A Pocas Horas del Impacto
Resumen: El pasado mes de enero, los astrónomos pensaron que un asteroide podría golpear la Tierra. El asteroide AL00667 parecía estar en curso directo hacia el hemisferio norte, y que impactaría en dos días, o menos.|
Por Leslie Mullen Por unas pocas horas del 13 de enero de 2004, los astrónomos pensaron que un asteroide de 30 metros de ancho podría golpear la Tierra. El asteroide AL00667 parecía estar en curso directo hacia el hemisferio norte, y debería impactar en menos de dos días.
Un asteroide de 30 metros es más grande que una cancha de tenis. Un asteroide de este tamaño se habría roto en la atmósfera, causando una explosión de un megatón. Si explotara lo suficientemente alto, probablemente no habría causado ningún daño. La onda de choque de la explosión se habría convertido en un estallido sónico para cuando llegara a nivel del suelo. Pero si explotara más abajo, el daño podría llegar a ser considerable. Los astrónomos que sabían del asteroide creyeron que no era probable un impacto, pero tampoco podían descartar esa posibilidad. Así que se enfrentaron a un dilema: ¿deberían avisar a otros sobre algo que podría no suceder?. El presidente Bush se estaba preparando para realizar un discurso el día siguiente en el cuartel general de la NASA. Planeaba hablar sobre el enviar nuevamente un hombre a la Luna, y luego continuar con Marte, pero las noticias de un asteroide que se estaba aproximando podrían haber hecho que tuviera que realizar un anuncio muy diferente. El asteroide, que ha sido rebautizado como 2004 AS1, pasó en realidad a unos 12 millones de kilómetros de distancia, o sea 32 veces la distancia Tierra-Luna. También resultó ser 10 veces más grande de lo que se había pensado inicialmente (alrededor de 300 metros de diámetro, o aproximadamente la altura de la Torre Eiffel). Algunos recientes reportes de noticias dicen que Clark Chapman, un astrónomo del Instituto de Investigación del Suroeste, estuvo a momentos de llamar al presidente Bush para prevenirlo sobre el asteroide. Chapman, sin embargo, lo niega enfáticamente.
“Es absurdo pensar que cualquiera de nosotros hubiera llamado a la Casa Blanca”, afirma Chapman. “Diablos, ni siquiera habríamos podido pasar. Todo lo que estaba pensando era recomendar a Don Yeomans, quien está a cargo de la Oficina del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL = Jet Propulsion Laboratory), que informara a alguien de la NASA. Tendría que haber pasado a través de varios estratos jerárquicos antes de que llegara al alguien que estuviera en una posición como para pasar encima de la NASA. Y Yeomans dice que no habría actuado por mi consejo, sino que hubiera preferido esperar por una mayor confirmación sobre el objeto”. La diferencia entre las estimaciones iniciales y el resultado final indica la dificultad de monitorear los cielos en busca de Objetos Cercanos a la Tierra (NEOS = Near Earth Objects). En el caso de 2004 AS1, los astrónomos sabían que podía ser grande lejano, o pequeño y cercano. “Es muy parecido a notar algo en el cielo a través de la ventana del automóvil, que parece estarse moviendo con uno”, explica Alan Harris del Instituto de Ciencia Espacial. “Podría ser un pájaro cercano al vehículo volando a más o menos la misma velocidad, o podría ser un avión a la distancia que solamente parece que se mueve a la misma velocidad que el automóvil”.
A lo largo de las semanas siguientes al 13 de enero, el asteroide se acercó aún más a la Tierra, pero finalmente pasó a varias veces la distancia a la Luna. Hay muchos asteroides que rutinariamente pasan más cerca de la Tierra, dice Harris, y los asteroides del tamaño y de la cercanía de 2004 AS1 están a “centavo la docena”. “Creo que todos comprendimos que las probabilidades estaban con un objeto más grande y distante, que con un impactor real en camino hacia nosotros”, dice Harris. Chapman discutió por primera vez estos eventos en un artículo presentado el 22 de febrero en el taller de trabajo sobre Defensa Planetaria para el Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica (AIAA). “Precisamente el mes pasado, quizás la más sorprendente predicción de todos los tiempos vino y se fue, esta vez fuera de la vista de los medios de 24 horas de noticias”, dijo Chapman. “Esto ilustra cómo una predicción de impacto estuvo a punto de alcanzar repercusiones enormes, aún cuando, en retrospectiva, nada estuvo amenazando, en realidad, con un impacto”. Los observatorios de la Investigación Lincoln de Asteroides Cercanos a la Tierra (LINEAR = Lincoln Near Earth Asteroid Research ) en Nuevo Méjico envía en forma rutinaria sus observaciones nocturnas al Centro de Planetas Menores (MPC = Minor Planet Center) en Cambridge, Massachusetts. El 13 de enero, cuando el MPC recibió los datos de LINEAR, realizó los cálculos usuales, y cinco objetos fueron inmediatamente indicados como de interés potencial. Uno de estos objetos era el asteroide que fue llamado inicialmente AL00667. La información sobre los cinco objetos fue enviada inmediatamente a la Página de Confirmación NEO (NEOCP = NEO Confirmation Page ), que es de público acceso. Estos datos son publicados para que los astrónomos de asteroides profesionales y aficionados puedan seguir cada noche las observaciones de LINEAR. El MPC no notó inmediatamente que uno de sus objetos indicados parecía tener una trayectoria interesante. Pero Reiner Stoss, un astrónomo aficionado en Alemania, vio que estaba previsto que AL00667 fuera 40 veces más brillante al día siguiente. Compartió esta información en la Lista de Correo de Planetas Menores (MPML = Minor Planet Mailing List) en Yahoo. Otro observador aficionado, Richard Miles en Inglaterra, notó lo mismo e incluso tomó fotografías del área del cielo predicha (aunque no encontró nada).
Harris se encontraba monitoreando la lista de correos MPML en esos momentos, y sus rápidos cálculos indicaron que el asteroide podría impactar en apenas un día. Presurosamente, se contactó con sus colegas, incluyendo a Don Yeomans y a David Morrison del Centro de Investigación Ames de la NASA, quien es miembro del Grupo de Trabajo sobre NEOs de la Unión Astronómica Internacional. La noticia de la potencial amenaza del asteroide estaba lanzada, y los miembros de MPML intercambiaron ansiosas especulaciones mientras los científicos intercambiaban también una ráfaga de e-mails y de cálculos adicionales. Steven Chesley, un investigador de JPL, envió un e-mail varias horas más tarde diciendo que luego de revisar todos los datos disponibles, estimaba que había un 25% de probabilidad de que golpeara al hemisferio norte quizás en la noche siguiente, o como máximo unos pocos días después. Para determinar si el asteroide representaba realmente una amenaza a la Tierra, se necesitaban más observaciones. Pero la Madre Naturaleza no estaba cooperando. Una gruesa capa de nubes oscurecía la mayor parte de los cielos nocturnos europeos y norteamericanos. Finalmente, gracias a los cielos más claros sobre Colorado, el astrónomo aficionado Brian Warner pudo utilizar un telescopio de 20 pulgadas para buscar al asteroide. Su búsqueda cubrió un área mayor del cielo que la que había sido examinada por Miles, e incluyó toda el área donde tendría que haber estado el asteroide si es que estaba en un curso de colisión con la Tierra. El asteroide no estaba allí, lo que significaba que después de todo no nos iba a golpear. Chapman dice que parte del problema de esa noche fue que los datos de LINEAR no fueron tan exactos como de costumbre. Piensa que esa inexactitud pudo ser debida a las condiciones nubosas. La luz proveniente de la luna menguante también pudo haber sido un factor. Existe un protocolo a seguir en preparación de un impacto de un gran asteroide, pero no existen tales planes para asteroides más pequeños que pueden tomarnos fuera de guardia. Los grandes asteroides pueden ser detectados mucho antes de que se aproximen a la Tierra, y tendríamos años (si no décadas) para planificar. Pero los asteroides más pequeños pueden, aparentemente, llegar desde ninguna parte, dándonos mucho menos tiempo para pensar cualquier plan.
Si un asteroide pequeño iba a impactar sobre la Tierra en apenas unos pocos días, tanto Chapman como Harris dicen que no habría habido tiempo suficiente como para cambiar su trayectoria o destruirlo. En cambio, los científicos podrían tratar de determinar exactamente dónde golpearía, de modo que el área pudiera ser evacuada, si era necesario. Pero Chapman admite que no es fácil calcular exactamente dónde un asteroide pequeño golpeará al planeta. “En el caso de un cuerpo de 30 metros, la zona de peligro no sería mayor de unas pocas decenas de kilómetros de diámetro”, dice Chapman. “Es muy difícil que pudiéramos ser capaces de predecir la zona cero con tanta certeza”. Se piensa que existen más de 30.000 asteroides pequeños cercanos (es decir, que no tengan más de 100 metros de diámetro). Estadísticamente, tales objetos deberían golpear la Tierra una vez cada pocos miles de años. El caso más reciente ocurrió en 1908, cuando un asteroide de unos 60 metros impactó en Rusia. El bólido “Tunguska”explotó en la atmósfera y aplastó unos 1.800 kilómetros cuadrados ( 700 millas cuadradas) de bosque siberiano. Los grandes asteroides (de un kilómetro o más) son mucho más raros e infrecuentes. Existen solamente unos 1.100 asteroides grandes cercanos, y se calcula que golpean a la Tierra una vez cada medio millón de años, más o menos. Pero cuando estos cuerpos impactan, pueden causar cambios catastróficos en el clima global. Se estima que los asteroides que pueden provocar extinciones en masa, miden 10 o más kilómetros de diámetro. La Inspección Guardia Espacial (Spaceguard Survey) fue creada para rastrear a los grandes asteroides y cometas que puedan representar una amenaza directa a la Tierra. Hasta ahora, la Inspección Guardia Espacial ha encontrado aproximadamente la mitad de estos NEOs, y espera haber localizado la mayoría de ellos para el año 2008. Ocasionalmente, los telescopios de la Inspección Guardia Espacial han encontrado también asteroides pequeños, tales como el descubierto en la noche del 13 de enero. Aunque en la actualidad no existen planes para establecer un programa de rastreo de los numerosos NEOs pequeños, Chapman dice que han habido propuestas al respecto. Tales inspecciones serían capaces de rastrear asteroides en el rango de 150 a 500 metros de diámetros, e incluso podrían hallar asteroides aún más pequeños. | |||||||||
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