fe o predisposiciones en un sentido u otro, que hacen que muchas personas rechacen la posibilidad mientras que otras muestran su convencimiento hasta el punto de creer que esas otras civilizaciones est�n haciendo acto de presencia en nuestro planeta.
Al problema de la existencia o no de otras civilizaciones se une tambi�n el desconocimiento de su ubicaci�n y distribuci�n, con lo que podr�a haber 10,000 civilizaciones y ninguna estar dentro de nuestro radio de detecci�n con la tecnolog�a actual, o existir tan s�lo 10 civilizaciones, y que afortunadamente una o varias estuvieran en nuestras proximidades.
El echo es que si crey�ramos en la posibilidad de vida inteligente m�s all� de nuestros cielos contaminados, pero fu�ramos tan pesimistas como para creer que tan s�lo una de cada mil millones de estrellas pod�a albergar una civilizaci�n m�nimamente desarrollada tecnol�gicamente ya dispondr�amos de 130 vecinos, tan s�lo en nuestra galaxia. Pruebe a ser m�s positivo.
�Donde est�n?Nuestra estrella, a la que llamamos Sol, tiene una edad aproximada de 5.000 millones de a�os, mientras que las teor�as actuales consideran que la edad de nuestro universo es de 15.000 millones de a�os. Esto nos hace pensar que otras civilizaciones deber�an haberse desarrollado en otras estrellas mucho antes.
Enrico Fermi fue uno de los grandes f�sicos de la historia, galardonado con el Premio Nobel y form� parte del Proyecto Manhattan que di� a luz a la primera bomba at�mica. Mientras com�a con unos amigos que le comentaban las enormes posibilidades de existencia de vida extraterrestre, formul� la siguiente pregunta �Si hay tantas posibilidades porqu� no han venido aqu�? Esta pregunta se conoce como la "paradoja de Fermi".
Cualquier civilizaci�n avanzada con un m�nimo grado de ambici�n colonialista, habr�a enviado sus naves a poblar los sistemas habitables m�s cercanos, y estos a su vez habr�an colonizado otros sistemas una vez se hubieran desarrollado. Parece que aunque viajaran en naves tan lentas como las nuestras, a�n necesitando 1000 millones de a�os deber�an de haber colonizado ya toda la galaxia.
Hay quien utiliza la paradoja de Fermi para justificar la presencia de naves extraterrestres en nuestro planeta, y hay quien la utiliza para rechazar la idea de presencia de vida en otras estrellas. Lo cierto es que quiz�s otras especies carezcan de nuestro grado de ambici�n colonialista, o consideren que realizar un viaje de tan largo como el que hemos indicado a 47 Uma, sin tener la seguridad de encontrar un planeta habitable no justifica el riesgo, o hay una civilizaci�n con ese empe�o en estos momentos ... o desconocemos en estos momentos las limitaciones de los viajes interestelares.
�Que ventajas supondr�a un contacto?Una vez m�s existen posturas muy diferentes sobre los inconvenientes y las ventajas del descubrimiento de otra civilizaci�n. Por una parte se ha dicho que el saber que no estamos solos en el universo, nos har�a darnos cuenta de que nuestras diferencias, por las que vamos a la guerra, son m�nimas, y que contribuir�a a la paz mundial, al tiempo que encontrar otra civilizaci�n, probablemente m�s avanzada, nos permitir�a superar enfermedades como el c�ncer y dar un salto tecnol�gico. Pero adem�s de esta versi�n optimista, tambi�n hay los que creen que ser�a peligroso descubrir nuestra posici�n a una raza hostil, lo cual facilitar�a una posible invasi�n, adem�s entrar�an en crisis las creencias religiosas lo que redundar�a en una inestabilidad general. Tanto una posici�n como la otra parecen especulaciones basadas en novelas y pel�culas de ciencia-ficci�n.
La verdad es que no sabemos las consecuencias del descubrimiento de otra civilizaci�n, aparte del evidente impacto social que supondr�a el conocimiento de la existencia de otros seres "similares", pero es poco probable que sus conocimientos m�dicos fueran exportables a nuestra especie, ya que provendr�an de una evoluci�n diferente. Con un programa SETI nos limitamos a escuchar, por lo que no damos a conocer nuestra posici�n, y en caso de descubrir una se�al se podr�a discutir la conveniencia o no de contestar. De todos modos m�s delante veremos que en realidad ya estamos enviando mensajes : No importa, es improbable que pudieran invadirnos dada las enormes distancias que nos separar�an (Ver el ejemplo de 47 Uma), y las limitaciones, seg�n nuestros conocimientos actuales, impuestas por la teor�a de la relatividad.
�C�mo contactar?Como somos una civilizaci�n tecnol�gicamente joven, nos encontramos en el inicio de la era de las telecomunicaciones. Apenas llevamos 50 a�os en esta era, y parece evidente que cualquier otra civilizaci�n tecnol�gica estar� mucho m�s avanzada que nosotros en este aspecto.
Los aficionados a Star Trek pueden pensar que otra civilizaci�n utilizar� pulsos de taquiones, gravitones, etc., tecnolog�as que s�lo podemos imaginar, o alguna que no hayamos imaginado todav�a. Efectivamente, probablemente habr�n realizado descubrimientos m�s eficaces que nuestra tecnolog�a de ondas de radio, pero sin duda conocer�n esta forma de comunicaci�n que resulta adem�s muy �til para estudiar el universo.
El coste de realizar llamadas interestelares es bastante alto para nuestro estado de desarrollo, sobretodo porque no sabemos cual es la direcci�n correcta, y aunque ya hemos realizado alguna, nos resulta mucho m�s econ�mico escuchar, y que las civilizaciones que tengan resuelto el problema del coste energ�tico de realizar la llamada (por fusi�n nuclear, por ejemplo), lancen su mensaje con la esperanza de civilizaciones como la nuestra lo escuchen.
Hay proyectos SETI que buscan otro tipo de se�ales, como pulsos en la luz de las estrellas. La idea es bastante simple : Hay unas estrellas que brillan m�s, y otras que brillan menos. El brillo depende adem�s del tama�o y tipo de la estrella, de la distancia a que se encuentre de nosotros. Un rayo l�ser no puede ser m�s brillante que una estrella, pero si tiene suficiente potencia, a una distancia por ejemplo de 50 a�os luz, la estrella perder�a mucho brillo, y el l�ser no tanto. Para alguien que observara la estrella desde los 50 a�os luz de distancia, cuando encendi�ramos el l�ser en su direcci�n le parecer�a que nuestra estrella brillaba m�s, y cuando lo apag�ramos que brillaba menos, con lo que se podr�an emitir mensajes mediante pulsos de luz.
El problema de las comunicaciones por ondas de radio, es que necesitamos saber tambien en que frecuencia nos pueden estar llamando. El funcionamiento es similar a una radio : Si est�n dando nuestro programa favorito en los 93.9 Mhz de la FM pero nosotros estamos escuchando los 104.7 Mhz, nos perderemos ese programa tan interesante.
Afortunadamente, cuando escuchamos el espacio con nuestros radiotelescopios, observamos que existen muchas interferencias provocadas por en parte por la radiaci�n de fondo (un resto del famoso Big Bang), y en parte por fuentes naturales como estrellas, quasars, pulsars, etc. y en medio de todo ello, una zona en la que sorprendentemente hay muy pocas interferencias, por lo que resultar�a muy interesante para alguien que deseara transmitir un mensaje interestelar.
Da la casualidad de que dentro de esta zona se encuentran las frecuencias del Hidr�geno neutro (1420Mhz), el elemento con m�s presencia en el universo, y del Ox�geno (1667 Mhz). Todos conocemos que el agua est� formada por Hidr�geno y Ox�geno, y la importancia del agua para la existencia de vida, as� que si unimos un fuerte valor simb�lico al hecho de que estas frecuencias est�n situadas en la zona sin interferencias, las apuestas est�n a favor de que una civilizaci�n que env�e un mensaje con la esperanza de que sea escuchado, lo env�e en esta zona conocida como "agujero de agua".
RadiotelescopiosNuestros instrumentos para escuchar las se�ales del espacio son los radiotelescopios.
Un radiotelescopio es por decirlo de alguna manera como una antena parab�lica casera que capta las se�ales de los sat�lites, y las interpreta a trav�s del receptor que tenemos en el comedor de casa. Las se�ales de los sat�lites son lo suficientemente fuertes y cercanas para que antenas de 60 u 80 cent�metros de di�metro puedan captarlas. Las se�ales de algunos sat�lites nos llegan m�s d�biles, por lo que son necesarias antenas mayores.
Las se�ales procedentes de galaxias, estrellas, quasars y otros objetos astron�micos (y naturalmente otras posibles civilizaciones) nos llegan desde muy lejos, y por lo tanto m�s d�biles, por lo que no son captadas por una antena parab�lica dom�stica, y se hace evidente la necesidad de antenas m�s grandes. As� la antena de Arecibo, en Puerto Rico, con sus 304 metros de di�metro es la mayor del mundo, y por lo tanto la m�s adecuada para captar una se�al muy d�bil. La antena DSS-61 en Robledo de Chavela tiene 34 metros de di�metro, y aunque no puede captar se�ales tan d�biles como Arecibo, tiene otras ventajas, como ser orientable, mientras que Arecibo est� fija y s�lo puede examinar una parte del cielo.
Lo importante es escuchar�Porqu� debemos escuchar con un radiotelescopio de 34 metros cuando hay otros m�s grandes y capaces de captar m�s se�ales? Seguro que esa pregunta ya ha pasado por su cabeza.
Aparte de que Arecibo est� fijo, hay otros radiotelescopios m�s grandes que Robledo de Chavela y que son orientables. El problema es que las antenas de los radiotelescopios son por lo general unidireccionales, �sea que s�lo escuchan en una direcci�n, y desconocemos desde que direcci�n puede llegarnos esa posible se�al. Por eso es necesario tener en marcha el m�ximo de proyectos SETI posible, pues contra m�s antenas, m�s partes del cielo cubrimos al mismo tiempo.
Los radiotelescopios omnidireccionales son mucho menos sensibles. Durante los a�os 60 fueron utilizados por los rusos en sus programas SETI, suponiendo que si exist�an cientos de civilizaciones, algunas de ellas emitir�an con la potencia suficiente para ser captadas con radiotelescopios de este tipo.
Las se�ales de radio viajan a la velocidad de la luz, lo que quiere decir que no est�n ah� quietas esperando a que las escuchemos. En estos momentos un mensaje de otra civilizaci�n puede estar llegando a la Tierra, y se perder� porque no hay ning�n radiotelescopio apuntando en esa direcci�n. Si tenemos suerte y ellos han detectado que entorno a esta estrella vulgar, hay un planeta con condiciones de vida, o han captado alguno de nuestros mensajes, quiz�s lo vuelvan a intentar.
Nuestros mensajesEn 1974 Frank Drake, emiti� desde el radio telescopio de Arecibo un mensaje de 2 minutos en direcci�n al c�mulo de estrellas M13. Este mensaje no fue m�s que un acto simb�lico, pues M13 est� situado a 25.000 a�os luz, por lo que no esperamos respuesta hasta dentro de 50.000 a�os, pero al enviar un mensaje con una potencia de varios billones de vatios, se abr�a el camino de los mensajes interestelares.
El sello de esta carta result� muy caro en t�rminos energ�ticos y econ�micos, y no podemos permitirnos el lanzar millones y millones de vatios en todas direcciones con la esperanza de que alguien escuche nuestra llamada, pero esperamos que otra civilizaci�n m�s avanzada si pueda permit�rselo.
Diariamente ondas de radio escapan accidentalmente de nuestro planeta procedentes de emisoras de radio y televisi�n. Estas ondas no se emiten con la potencia necesaria para que sean captadas en otras estrellas, y adem�s ni siquiera se transmiten en la zona de frecuencias de baja interferencia, por lo que en contra de a creencia popular, es muy improbable que puedan ser captadas por otra civilizaci�n.
Un tipo de se�al que podr�a ser captado por nuestros vecinos es la que emitimos cuando realizamos emisiones de radar planetario. A menudo enviamos se�ales muy potentes al espacio para que "reboten" en planetas y asteroides, y nos devuelvan informaci�n que podamos procesar electr�nicamente. Aunque estas se�ales no se emitan en las frecuencias m�s adecuadas tienen la suficiente potencia para llamar la atenci�n de alg�n vecino que est� lo suficientemente cerca para captarlas.
�Que mensaje esperamos recibir?En principio no es muy probable que el primer mensaje contenga los planos de una m�quina para viajar a visitarles, ni una cadena de ADN para que podamos sintetizar un extraterrestre en nuestros laboratorios.
El mensaje no tiene por que ser una imagen. Pero el mensaje ha de esconder que detr�s de la se�al hay una inteligencia.
Utilizando la analog�a de un interruptor, si cuando el interruptor esta encendido decimos que la corriente es 1, y cuando est� apagado decimos que es 0, y utilizamos el mismo m�todo para decir que cuando recibimos se�al hay un 1, y cuando no es 0, las siguientes se�ales ser�an muy v�lidas :
Se�al 1 : 111111111111111111111111111111111111111111111Como se observa, si apuntamos nuestra antena en una direcci�n y recibimos una se�al repetitiva que sabemos no puede estar causa por la naturaleza (hay que descartar que el origen sea un p�lsar, por ejemplo), sabremos que proviene de otra civilizaci�n.
Verificaci�nNaturalmente antes de hacer soltar las alarmas hay que verificar la se�al, y para ello la se�al debe de desaparecer cuando movemos la antena y dejamos de apuntar en esa direcci�n, y debe de volver a aparecer cuando volvemos a apuntar la antena hacia las mismas coordenadas.
Habremos de comprobar que no se trate de un sat�lite, o cualquier se�al originada por el hombre, y finalmente comprobar que no se trata de una interferencia local, para lo que pedir�amos confirmaci�n de la se�al a otro radiotelescopio situado a bastante distancia.
Si el radiotelescopio de referencia confirma la se�al se seguir�an los procedimientos est�ndar para dar a conocer el descubrimiento a la comunidad cient�fica, y finalmente al p�blico.
Objetivos del proyecto SETI de Robledo de Chavela.El principal objetivo que nos marcamos es aprender de la experiencia y colaborar con instituciones educativas para que sus alumnos puedan participar en el desarrollo de un gran proyecto cient�fico de telecomunicaciones con un enfoque original, capaz de llamar su atenci�n.
Al mismo tiempo el proyecto deber�a servir para que en los colegios y universidades interesados se realizaran actividades relacionadas no tan s�lo con la tecnolog�a SETI, sino con el conocimiento del universo que nos rodea, el proceso de formaci�n de estrellas y planetas, t�cnicas de detecci�n de planetas, el origen y desarrollo de la vida en la Tierra, etc.
Conclusi�nLa b�squeda de inteligencia extraterrestre se encuentra en su fase de inicio, y nadie puede asegurar que un proyecto de estas caracter�sticas pueda dar fruto, y menos a corto plazo, pero al mismo tiempo somos cada vez m�s conscientes del peque�o papel que jugamos en el universo y de que las circunstancias para el desarrollo de la vida se pueden dar en otros lugares.
Han pasado los tiempos en que el hombre era el centro del universo, y conforme nuestras nuevas tecnolog�as nos ofrecen el descubrimiento de nuevos planetas, se vuelve m�s l�gica la pregunta �Estamos solos?
El proyecto SETI de Robledo de Chavela es nuestra aportaci�n al intento de resolver a esta pregunta.