Viaje a Yungay
por Henry Bortman
A pesar de su aislamiento en años recientes, Yungay se ha convertido en un destino popular de viajes internacionales – no para turistas, sino para astrobiólogos. Alojado en el corazón del extenso desierto de Atacama, Yungay es el lugar más seco de la Tierra. Esta desecación total es su atracción. No es sólo uno de los ambientes más extremos de la Tierra, es también uno de los más parecidos a Marte. Este mes, un equipo internacional de científicos, dirigido por Chris McKay del Centro de investigación Ames de la NASA, montará un campamento durante un par de semanas en Yungay. Durante los pasados años, McKay y sus colaboradores han viajado aquí cada año, al comienzo del invierno chileno, para descubrir qué tipo de ecosistema puede sobrevivir en este inhóspito lugar. La respuesta es breve: ninguno. En Yungay no llueve. Las precipitaciones allí no se miden en pulgadas por año, sino en milímetros – quizás ¼ de pulgada – por década. Yungay se encuentra en una sombra pluviométrica. Al oeste, la humedad del Pacífico está bloqueada por una cadena de montañas costeras. Al este se encuentra la impresionante cordillera de los Andes, una enorme barrera para las precipitaciones de la cuenca del Amazonas. Así quizás no sorprenda que Yungay no tenga vida. La vida necesita agua y Yungay no tiene ninguna. Otros desiertos están llenos de vida. Incluso las regiones más secas del Valle de la Muerte son el hogar de cactus, maleza desértica, suculentas, insectos, pájaros y ratas canguro. El Valle de la Muerte recibe una media de dos pulgadas (50.8 mm) de lluvia por año – una inundación virtual comparada con Yungay. En el Valle Seco de la Antártica, las plantas y los animales no pueden sobrevivir, pero los microbios sí. No en la superficie, sino justo debajo. Dentro de las rocas. Levanta la roca adecuada – un cierto tipo de arenisca – rómpela y reserva un cuarto de pulgada (6.35 mm), encontrarás una serie de capas delgadas y coloreadas: una verde, una blanca y una negra. La capa verde está colonizada por una cianobacteria, cuyo color deriva de la clorofila. Como las plantas, la cianobacteria usa la clorofila para llevar a cabo la fotosíntesis, para convertir la luz del sol en comida. Las capas blanca y negra son líquenes. La arenisca es lo suficientemente porosa para atrapar diminutos restos de humedad dentro, suficiente para que los organismos sobrevivan. Pero no toda la arenisca es del tipo adecuado. Su superficie tiene que ser translúcida, de modo que la luz pueda impulsar la fotosíntesis. La roca también actúa como una pantalla solar natural, bloqueando la radiación UV que podría dañar a los microorganismos.
Comprender el umbral de la vida en la Tierra ayudará a que los científicos planetarios como McKay diseñen estrategias para buscar vida en Marte. Entendiendo qué condiciones permiten la vida y cuáles no, analizando los mecanismos que la vida usa para sobrevivir bajo las condiciones más duras, y siendo capaz de detectar la diferencia entre un ambiente sin vida y uno que tiene el más simple rastro de vida, los científicos ganarán conocimiento que les ayudará a buscar pruebas de vida en otro mundo. Astrobiology Magazine acompañará al equipo de McKay en la investigación de campo de este año en Yungay. Entre el 22 de junio y el 27 de julio, este reportero expondrá un registro de notas de campo diarias, relatando el trabajo de McKay y sus colaboradores. Así que añade astrobio.net a tus favoritos y únete a nosotros para explorar en busca de los límites de la vida. | ||||||
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