La definición de la vida
Resumen (25 de Febrero de 2006): Para los científicos que están observando planetas y sistemas solares lejanos en busca de actividad alienígena, la profesora Carol Cleland, de la Universidad de Colorado en Boulder, sugiere que mantener una mente abierta es un asunto de primera importancia.
Basado en un comunicado de la UC Boulder
Para los científicos que están observando planetas y sistemas solares lejanos en busca de actividad alienígena, la profesora Carol Cleland, de la Universidad de Colorado, en Boulder, sugiere que mantener una mente abierta es un asunto de primera importancia. Para Cleland, profesora de Filosofía y miembro del Centro de Astrobiología de la Universidad de Colorado (fundado por la NASA), intentar definir la vida puede ser un error, ya que tal definición se basaría en un solo ejemplo: la vida en la Tierra. Según dijo Cleland, probablemente la mejor estrategia sea desarrollar una “teoría general de los sistemas vivientes”. Muchos biólogos están de acuerdo con el hecho de que, actualmente, la mejor definición de sistemas vivientes es la “definición química darwiniana”, que implica sistemas químicos autosuficientes que experimentaron la evolución a un nivel molecular, sostuvo Cleland. Pero la teoría se limita con respecto a que la vida en la Tierra probablemente resultó de “contingencias” físicas y químicas presentes en el momento de su origen en el planeta. “Lo que realmente necesitamos es buscar sistemas físicos que desafíen nuestro actual concepto de vida, sistemas que se parezcan a la vida que conocemos y que difieran de ella de manera provocativa”, dijo la profesora. Cleland participó en el simposio de Astrobiología en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, llevada a cabo en St. Louis, entre el 16 y el 20 de Febrero. En 1976, por ejemplo, la nave Viking 1 de la NASA llevó a cabo experimentos autónomos en Marte mezclando muestras de suelo con nutrientes marcados radioactivamente para determinar si se podían detectar “eructos” metabólicos de posibles microbios extraterrestres, dijo. Si bien lecturas positivas convencieron a por lo menos algunos científicos del equipo de que había vida presente, una investigación posterior por un segundo instrumento de la nave Viking falló al buscar evidencias de moléculas orgánicas sobre la superficie del planeta. “Al principio, los científicos estaban listos para descorchar el champagne”, dijo Cleland. “Pero como la investigación subsiguiente produjo resultados desconcertantes que no se ajustaban a la definición metabólica original de la vida con la que estaban trabajando, la NASA concluyó que la señal original no era una prueba de la existencia de vida. Este es un experimento aún hoy se encuentra en debate, y es un clásico ejemplo de anomalía”. Cleland afirmó que, si bien hay más de 100 combinaciones de ácidos nucleicos en la naturaleza, la vida terrestre construye todas sus proteínas a partir de solamente 20 de ellas, lo que sugiere un único origen para la vida en la Tierra. “Es muy difícil generalizar acerca de la vida basándose en solo un ejemplo”, dijo. Un artículo de Cleland y la profesora Shelley Copley, del departamento de biología celular, molecular y desarrollo de la Universidad de Colorado, Boulder, publicado en línea el 16 de Enero en el International Journal of Astrobiology, explora la idea de que puede existir una “vida microbiológica alternativa” en la Tierra. Para las autoras, una “biosfera en la sombra” de este tipo podría tener una arquitectura molecular y una bioquímica diferente a la vida conocida y sería indetectable con las técnicas actuales como la microscopía, el cultivo celular y la amplificación mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
A pesar de los nuevos equipos de sofisticados instrumentos desarrollados en los últimos años, la capacidad de los científicos para detectar vida en Marte o en otros sistemas solares es probablemente muy limitada, dijo Cleland. “Si el ADN de un organismo alienígena fuera incluso ligeramente diferente del ADN de la vida en la Tierra, con una serie diferente de bases nucleicas que codificaran la información genética, probablemente no seríamos capaces de reconocerlo”. Entonces, ¿qué podría haber allí afuera? “No es muy descabellado imaginarse un microorganismo alienígena cuyo material genético cambiara directamente adaptándose en respuesta a las diferentes condiciones ambientales”, sostuvo Cleland. “En lugar de buscar vida tal como la conocemos, los científicos les puede resultar más fácil buscar anomalías, lo que equivale a buscar un tipo de vida desconocido”. Cleland afirmó que durante la década pasada, los científicos descubrieron más de 170 planetas nuevos alrededor de otras estrellas, un número que parece incrementarse mes a mes debido a las de las nuevas técnicas inteligentes de búsqueda de planetas. En el futuro, los científicos que inspeccionen otros planetas indudablemente encontrarán sistemas no vivientes “realmente extraños”. 'En casos así, probablemente lo mejor sería suspender la emisión de cualquier juicio', dijo. 'La mayor fortaleza de la ciencia reside en su capacidad de ensayo, y a través de la historia, lo que ha cambiado los paradigmas científicos ha sido el cuidadoso análisis de las anomalías lo que ha cambiado finalmente los paradigmas científicos'. | ||||||
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