El Partido VerdePlantas Poderosas que Han Cambiado el Mundo
Biólogos encargados de ciertos experimentos en el Space Shuttle (la Lanzadera Espacial) podrían estar un poco más cerca de comprender el funcionamiento del mayor recolector de energía en la tierra: una proteína presente en las plantas verdes llamada Photosystem I.
Un equipo de investigación alemán ha presentado recientemente los resultados de sus experimentos diseñados para cristalizar las moléculas Photosystem I en el Space Shuttle.
Durante la fotosíntesis, las células vegetales experimentan dos reacciones simultáneas cada una de ellas con un tipo diferente de proteína. Las moléculas de proteína Photosystem I usan la energía contenida en la luz del sol para transformar el dióxido de carbono en carbono y oxígeno. Esto provee de alimento a la planta en forma de carbohidratos, lípidos y ácidos nucleicos - los bloques básicos de la vida. Por otro lado, las moléculas de la proteína Photosystem II usan esta misma energía para separar el agua en hidrógeno y oxígeno que la planta usa para respirar.
Los rayos X, al pasar a través de una estructura cristalina, producen un patrón de interferencia que es una especie de negativo. Si se imagina la sombra que produce una valla de jardín - la forma de la sombra mostraría si las tablas de la valla son rectangulares o poseen otra forma. De una manera parecida, los rayos X al pasar a través de una proteína indican la forma de esta, dónde se localiza y, finalmente, cómo debe funcionar. Para la difracción por rayos X se necesitan cristales de alta calidad - compuestos de unidades ordenadas y repetidas de una proteína en particular. Alguno de los cristales que se han hecho crecer en condiciones de microgravedad en el espacio están ordenados de una manera mucho más perfecta que los cristales que se han hecho crecer en la superficie de la tierra. La microgravedad puede afectar también a la tasa con que las proteínas inician nuevos crecimientos. Los cristales espaciales han mostrado un volumen de 10 a 20 veces superior al conseguido por sus homólogos terrestres.
Las dos proteínas del Photosystem son las encargadas de mantener el equilibrio entre el agua y la temperatura y entre el oxigeno y el dióxido de carbono. También suplen de nutrientes a prácticamente cada uno de los seres vivos del planeta. Muchos de los organismos de la Tierra reciben su sustento directamente o indirectamente de la vegetación fotosintética. Sin las moléculas del Photosystem, la vida tal y como la conocemos dejaría de existir. Los experimentos en el espacio fueron realizados sobre unos organismos muy antiguos llamados cianobacterias, también conocidos como algas o bacterias azul verdosas. Como familia, esos organismos forman la base fundamental de toda la red alimentaria marina y a menudo se las conoce como 'el césped del mar'. Esos tempranos ancestros de las células de las plantas modernas (cloroplastos) fueron los primeros organismos oxigénicos terrestres en convertir la luz en energía. La proteína de las cianobacterias usadas en la investigación espacial, de la especie Synechococcus Elongatus, se encuentra hoy de manera abundante. Esta representa más de la mitad del total de la productividad de la biomasa de todos los entornos oceánicos abiertos y puede procesar hasta un 50 por ciento del exceso de gases de efecto invernadero de dióxido de carbono implicados en el actual debate sobre el calentamiento global.
Las investigaciones en el Space Shuttle están intentando descubrir que propiedades de las proteínas fotosintéticas son las que permiten la conversión de la energía solar. Mientras que los humanos sólo hemos dedicado unas pocas décadas al desarrollo de la tecnología solar, las plantas han perfeccionado la suya durante miles de millones de años. Mediante el estudio de como las plantas realizan esta notable hazaña, los investigadores esperan algún día desarrollar sistemas que usen la luz como fuente de energía. Identificando y estudiando las características del metabolismo de las proteínas quizás algún día se podrán usar para la prevenir la contaminación y para la limpieza del medio ambiente. Conociendo el Código
Algunas estimaciones sugieren que la biología humana depende de la acción de cerca de medio millón de enzimas y proteínas. Pero nosotros sólo tenemos una imagen tridimensional de la forma y función de menos del uno por ciento de esos complejos químicos. Desde 1984, el Space Shuttle ha portado experimentos para determinar la estructura de moléculas biológicamente importantes. Estas investigaciones han recopilado resultados para una gran cantidad de enfermedades humanas, desde Insulina para el control de la diabetes a la enzima Transcriptasa Inversa que, cuando se bloquea, inhibe la infección del VIH. Igual que en las células humanas, las proteínas Photosystem son traducidas desde aminoácidos en el interior de las células vegetales. Los aminoácidos tienen un alfabeto de 20 letras para cada unos de los 20 aminoácidos existentes (mostrados abajo como AAs). Esos aminoácidos son a su vez traducidos desde complejos vectores de ácidos nucleicos del ADN (codificados con las letras A,G,T y C). Una descripción del código molecular tiene el aspecto de un mensaje cifrado: AAs =FFLLSSSSYY**CC*WLLLLPPPPHHQQRRRRIIIMTTTTNNKKSSRRVVVVAAAADDEEGGGG empieza = ---M---------------M------------MMMM---------------M------------ Base1 = TTTTTTTTTTTTTTTTCCCCCCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGG GGGGG Base2 = TTTTCCCCAAAAGGGGTTTTCCCCAAAAGGGGTTTTCCCCAAAAGGGGTTTTCCC CAAAAGGGG Base3 = TCAGTCAGTCAGTGTCAGTCAGTCAGTCAGTCAGTCAGTCAGTCAGTCAGT CAGTCAGTCAG... Queda mucho trabajo por hacer para descubrir la forma y para detallar la manera en que las moléculas Photosystem consiguen su eficiencia al aprovechar la energía. Usando los resultados conseguidos en los experimentos en la lanzadera espacial, quizás algún día podremos entender con detalle como se producen estas transformaciones. Este tipo de experimentos hacen posible el estudio de proteínas que se habían resistido a una disección a nivel molecular o atómico. Proyecto Vida en el Límite Una buena ilustración de como la fotosíntesis proporciona equilibrio medioambiental es el terrarium. Una jarra sellada con una cuidadosa y equilibrada mezcla de organismos fotosintéticos puede sostenerse por si misma durante largos periodos de tiempo sin intercambiar nutrientes ni gases con el exterior. Este tipo de terrarium microbiológico puede mantener su equilibrio ecológico casi indefinidamente sin ningún tipo de cuidado o mantenimiento. El secreto de esta autosuficiencia es que estos organismos fotosintéticos de color verde o púrpura generan su propia fuente de vida a partir de la energía de la luz. Esta habilidad les permite dividirse y multiplicarse de manera estable. El proyecto de la NASA 'Life on the Edge' (Vida en el Límite) experimenta con alguno de los límites a este asombroso comportamiento. Después de encerrar diferentes mezclas de biomasa verde en recipientes estancos, estos organismos se congelan con un potente congelador hasta -80º Centígrados (unos -112 grados Fahrenheit), temperatura que excede el invierno antártico más frío (que es de -44.5º C o -48º F). Después de esto, los recipientes se abren y los investigadores hacen crecer estos organismos en un medio nutritivo para determinar su viabilidad. Algunos de estos ecosistemas se han conseguido revivir después de estar congelados a estas temperaturas y han continuado creciendo de una manera totalmente normal. Vida Embotellada
Una de las tareas del projecto de la NASA Life on the Edge (Vida en el Límite) es demostrar como un sistema cerrado a los nutrientes pero abierto a la energía de luz solar puede ser un sistema auto sostenido. Observando a estos microbios tan adaptables y amantes de lo extremo en entornos tan severos, los investigadores esperan conseguir una comprensión más profunda de hasta que punto la envoltura ambiental puede forzarse y aún sostener la vida. Esto puede ayudarnos a determinar si la vida puede permanecer de manera viable después de largas exposiciones a la duras condiciones de el espacio exterior. | |||||||||
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