Fecha original : 2004-07-27
Traducción Astroseti : 2004-07-29

Traductor : Heber Rizzo
CLIMA

Profundidad Viviente




RESUMEN: A unos cinco kilómetros debajo de la superficie del océano espera una frontera relativamente inexplorada y no explotada. El Instituto Scripps está rastreando a los grandes animales que viven a esa profundidad, mientras comprueban la hipótesis de que este ecosistema único ha entrado en una fase de hambruna y de falta de alimentos.







Basado en un reporte de Scripps

Imagen de la especie Psychropotes longicauda en el lecho marino de la Estación M, a una profundidad de 4.300 metros.
Crédito: Scripps


Aunque cubre más de dos tercios de la superficie de la Tierra, buena parte del océano profundo permanece desconocido e inexplorado, y quedan muchas preguntas acerca de como su ambiente cambia a lo largo del tiempo. Un nuevo estudio liderado por científicos del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California, San Diego, ha arrojado nueva luz sobre cambios significativos del mar profundo a lo largo de un período de catorce años. Henry Ruhl y Ken Smith del Instituto Scripps muestran en el nuevo número de la revista Science que los cambios del clima en la superficie del océano pueden estar impactando sobre las comunidades de los grandes animales a más de 4.000 metros debajo de la superficie oceánica.

Se sabe que los importantes cambios climáticos tales como los eventos El Niño y La Niña afectan las áreas locales y regionales, pero Ruhl y Smith describen cómo tales cambios pueden extenderse también a las profundidades del océano, uno de los ambientes más remotos de la Tierra.

“Los grandes animales, del tipo que se podría observar si uno estuviera parado en el fondo del océano, pueden ser impactados por el clima de la misma forma en que los animales de las aguas llanas o de los ambientes terrestres”, dijo Ruhl.

En 1999, Smith y su colega Ronald Kaufmann mostraron que los animales que habitan el lecho oceánico estaban experimentando una carencia prolongada de alimentos. El nuevo estudio indica que los suministros de alimentos se han incrementado desde esa fecha, y que el clima, las provisiones alimenticias y la abundancia de grandes animales en el lecho oceánico, están relacionados.

Desde 1989 los miembros del equipo del laboratorio de Smith han estudiado una locación del mar profundo en el este del océano Pacífico norte. La “Estación M”, como ha sido denominada la locación, ha sido el lugar donde se ha realizado la más prolongada serie de estudios en cualquier área abisal del mundo.

Imagen del erizo de mar Echinocrepis sp., visible por su rastro sobre el trineo de la cámara.
Crédito: Scripps


“Es importante realizar los estudios de estos lugares en prolongadas escalas temporales, porque no se puede predecir lo que sucedería si se lo estudia solamente una vez”, dijo Smith, un biólogo investigador de la División de Investigación de Biología Marina en Scripps. “Si se tienen cambios como estos en una porción tan grande del globo, entonces habrá que prestarle atención”.

Ruhl y Smith utilizan fotografía temporizada, trampas sedimentarias y un montón de otros equipos para conseguir la información ecológica básica relacionada con la comunidad del lecho marino.

El artículo de Science muestra un marcado contraste en la estructura comunitaria de los diez animales móviles más dominantes antes y después del poderoso evento El Niño/La Niña de 1997-1998. Entre los animales examinados como parte del estudio se incluyen a los pepinos de mar, a los erizos y a las estrellas de mar.

Mientras que el número de algunos de los animales disminuyó cuando los suministros alimenticios fueron escasos durante el período de 14 años, ciertas otras especies parecieron medrar en esas condiciones. Por un número de razones posibles, algunos de estos animales tienen una ventaja competitiva durante los tiempos de escasez.

A lo largo de muchos viajes a la Estación M, los investigadores trabajaron a bordo del barco de investigación New Horizon (Nuevo Horizonte). Cada expedición comenzó con un viaje de 30 horas saliendo de San Diego y dirigiéndose hacia el noroeste, cubriendo unos 550 kilómetros. Comúnmente, los investigadores permanecieron en la Estación M por una semana o más para completar las varias tareas necesarias para recuperar, mantener y desplegar los instrumentos.

Una de las piezas clave del equipo que utilizaron es una cámara montada sobre un trineo que se mueve por el fondo oceánico. Una vez bajado de a bordo, el aparato necesita unas dos horas y media para alcanzar su destino, a más de 4.000 metros de profundidad. También realiza el viaje una red de recolección de animales pequeños, para que los científicos puedan capturar e inspeccionar los varios animales que se ven en la fotografía.

La cámara toma una fotografía cada cinco segundos. Una hora de imágenes puede significar semanas de análisis para los científicos. Cuarenta y ocho de tales secciones de fotografías (una sección puede tener más de kilómetro y medio de largo) fueron analizadas como parte del estudio.

“El océano es una fuente de alimentos para las poblaciones humanas, pero es también un lugar de depósito de residuos”, dice Smith. “Es importante considerar cómo se impacta el mar profundo. Desde ese punto de vista, es asombroso que no estudiemos con más detalles las profundidades del mar”.



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