Fecha original : 2006-08-27
Traducción Astroseti : 2006-09-06

Traductor : Diego Díaz Fidalgo
ORIGENES

Ártico, Antártico, Marte




Resumen Cuando los científicos examinaron un meteorito de Marte bajo el microscopio, descubrieron diminutas esferas minerales que, según defendían algunos, eran producidas por organismos vivos. Ahora, investigadores que trabajan en el alto ártico han hallado estructuras minerales similares, producidas no por microbios, sino por un volcán.







por Henry Bortman
Detalle de las famosas formas que miden entre 20 y 200 nanómetros del meteorito de las Colinas Allen [ALH84001], hallado en las Colinas Allen en la Antártida, mostrando lo que ha generado debate y controversia sobre las reivindicaciones de antiguas formas de vida microbianas fosilizadas. "Algunas líneas de investigación apuntan a que el volumen de una esfera de 200 nanómetros de diámetro es necesario para albergar la química de una célula que tenga una biología familiar para nosotros". --A. Knoll. Hasta ahora se han identificado unos 28 meteoritos provenientes de Marte.
Crédito de la imagen: NASA
Detalle de las famosas formas que miden entre 20 y 200 nanómetros del meteorito de las Colinas Allen [ALH84001], hallado en las Colinas Allen en la Antártida, mostrando lo que ha generado debate y controversia sobre las reivindicaciones de antiguas formas de vida microbianas fosilizadas. "Algunas líneas de investigación apuntan a que el volumen de una esfera de 200 nanómetros de diámetro es necesario para albergar la química de una célula que tenga una biología familiar para nosotros". --A. Knoll. Hasta ahora se han identificado unos 28 meteoritos provenientes de Marte.
Crédito de la imagen: NASA


La ciudad de Hammerfest se encuentra en el extremo norte de Noruega, muy adentrada en el círculo polar ártico. Si sales desde allí hacia el norte en un barco, justo antes de alcanzar el casquete polar de hielo te encuentras con un grupo de islas conocido como el archipiélago Svalbard.

Durante los últimos dos veranos un grupo de científicos ha viajado a la mayor de estas islas para estudiar un entorno que arroja luz sobre un famoso meteorito, descubierto en el extremo opuesto de la Tierra, en la Antártida.

El meteorito, ALH84001, comenzó como un fragmento de roca volcánica sin mayor relevancia que se formó hace 4 500 millones de años, en Marte. Alrededor de 1 000 millones de años más tarde, su interior se alteró químicamente por interacción con el agua. Después permaneció en la superficie marciana hasta hace unos 16 millones de años, cuando un impactador masivo (un asteroide o un cometa) se estrelló contra Marte, arrojando material hacia el espacio a una velocidad tan tremenda que parte de él, incluyendo el ALH84001, pudo escapar de la gravedad de Marte. Después de ir a la deriva durante millones de años por el espacio interplanetario, finalmente el meteorito colisionó con la Tierra. Eso fue hace unos 13 000 años. En 1984 fue descubierto por cazadores de meteoritos en la región de las Colinas Allen en la Antártida.

ALH84001 alcanzó la fama internacional cuando científicos del Centro espacial Johnson (JSC) de la NASA anunciaron en 1996 que contenía pruebas de vida: vida marciana. Minúsculas estructuras en el interior del meteorito tenían un aspecto similar al de las bacterias fosilizadas que se ven en la Tierra. En el meteorito se detectó una forma de magnetita (óxido de hierro) que en la Tierra sólo se produce en los cuerpos de determinadas bacterias. Y los investigadores hallaron inusuales glóbulos de carbonato, que creían que habían sido creados por organismos vivos.

Los carbonatos son comunes en la Tierra. Los famosos acantilados blancos de Dover en Inglaterra, por ejemplo, están hechos de carbonato cálcico, o caliza. Pero los carbonatos del ALH84001 no eran de ningún modo caliza común. Eran únicos. Los científicos no tenían manera de saber de qué lugar de Marte proviene el Meteorito, o cuál había sido su historia antes de ser arrojado al espacio interplanetario. No había manera de saber con seguridad cómo se habían formado los glóbulos de carbonato. Pero su apariencia inusual, una de las varias características distintivas de la roca de otro mundo, llevó a los investigadores del JSC a concluir que anteriormente organismos vivos tuvieron allí su hogar.

Miembros del equipo científico que hizo el anuncio original aún creen que ALH84001 contien epruebas de vida marciana. La mayor parte de los investigadores, sin embargo, piensan ahora que sus diversas estructuras microscópicas pueden explicarse por procesos puramente geológicos y químicos. Recientes descubrimientos realizados en Svalbard refuerzan la opinión de la mayoría.
El meteorito ALH, aproximadamente del tamaño de una pelota de softball (béisbol que se juega con una pelota blanda, algo más grande que la normal) y una de las más de dos docenas de muestras de Marte disponibles hoy en día para su estudio en la Tierra. [ALH84001] fue hallado en las Colinas Allen, en la Antártida.
Crédito de la imagen: NASA/Johnson Space Center
El meteorito ALH, aproximadamente del tamaño de una pelota de softball (béisbol que se juega con una pelota blanda, algo más grande que la normal) y una de las más de dos docenas de muestras de Marte disponibles hoy en día para su estudio en la Tierra. [ALH84001] fue hallado en las Colinas Allen, en la Antártida.
Crédito de la imagen: NASA/Johnson Space Center


Aunque los glóbulos de carbonato de ALH84001 eran novedosos en el momento del descubrimiento del meteorito, los científicos han descubierto desde entonces que algunas rocas en Svalbard contienen glóbulos de carbonato extraordinariamente similares a los que se hallaron en ALH84001. Estaban ansiosos por aprender lo que pudieran sobre cómo se formaron los glóbulos de carbonato de Svalbard. Los investigadores sólo pueden hacer conjeturas sobre cómo se formaron los glóbulos de carbonato de ALH84001, hace miles de millones de años y a millones de kilómetros de distancia. Pero en Svalbard, dice Andrew Steele, 'la geología está en contexto'.

Steele, que trabaja con el Instituto Carnegie (Carnegie Institution) de Washington, es un miembro de AMASE (Arctic Mars Analog Svalbard Expedition, Expedición a Svalbard de analogía de Marte y el Ártico), un equipo internacional de científicos que, durante los últimos tres años, han estudiado el entorno de Svalbard. El principal aspecto de su trabajo consiste en comprobar instrumentos de detección de vida que serán utilizados en futuras misiones a Marte. Pero fue el descubrimiento de los glóbulos de carbonato de Svalbard lo primero que llamó su atención.

'No nos propusimos originalmente confirmar o refutar' si los glóbulos de carbonato de ALH84001 fueron 'formados biológicamente o no. Básicamente fuimos allí para ver el contexto y simplemente descubrir cómo se forman estas cosas en la Tierra, y después tratar de extraer conclusiones sobre los mecanismos de su formación en Marte', dijo Steele.

El contexto es un volcán, Sverrefjell, que entró en erupción hace aproximadamente un millón de años, haciendo surgir magma a través del glaciar que lo cubría. Los glóbulos de carbonato de las rocas de Svalbard se hallaron incrustados en el interior del material que fue expulsado en la erupción del volcán. Un análisis del material que rodea a los glóbulos, un mineral conocido como olivino por su color verde apagado, mostró que provenía del manto terrestre, a unos 40 ó 50 kilómteros (25 ó 30 millas) bajo la superficie. Antes de la erupción se encontraba fundido a gran profundidad. A los pocos días de la erupción se había enfriado y endurecido en el helado entorno glacial de la superficie. Durante este proceso de enfriamiento los glóbulos de carbonato se incrustaron profundamente en el interior de la roca que los rodeaba.

'Este es un proceso de generación abiótico', dijo Steele. Ningún organismo vivo podría haber estado presente en las profundidades fundidas subterráneas. Ni los microbios podrían haber colonizado el material fundido en el corto periodo de unos pocos días durante el que las rocas se enfriaron y endurecieron, sellando los glóbulos bien adentro.
Principales regiones investigadas en la Antártida donde se han identificado meteoritos con éxito. En cualquier momento, el flujo de muestras interplanetarias se salda con aproximadamente un meteorito marciano cayendo a la Tierra cada mes. Los científicos han pensado que sería necesario un impacto muy importante para provocar estos intercambios interplanetarios. Impactos de esta magnitud y aún mayores suceden cada 200 000 años o así en Marte. Sin enbargo, las investigaciones muestran ahora que cráteres tan pequeños como de 1,9 millas (3 kilómetros) de ancho en Marte podrían haber sido los puntos iniciales de meteoritos arrojados hacia la Tierra.
Crédito: JSC/Programa de Meteoritos de la NASA
Principales regiones investigadas en la Antártida donde se han identificado meteoritos con éxito. En cualquier momento, el flujo de muestras interplanetarias se salda con aproximadamente un meteorito marciano cayendo a la Tierra cada mes. Los científicos han pensado que sería necesario un impacto muy importante para provocar estos intercambios interplanetarios. Impactos de esta magnitud y aún mayores suceden cada 200 000 años o así en Marte. Sin enbargo, las investigaciones muestran ahora que cráteres tan pequeños como de 1,9 millas (3 kilómetros) de ancho en Marte podrían haber sido los puntos iniciales de meteoritos arrojados hacia la Tierra.
Crédito: JSC/Programa de Meteoritos de la NASA


Armados con el conocimiento de que los glóbulos de Svalbard se formaron abióticamente, Steele y sus colegas realizaron una concienzuda comparación entre estos y los glóbulos de ALH84001. Utilizando uno de los instrumentos más sofisticados de su clase en el mundo, un espectrómetro Raman, el equipo AMASE examinó miles de diminutos puntos tanto en muestras de ALH84001 como en el interior de rocas recogidas en Svalbard. El espectrómetro Raman les permitió catalogar detalladamente los componentes minerales de los glóbulos de carbonato de las dos rocas. Hallaron un alto grado de similaridad.

'Eso no quiere decir que [los glóbulos de Svalbard] sean exactamente iguales que los glóbulos marcianos y que se formaran en exactamente las mismas condiciones', dijo Steele, 'pero nos proporciona una ventana hacia ese proceso de formación. Hay un proceso de formación que los explica y que no depende de la biología'.

La saga de ALH84001 aún no ha terminado. Indudablemente habrá discusiones sobre sus diversas caracterísiticas inusuales durante muchos años aún. Pero al mostrar cómo se formaron glóbulos de carbonato similares a los del meteorito marciano sin la intervención de organismos vivos, Steele y sus colegas han quitado fuerza al argumento de que la roca que nos llega desde nuestro planeta vecino contiene pruebas de vida.



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