Enviado por : Michael Artime 2025-02-14 02:51:00 La moda de las dietas absurdas
Según lo acostumbrado, publicamos la columna mensual del profesor Novella en el New Haven Advocate. Sus argumentos siguen sin perder peso, aunque parece ser que sus conciudadanos también. La moda de las dietas absurdas O por qué la dieta Atkins y otras similares son para primos. Por Steven Novella (Doctor en medicina)- 27 Enero 2005 ¿Qué tal le va con esa dieta baja en hidratos de carbono? Tal vez esté llevando a cabo una dieta baja en grasas, o quizás esté siguiendo un plan de sustitución de comidas, asistiendo a grupos de apoyo, o tomando suplementos dietéticos. A estas alturas ya no es noticia que los norteamericanos somos gordos, y que seguimos engordando. Dos tercios de los habitantes de EE.UU. sufren sobrepreso u obesidad, y esta nueva epidemia se extiende a toda su demografía, jóvenes incluidos. En las últimas décadas la “industria del adelgazamiento" ha ido abultándose al mismo tiempo que lo hacía la línea de los estadounidenses, gracias a una plétora de productos y planes de comida destinados a los desesperadamente fornidos. A pesar de lo extendido que están los planes dietéticos y los suplementos alimenticios, los norteamericanos han continuado creciendo a lo ancho, con el subsiguiente incremento de las enfermedades asociadas al peso, tales como las dolencias coronarias y la diabetes. La culpa la podemos encontrar en todas partes, aunque el estilo de vida Americano se encuentra en primera línea. Los estadounidenses son más sedentarios que nunca, pegados a sus televisiones y computadoras y dedicando cada vez menos tiempo a las actividades físicas. Al mismo tiempo comemos más: los americanos poseemos una glotonería legendaria, una dieta absolutamente XXL. Ambos aspectos, el sedentarismo y los tamaños de las porciones de comida se han incrementado, y los americanos, como era de prever, han ido engordando más y más, pese a la multitud de manuales de autoayuda para la pérdida de peso que llenan las estanterías de las librerías. Pero parece razonable culpar parcialmente a la propia industria de adelgazamiento, que engaña a la gente con malos consejos y productos que simplemente no funcionan. El problema es que los consejos y productos que se venden al consumidor no están en consonancia con los avances científicos que se han conseguido en materia de nutrición y pérdida de peso a lo largo de estos últimos años. En el mercado, predomina la pseudo-ciencia, ofreciendo respuestas sencillas a preguntas complejas – y chutes fáciles y rápidos contra problemas difíciles. Lo que verdaderamente necesita Norteamérica es algo práctico, razonable, duro y basado en evidencias. De modo que aquí lo tenemos. El secreto de la ciencia para triunfar perdiendo peso y para controlarlo a largo plazo es… ¡comer menos y hacer más ejercicio! Eso es. Se trata de un formula inevitable que determina nuestro peso – ingesta de calorías contra gasto de calorías. Las calorías son solo una forma de medir la energía, y nosotros obtenemos la energía a partir de la grasa, proteínas y carbohidratos (azúcares) de la comida. Almacenamos la mayor parte del exceso energético en forma de grasa corporal (y algo en proteínas y carbohidratos). Nuestros cuerpos queman calorías para el sustento de las funciones vitales básicas y para el desarrollo de las actividades físicas. Por ello, su peso es en última instancia una función matemática – restar las calorías que se queman de las de la ingesta, lo cual nos da la cantidad de calorías (y por ende, la cantidad de grasa) que usted gana o pierde. El problema de la mayor parte de las dietas de moda pasajeras para perder peso es que ignoran o minimizan esta realidad fundamental e inexorable. En lugar de eso, ponen el énfasis en los tipos de calorías que se comen – grasa, proteína o glucosa. Las dietas Atkins, South Beach, y Zone promueven una alimentación baja en hidratos de carbono y alta en grasas y proteínas. La dieta Pritikin promueve una ingesta baja en grasas. Sin embargo todas ellas claman por, o implican fuertemente, un ajuste del tipo de calorías, en lugar de un ajuste en la cantidad ingerida, para que la grasa se derrita sin esfuerzo. Sin embargo existe una ingente cantidad de investigaciones clínicas que indican claramente que lo único que importa es la cantidad total de calorías. De hecho, al centrarse en el tipo de calorías en lugar de su cantidad, las dietas de moda son probablemente contraproducentes. (Además, el tipo de alimentos que comemos son importantes para el conjunto de la salud, y pueden limitar el riesgo de enfermedades específicas, como las enfermedades cardíacas y la diabetes, por lo que para la pérdida de peso, el total de calorías triunfa sobre el tipo de estas). Para empeorar el asunto, los principales medios de comunicación, puntos de venta y promotores de dietas específicas, han hecho un mal trabajo al trasladar información inexacta al consumidor. En plena locura Atkins, muchos medios se lanzaron rápidamente a promocionar de forma exagerada ciertos estudios que mostraban que la dieta baja en carbohidratos “funcionaba”. Lo que en realidad demostraban esos estudios es que la pérdida de peso era muy leve y que estaba relacionada directamente con la ingesta calórica total. Las dietas bajas en hidratos de carbono parecen relacionarse con una atenuación del hambre, y por ello con una disminución de las porciones a la hora de comer, pero este efecto es modesto y a corto plazo, durando solo de tres a seis meses. No existe ningún estudio que demuestre ventajas a largo plazo en las dietas bajas en carbohidratos (o en cualquier dieta en particular). Y eso trae a colación el otro gran asunto olvidado por los promotores de dietas pasajeras – las ventajas o efectos a corto plazo carecen de sentido. Lo que necesitamos son estrategias para una pérdida de peso sostenida y a largo plazo. Las dietas de moda a la larga casi siempre fallan, ya que la mayoría de la gente las encuentra monótonas e insostenibles. La gente quiere sus grasas y carbohidratos. Es hora de que los norteamericanos nos enfrentemos a la fea realidad: no existe ningún milagro que implique una pérdida de peso, de forma sencilla, ahí afuera. Debemos estar alerta y saber qué y cuánto comemos; come menos de lo que quieres o de lo que sueles comer, controla tu peso y haz ejercicio regular. Debemos librarnos de los disparates antes de librarnos de los kilos. Steven Novella es profesor asistente de neurología en la Escuela de Medicina de Yale y presidente de la Sociedad Escéptica de Nueva Inglaterra (www.theness.com). [email protected] Traducido por Miguel Artime para: ![]() Otros artículos del autor * Septiembre 2004 - Una idea cuyo tiempo pasó. * Octubre 2004 - ¡Evoluciona! * Noviembre 2004 - Abduciones alienígenas y enemas de café. * Diciembre 2004 - ¡Desvelados los secretos de la Psique! * Enero 2005 - La moda de las dietas absurdas. * Febrero 2005 - ¡Miren ahí, en lo alto! * Marzo 2005 - El propio Miedo. * Mayo 2005 - El señuelo de lo natural. * Junio 2005 - Ranas que levitan. * Julio 2005 - Asesinos de cereales. * Agosto 2005 - ¡Adios Sr. 'Nada de patatas'! * Septiembre 2005 - Extraña Cienciología. * Diciembre 2005 – Aire Caliente * Enero 2006 - Vendiendo humo * Marzo 2006 - Fuera de Matrix * Mayo 2006 - Curanderos cuánticos |
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