De la intuición al descubrimientoCiencia - Historia
La Tierra fue destronada de su lugar como entidad suprema en el cosmos a principios del siglo 16, cuando Copérnico descubrió que nuestro planeta orbita al Sol. Su percepción, si bien aceptada a regañadientes, cambió el pensamiento occidental para siempre. En el amanecer del siglo 20, Edwin Hubble, utilizando lo que era entonces el mayor telescopio del mundo, en la cima del monte Wilson, encontró que las pequeñas nebulosas del cielo eran islas vecinas de estrellas, más allá de nuestra propia galaxia, y que cada una de ellas contenía centenares de miles de millones de estrellas. Las observaciones de Hubble probaron que los potenciales refugios de planetas habitables son incontables. Sin embargo, transcurrió casi todo un siglo sin que se hallaran pruebas convincentes de la existencia de planetas alrededor de las estrellas más cercanas. En varias ocasiones se anunciaron descubrimientos de tales planetas, solamente para ser después rechazados. Esperanza y desencanto Como los planetas son demasiado pequeños y lejanos como para ser observados directamente, los astrónomos han intentado discernir su existencia detectando sus efectos sobre la estrella madre. Hacia fines de los '60, el astrónomo Peter van de Kamp alegó haber detectado dos planetas utilizando esta técnica. Sin embargo, las observaciones subsecuentes no pudieron verificar la existencia de ningún planeta alrededor de la Estrella de Barnard, la segunda estrella más cercana al Sol. Las perspectivas para el hallazgo de nuevos mundos alrededor de otras estrellas mejoraron en los '80 cuando el Dr. Bradford A. Smith, de la Universidad de Arizona en Tucson, y el Dr. Richard J. Terrile, del Laboratorio de Propulsión a Chorro, realizaron observaciones infrarrojas de un disco de polvo que rodeaba la estrella común Beta Pictoris.
Mundos verdaderamente extraterrestres El primer descubrimiento verdadero de un planeta llegó en 1994, cuando el Dr. Alexander Wolszczan, un radioastrónomo de la Universidad Estatal de Pennsylvania, informó de lo que él llamó 'prueba inequívoca' de sistemas planetarios extrasolares. Si bien los científicos aceptaron su afirmación, aquellos que esperaban evidencias de sistemas planetarios similares al nuestro se sintieron algo menos que eufóricos. Wolszczan había descubierto dos o tres objetos de tamaños planetarios en órbita alrededor de un pulsar, en lugar de una estrella normal, en la constelación de Virgo. Un pulsar es un remanente denso y de rápida rotación de una explosión supernova. Wolszczan realizó su descubrimiento observando las variaciones regulares en la radioseñal de pulso rápido del pulsar, indicativas de los complejos efectos gravitatorios de los planetas sobre la estrella muerta. Los orígenes de los inesperados planetas pulsares de Wolszczan son todavía materia de debate, pero hay poca controversia sobre un punto: estos mundos no podrían albergar vida tal como la conocemos. Estos acompañantes planetarios estarían permanentemente bañados por una radiación altamente energética, que los dejaría estériles e inhóspitos. Una avalancha de descubrimientos El primer descubrimiento de un planeta en órbita alrededor de una estrella similar al Sol llegó en 1995. El equipo suizo de Michel Mayor y Didier Queloz de Ginebra, anunció que había encontrado un mundo orbitando rápidamente en una abrasadora cercanía a la estrella 51 Pegasi. Su planeta tenía por lo menos la mitad de la masa de Júpiter, y como máximo dos veces la misma. Lo habían observado indirectamente, utilizando el método de velocidad radial (para más información sobre la detección por velocidad radial, vea Buscando Planetas). Estos anuncios marcaron el comienzo de una inundación de descubrimientos. Tres meses después, un equipo liderado por Geoffrey W. Marcy y Paul Butler de la Universidad Estatal de San Francisco y de la Universidad de California en Berkeley confirmó el descubrimiento suizo, y reveló dos planetas más. Hacia fines del siglo 20 se habían descubierto varias docenas de mundos, muchos de ellos como resultado de meses o años de observación sobre las estrellas cercanas.
Los astrónomos atribuyen en parte este aumento brusco en los descubrimientos a los avances tecnológicos de años recientes. Entre éstos se incluyen: • Mejoras significativas en los espectrómetros, instrumentos que separan a la luz estelar en sus colores componentes para su análisis. • Mejores sensores electrónicos que registran la luz estelar entrante recogida por la óptica de los telescopios. • El desarrollo de programas de computación que pueden discernir fiablemente las fluctuaciones de la luz estelar y el movimiento inducido por el tirón gravitatorio de compañeros invisibles. Más aún, la maduración de estas tecnologías ha llevado a una intensificación de las búsquedas y de la recolección de datos. Una nueva era de exploración Ninguno de esos nuevos mundos ha sido visto realmente. Todos son planetas masivos tipo Júpiter, y se considera improbable que abriguen vida tal como la conocemos. Muchos tienen períodos orbitales cortos. Si existen planetas como la Tierra, con masas menores y períodos orbitales más largos, su descubrimiento requerirá instrumentos más sensibles y años de observaciones precisas y sostenidas. Sin embargo, el sueño de otros mundos que esperan ser explorados, y la idea de que nuestro sistema solar no es único, se ha trasladado desde la especulación filosófica hacia la realidad. Estos descubrimientos albergan el potencial de modificar el pensamiento humano en una escala comparable a la revolución copernicana. El próximo capítulo de la breve historia de los descubrimientos de planetas extrasolares se está escribiendo en estos momentos. Nuevas herramientas y tecnologías visionarias que están en desarrollo nos permitirán pronto aprender más sobre estos cercanos sistemas planetarios. El Interferómetro Keck capturará las primeras imágenes de gigantes gaseosos más allá de nuestro sistema solar, mientras que la Misión de Interferometría Espacial será capaz de detectar evidencia de planetas un poco mayores que la Tierra. Mientras tanto, otros programas de búsqueda de planetas con base en tierra continúan entregando nuevos descubrimientos, dando a los científicos una visión más amplia de la diversidad de los planetas en nuestra galaxia. | |||||
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