La Gran Muralla
Resumen: ¿Qué podría ver un lejano observador extraterrestre sobre la influencia humana en la Tierra?. Como anécdota, muchos han afirmado que la Gran Muralla China sería el primer indicio de civilización visto desde el espacio. Mientras que tal cosa es válida para una posición en órbita, hay pocas huellas de vida avanzada cuando se está a más de 150 kilómetros sobre nuestras cabezas.|
Basado en un reporte de ESA Proba
Mientras circulan reportes de que es posible que el Telescopio Espacial Hubble haya fotografiado directamente el primer planeta extrasolar, se ha puesto en primera línea la cuestión de cómo una civilización avanzada podría indicar su presencia a través de tan vastas distancias. Luego de ver la luz reflejada por otro planeta, uno desearía poder identificar continentes, nubes y océanos, e incluso algún indicio de que una forma de vida está activamente modificando su ambiente. Un caso de estudio desde la perspectiva de cómo la Tierra podría verse desde lejos, se centra en la discutida afirmación sobre las fotografías orbitales de la Gran Muralla China. Así que éso es algo sobre lo que un astrobiólogo debería preguntarse cuando se habla de detectar planetas habitables en la luz visible: ¿Deja la civilización huellas lo suficientemente grandes?. Para considerar una visión orbital de la influencia humana, el satélite Proba de la Agencia Espacial Europea ha mostrado un sinuoso segmento de los 720 Km por los que se extiende la Gran Muralla China, situada justo al noreste de Beijing. La cuestión de la relativa visibilidad, o no, de la Gran Muralla observada desde órbita, ha inspirado recientemente un fuerte debate.
Un mito repetido a menudo es el de que la Gran Muralla es la única construcción humana visible desde la Luna. Pero el astronauta del Proyecto Apolo Alan Bean escribió que “lo único que se puede ver desde la Luna es una hermosa esfera, mayormente blanca (las nubes), con algo de azul (el océano), manchas amarillas (los desiertos), y de vez en cuando algo de verde (la vegetación). Ningún objeto construido por el hombre es visible a esa escala. De hecho, cuando se abandona por primera vez la órbita terrestre y se está a unos pocos miles de kilómetros de distancia, tampoco se puede ver desde allí ningún objeto humano. Aún desde la órbita, la influencia humana sobre el globo no es un factor dominante. Las 21 horas en el espacio que pasó el último mes de octubre Yang Liwei, el primer viajero espacial chino, fueron un orgulloso logro para su nación. El único desencanto vino cuando Liwei informó a sus compatriotas que no había localizado a su gran símbolo nacional desde órbita. “La Tierra lucía muy hermosa desde el espacio, pero no pude ver a la Gran Muralla”, dijo Liwei a los reporteros luego de su regreso. China ha acariciado por décadas la idea de que la Gran Muralla fuera el único objeto construido por el hombre que pudiera ser visible para los astronautas en el espacio, y las noticias descorazonaron a muchos. Se sugirió que la Gran Muralla fuera iluminada durante la noche para que pudiera ser definitivamente vista en el futuro, mientras que otros pidieron que se revisaran los textos escolares para tener en cuenta el hallazgo de Liwei. Sin embargo, es posible que esas revisiones sean innecesarias, según dijo el astronauta estadounidense Eugene Cernan durante una visita a Singapur: “Estando en órbita a una altura de 160 a 320 kms., sí es posible ver la Gran Muralla con el ojo desnudo”. Es posible que Liwei fuera desafortunado con el clima o con las condiciones atmosféricas locales, o con la iluminación (con un ángulo de la luz que sea lo suficientemente bajo, aún si la Muralla no fuera visible en sí misma, sí lo sería su sombra).
Lo seguro es que lo que puede que no vea el ojo humano, ciertamente lo verán los satélites. La Cámara de Alta Resolución (HCR = High Resolution Camera) de Proba capturó esta imagen de la Gran Muralla desde una distancia de 600 Km en el espacio. La cámara HCR es en blanco y negro y tiene incorporado un telescopio Cassegrain en miniatura, lo que le da una resolución espacial mucho mayor que la del ojo humano. De ese modo, mientras la HCR puede resolver objetos de hasta cinco metros cuadrados, los astronautas en órbita baja que miran con el ojo desnudo pueden distinguir solamente rasgos artificiales tan grandes como los límites entre diferentes tipos de cultivos o la forma de grilla de las calles de las ciudades. Necesitan binoculares o lentes zoom para reconocer rutas individuales o grandes edificios. Proba (Proyect for On Board Autonomy = Proyecto para Autonomía A Bordo) es un micro-satélite de ESA construido por un consorcio industrial liderado por la compañía belga Verhaert, que fue lanzado en octubre de 2001 y que es operado desde la Estación Terrena Redu de ESA en Bélgica. Orbitando a 600 Km sobre la superficie de la Tierra, Proba fue diseñado para ser una misión tecnológica demostrativa de la Agencia, pero desde entonces su lapso vital se extendió hasta ser una misión de observación de la Tierra. Ahora, proporciona rutinariamente a los científicos detalladas imágenes ambientales gracias a CHRIS (Compact High Resolution Imaging Spectrometer = Espectrómetro Compacto de Fotografía de Alta Resolución), desarrollado por Sira Electro-Optics Ltd., con sede en el Reino Unido, y que es una de las principales cargas útiles que transporta la nave de 100 Kg También se encuentra a bordo HRC, una cámara monocromática de pequeña escala integrada por un telescopio Cassegrain en miniatura y un CCD de 1024 x 1024 píxeles similar al utilizado en las cámaras digitales ordinarias, que es capaz de tomar fotografías cuadradas con una resolución de cinco metros. Proba goza de una carga útil “inteligente” y tiene la habilidad de observar el mismo punto de la Tierra desde un número de ángulos diferentes y con diferentes combinaciones de bandas espectrales ópticas e infrarrojas. Una siguiente misión, la Proba-2, será lanzada por ESA hacia el año 2005.
La planificada misión Kepler monitoreará miles de estrellas a lo largo de un período de cuatro años, en búsqueda de planetas de tránsito. Kepler será lo suficientemente sensible como para detectar mundos del tamaño de la Tierra, si existen, alrededor de varios cientos de estrellas cercanas. Estos estudios llevarán entonces a la ambiciosa misión Buscador de Planetas Terrestres (Terrestrial Planet Finder) en 2012-2015, que examinará a los planetas extrasolares en busca de signos de vida. En diciembre de 2001, la NASA seleccionó a la Misión Kepler (Kepler Mission), un proyecto con base en NASA Ames, como una de las siguientes misiones Discovery de la NASA. La Misión Kepler, agendada para ser lanzada en 2006, utilizará un telescopio espacial para buscar planetas parecidos a la Tierra que orbiten estrellas más allá de nuestro sistema solar. Un criterio clave para tales planetas apropiados para la vida sería si residen en zonas habitables, o en regiones que están a veces protegidas por gigantes gaseosos que tengan climas templados y agua líquida. Una estimación de la NASA dice que Kepler debería descubrir 50 planetas terrestres si la mayoría de ellos fueran aproximadamente del tamaño de la Tierra, 185 planetas si la mayoría fueran un 30% más grandes que la Tierra, y 640 si la mayoría tuviese 2,2 veces el tamaño de nuestro planeta. Además, se espera que Kepler encuentre casi 900 planetas gigantes que orbiten cerca de sus estrellas y alrededor de 30 gigantes que giren a una distancia de su estrella primaria equivalente a la de Júpiter. Para mediados de la próxima década, los telescopios espaciales deberían ser capaces de ver “Tierras” e investigar para saber si son habitables y si, de hecho, en realidad sostienen vida. Pero las perspectivas futuras de resolver algo más que vagos detalles, seguirán siendo probablemente un reto gigantesco. | ||||||||
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