Enviado por : Heber Rizzo
2005-07-13 18:13:00


Tres soles para un planeta

La constelación del Cisne nos muestra una maravilla hasta ahora escondida: un exo-planeta gigante iluminado por un sistema solar triple.

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Concepción artística de los tres soles y del recientemente descubierto planeta tipo Júpiter, desde la perspectiva de una hipotética luna que orbita el planeta. El gran sol amarillo ya está a medio camino sobre el horizonte, pero los soles naranja y rojo son todavía visibles en el cielo. (cliquear la imagen para un tamaño mayor)
Crédito: Caltech
Pasadena, California.- Ha sido descubierto un planeta extraordinario, iluminado por tres soles, en la constelación de Cygnus (el Cisne).

Maciej Konacki, un científico planetario del Instituto Tecnológico de California (Caltech) ha utilizado el telescopio de 10 metros Keck I en Hawai y una nueva tecnología desarrollada por él para realizar su hallazgo.

El nuevo mundo es un poco mayor que Júpiter, y el descubrimiento promete retar seriamente nuestras ideas actuales sobre la formación planetaria.

El planeta en cuestión orbita la estrella principal de un sistema estelar triple conocido como HD 188753 que se encuentra a unos 149 años luz de la Tierra. La distancia que separa a las estrellas entre sí es muy pequeña, similar a la existente entre el Sol y Saturno.

Un observador situado en la superficie del planeta podría llegar a ver tres brillantes soles en el cielo. De hecho, la estrella que orbita el planeta se vería como un objeto realmente enorme, dado que el “año” del planeta es de apenas tres días y medio de largo. Y se vería de color amarillo, ya que la estrella principal de HD 188753 es muy parecida a nuestro Sol. En cuanto a los otros dos soles, el mayor sería de color naranja, y el más pequeño de color rojo.
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Esta imagen en el infrarrojo cercano del Telescopio Keck muestra el sistema HD 188753. El planeta orbita la estrella primaria (A), mientras que la secundaria (B) está en realidad compuesta por dos estrellas tan cercanas entre sí que no pueden ser resueltas individualmente. Los componentes A y B están separados por distancias que van de 6 a 18 unidades astronómicas. El centro común de masa del sistema está más cerca de B, ya que la masa combinada de las dos estrellas es mayor que la masa de la primaria.
Crédito: Sky& Telescope / Maciej Konacki / W. M. Keck Observatory.

Konacki se refiere a este nuevo tipo de mundos como “planetas Tatooine” a causa de que recuerdan a la visión que Luke Skywalker tenía de su mundo natal en la primera película de “Star Wars”.

“El ambiente sería verdaderamente espectacular”, dice Konacki. “Con tres soles, el cielo debe ser realmente algo fuera de este mundo”.

Sin embargo, Konacki señala que el hecho mismo de la existencia del planeta en un sistema estelar múltiple es, en sí mismo, algo asombroso.

Hasta ahora, los investigadores han encontrado la mayoría de los planetas extrasolares utilizando una técnica que resulta más fácil de emplear en los estudios de las estrellas solitarias. En general, los expertos evitan los sistemas estelares binarios y múltiples no solamente porque las técnicas actuales fallan en sistemas tan complicados, sino porque también las teorías de formación de sistemas planetarios sugieren que es muy improbable el nacimiento de planetas en tales ambientes.

El gran avance de Konacki fue posible gracias a su desarrollo de un nuevo método que le permite medir con alta precisión las velocidades de todos los miembros de los sistemas estelares binarios cercanos y múltiples cercanos. El planeta de HD 188753 es el primero que encuentra en su investigación.

“Si pensamos que los mismos procesos básicos llevan a la formación de planetas alrededor de estrellas solitarias y de componentes de sistemas estelares múltiples, entonces dichos procesos deberían ser igualmente posibles sin tener en cuenta la presencia de estrellas compañeras”, dice Konacki. “Los planetas de los sistemas estelares complicados pondrán a dura prueba nuestras teorías sobre la formación planetaria”.

Hoy en día se conocen más de 20 planetas del tipo “Júpiter caliente”, es decir, planetas extrasolares gigantes con un período orbital de entre tres a nueve días.

Se piensa que estos planetas se forman en un disco de gas y materia condensada a una distancia de tres o más unidades astronómicas (una unidad astronómica equivale a 150 millones de kilómetros, la distancia Sol-Tierra), donde la cantidad de material es suficiente como para producir un núcleo capaz de capturar gas en cantidad suficiente como para dar nacimiento a un planeta gigante.
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Telescopios gemelos Keck I y Keck II.
Crédito: W. M. Keck Observatory

Después de su formación, se cree que estos planetas migran hacia el interior del sistema, hasta ubicarse en sus actuales órbitas muy cercanas a su estrella primaria.

Según las teorías actuales, si la estrella primaria es orbitada por una compañera estelar cercana, el tirón gravitatorio de esta última truncaría el disco protoplanetario de la estrella principal. En el caso de HD 188753, las compañeras estelares truncarían ese disco a una distancia de apenas 1,3 unidades astronómicas, lo que no dejaría lugar para la formación de un planeta gigante.

“Cómo se formó este planeta en un ambiente tan complicado resulta verdaderamente enigmático. Creo que todavía tenemos mucho que aprender sobra la forma en que nacen los planetas gigantes”, dice Konacki.

Su investigación fue financiada por la NASA.

Recopilado y redactado para Astroseti.org por
Heber Rizzo Baladán
Junio 13, 2005



Fuentes utilizadas
-- Caltech News
-- Astronomy.com
-- Sky & Telescope



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