Almacenando antimateria
Por :
Ernesto Avelino Sáez Buitrago 20-11-2010
Por primera vez un equipo de científicos logra confinar átomos de antimateria por un tiempo determinado.
DOE / Lawrence Berkeley National Laboratory / Science Daily
Ginebra, Suiza
17 de noviembre de 2010

Representación de un átomo de antihidrógeno formado por un antiprotón (carga negativa) orbitado por un positrón (carga positiva), atrapado por un octupolo magnético. Crédito: BJD Productions / Katie Bertsche.
Átomos de antimateria
han sido capturados y almacenados por primera vez gracias al proyecto de
colaboración ALPHA, formado por un equipo de científicos que trabajan en el
CERN, el organismo europeo para la investigación nuclear situado cerca de
Ginebra, Suiza. A este esfuerzo internacional sin precedentes han sumado sus fuerzas
científicos del Departamento Nacional de Energía Lawrence Berkeley además de la
Universidad de California, también en Berkeley, contribuyendo de manera
significativa al éxito alcanzado.
ALPHA ha logrado almacenar átomos de antihidrógeno,
consistentes en un único antiprotón, cargado negativamente, orbitado por un
solo antielectrón, un positrón, cargado positivamente. Aunque el número de
átomos capturados es de lejos demasiado pequeño para poder encender los motores
de materia-antimateria de la nave estelar Enterprise, la nave insignia de la
flota en la serie de televisión Star Trek, este avance nos acerca al día en que
los científicos estén preparados para efectuar exámenes precisos acerca de las
simetrías fundamentales de la naturaleza. Medidas de antiátomos pueden revelar
cómo difieren las leyes físicas de la antimateria con respecto a las de la
materia ordinaria que domina el mundo en el que vivimos.
Cantidades grandes de antihidrógeno fueron creadas por
otros dos equipos distintos en el mismo CERN hace ocho años. Aunque en aquel
momento estos equipos lograron crearla no fueron capaces de almacenarla, porque
los antiátomos tocaron las paredes de materia ordinaria en la que estaban
confinados y en apenas cuestión de millonésimas de segundo, después de ser
formados, se aniquilaron de manera instantánea y se destruyeron completamente,
convertidos en energía y en otras partículas.
"Hemos comprobado que atrapar antihidrógeno es
algo mucho más difícil que crear antihidrógeno", dijo el miembro del
equipo del ALPHA,
Joel Fajans, un investigador en el Laboratorio de Aceleración
y Fusión de la División de Investigación de Berkeley (AFRD), además profesor de
física en la Universidad de Berkley. "ALPHA es capaz de crear miles de
átomos de antihidrógeno en un segundo, pero la mayoría están demasiado calientes (tienen mucha energía) para caer en la trampa. Tenemos que tener mucha suerte
para poder atrapar uno".
El éxito del proyecto de colaboración ALPHA se
fundamenta en una botella magnética especialmente diseñada, llamada Trampa de
Campo Magnético Mínimo. Su componente principal es un imán octupolo (un imán
con ocho polos magnéticos) cuyos campos mantienen los antiátomos lejos de las
paredes de la trampa de manera que consigue evitar su aniquilación.
Fajans y
sus colegas en el AFRD y en UC propusieron, diseñaron y testaron el imán
octupolo, que se fabricó en Brookhaven. El miembro del equipo ALPHA,
Jonathan
Wurtele, de la AFRD y también profesor de la Universidad de Berkeley, lideró el
equipo del laboratorio y coordinó a los científicos que utilizaron simulaciones
efectuadas por computador para verificar las ventajas del uso del imán
octupolo.
En un artículo de próxima publicación en
Nature, ahora
online, el equipo ALPHA enumera los resultados de 335 intentos experimentales,
cada uno de un segundo, durante los que los antiátomos fueron creados y
almacenados. Los intentos fueron repetidos en intervalos nunca menores de 15
minutos. Para formar antihidrógeno en esas sesiones, antiprotones se mezclaron
con positrones dentro de la trampa. Tan pronto como el imán de la trampa fue
saciado todos los antiátomos se liberaron, siendo su consiguiente aniquilación
registrada por los detectores de silicio. De esta manera los investigadores
fueron capaces de registrar 38 átomos de antihidrógeno, que fueron retenidos en
la trampa al menos por dos décimas de segundo.
"Probar que hemos cazado antihidrógeno depende de
que establezcamos que nuestra señal no es causada por el entorno", aseguró
Fajans. Desde el momento en que 38 átomos de antihidrógeno parecen haber sido
cazados durante los 335 intentos, los científicos han confirmado con mucha
cautela que cada evento candidato era en realidad una aniquilación y no el paso
de un rayo cósmico o, si cabe más difícil de distinguir, la aniquilación de un
antiprotón suelto.
Para discriminar entre los eventos reales y los de
fondo, el equipo ALPHA utilizó simulaciones basadas en cálculos teóricos para
mostrar de qué manera los eventos causados por el fondo podrían distribuirse
dentro del detector y, por contra, cómo las verdaderas aniquilaciones de
antihidrógeno se podrían manifestar. Fajans y Francis Robicheaux de la
Universidad de Auburn contribuyeron con simulaciones de cómo los antiprotones
espejo cazados (aquellos confinados por imanes enrollados alrededor de los
extremos del imán octupolo) deben imitar las aniquilaciones de antiátomos,
igual que el verdadero antihidrógeno haría en la trampa.
Las enseñanzas de la antimateriaAntes de 1928, cuando los antielectrones fueron
anunciados teóricamente por
Paul Dirac, la existencia de la antimateria era
insospechada. En 1932,
Carl Anderson halló antielectrones (positrones) en
restos dejados por rayos cósmicos. Los primeros antiprotones fueron creados
deliberadamente en 1955 en el Bevatron de Berkeley, el acelerador de partículas
más potente que había en aquel tiempo.
Los físicos no encontraron las razones del porqué la
antimateria y la materia no se comportaban de manera simétrica, esto es,
obedecer las leyes físicas por igual. Porque si cantidades idénticas de cada
una de ellas se habían creado en el big bang deberían haberse aniquilado
mutuamente, dejando nada tras de sí.
Y si algo hubiese evitado esa suerte, las mismas cantidades de materia y
de antimateria deberían haber permanecido en el cosmos hasta hoy, lo cual no es
el caso.
En los años 60 los físicos descubrieron partículas
subatómicas que se desintegraban de tal manera que sólo era posible si la
simetría conocida como conjugación y paridad de carga (CP) había sido violada
en el proceso. Como resultado los investigadores dedujeron que la antimateria
debía tener alguna diferencia sutil con la materia ordinaria. Aún así, incluso
si algunas antipartículas violaban la simetría CP, ellas mismas se movían hacia
atrás en el tiempo para obedecer las mismas leyes físicas que la materia
ordinaria, mientras esta se movía hacia adelante en el tiempo. La simetría CPT
(T de tiempo) no puede ser violada.
Una manera de examinar estas conclusiones es la de
comparar los niveles de energía de los electrones ordinarios orbitando un
protón ordinario con los de un positrón orbitando un antiprotón, esto es
comparando el espectro del hidrógeno común con el del antihidrógeno. Probar la
simetría CPT con el antihidrógeno es el mayor objetivo del experimento ALPHA.
Cómo fabricar y almacenar antihidrógenoPara hacer antihidrógeno, los aceleradores que
alimentan de protones al Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en el CERN desvían
algunos de ellos para convertirlos en antiprotones haciéndolos chocar
violentamente contra un blanco metálico; los antiprotones resultantes entonces
son conducidos al anillo decelerador de antimateria del CERN, que es el
encargado de entregar los haces de antiprotones al ALPHA y a otro experimento
que también se dedica específicamente al estudio de la antimateria.
Wurtele afirmó, "es muy difícil cazar
p-barras" (el símbolo del antiprotón es una letra p minúscula con una
barra encima) "porque tienes primero que enfriarlos del orden de cien
millones de electronvoltios hasta cincuenta millonésimas de electrón
voltio".
En el experimento ALPHA los antiprotones atraviesan
una serie de barreras físicas, de campos magnéticos y eléctricos, además de
nubes de electrones, para lograr enfriarlos. Al final los antiprotones de baja
energía son conducidos la zona de la trampa de ALPHA.
Mientras tanto los positrones de baja energía,
originados por la descomposición en una fuente de sodio radiactivo, son
llevados a la trampa por el lado contrario, y entonces ambos, positrones y antiprotones, pueden
permanecer en secciones separadas de la trampa gracias a una combinación de
campos magnéticos y eléctricos-- una nube de positrones suspendidos en el
centro y los antiprotones concentrados contra el fondo de la botella.
Para dejar los positrones en la zona central los
antiprotones han de ser apartados con ayuda de un campo eléctrico oscilante,
que incrementa su velocidad de manera controlada gracias a un fenómeno llamado
autoresonancia.
"Es como empujar a un niño en un columpio",
aseguró
Fajans, que acredita a su estudiante graduado
Erik Gilson y a
Lazar
Friedland, un profesor de la Universidad Hebrea y lector en Berkeley, como los
que empezaron a desarrollar esta técnica. "A cuánta altura llega el
columpio no tiene mucho que ver en cómo de fuerte lo empujas o cuánto pesa el
niño ni cómo de largas son las cadenas si no más bien, en este caso, en cuánto
tiempo dejas entre cada empujón".
La nueva técnica de autoresonancia se destaca como
esencial a la hora de lograr trasmitir energía de manera precisa a los
antiprotones, con el objeto de formar antiátomos a relativamente baja energía.
Los nuevos antiátomos son neutros en carga, pero por el hecho de su spin y de
la distribución de las cargas opuestas de sus componentes poseen momento magnético: suficiente energía
como para ser cazados en el campo del octupolo magnético y los campos espejo de
la Trampa de Campo Magnético Mínimo. De los cientos de átomos de antihidrógeno creados en
cada una de las sesiones de un segundo de duración la mayoría son demasiado
energéticos para ser cazados y terminan aniquilándose contra las paredes de la
trampa.
Liberando los 38 de ALPHADespués de la mezcla y de la caza, más la limpieza
de muchos antiprotones libres que no han llegado a formar antihidrógeno, el
imán superconductor que produce el campo de confinamiento es desconectado
bruscamente, en apenas unas nueve milésimas de segundo. Esto lleva al imán a
sofocarse en una vuelta rápida a la conductividad normal como resultado de un
calentamiento rápido y estrés.
"Estos sofocos de milisegundos son
insólitos" según afirma
Fajans; "apagar deliberadamente un imán
superconductor se hace habitualmente miles de veces más despacio sin
ahogamientos. Hicimos muchos experimentos en el Laboratorio Berkeley para
cerciorarnos de que el imán de ALPHA podría sobrevivir a múltiples sofocos
rápidos".
Desde el comienzo del apagado los científicos cuentan
con 30 milésimas de segundo para que cualquier átomo de antihidrógeno cazado
pueda escapar, al igual que cualquier antiprotón libre puede permanecer aún en
la trampa. Rayos cósmicos pueden también pasearse por el lugar durante este
intervalo. Con el uso de campos eléctricos para barrer la trampa de partículas
cargadas o dirigirlas hacia uno de los fondos del detector o bien al otro y a
fuerza de comparar los datos reales con simulaciones informáticas de
aniquilaciones de antihidrógeno candidatas y eventos apropiados los
investigadores han podido identificar sin lugar a dudas 38 átomos de
antihidrógeno, que lograron sobrevivir en la trampa por 172 milisegundos, casi
dos décimas de segundo.
Fajans declaró: "nuestro informe en
Nature
describe el primer éxito de ALPHA atrapando átomos de antihidrógeno, pero
estamos mejorando constantemente, tanto el número como el tiempo que somos
capaces de retenerlos. Estamos, de hecho, llegando al punto en que podamos
hacer alguna clase de experimentos con átomos de antimateria. Los primeros
intentos serán muy rudimentarios, pero hay que tener en cuenta el hecho de que
nadie ha hecho algo parecido a esto jamás".
Artículos originales:"
Antimatter atoms stored for the first time" (Fuente: Science Daily).
"
Antimatter Atoms Successfully Stored for the First Time" (Fuente: DOE / Lawrence Berkeley National Laboratory).
Bibliografía:
1. G.B. Andresen, M.D. Ashkezari, M. Baquero-Ruiz, W. Bertsche, P.D. Bowe, C.C. Bray, E. Butler, C.L. Cesar, S. Chapman, M. Charlton. Search for trapped antihydrogen. Physics Letters B, 2010; DOI: 10.1016/j.physletb.2010.11.004.2. G. B. Andresen, M. D. Ashkezari, M. Baquero-Ruiz, W. Bertsche, P. D. Bowe, E. Butler, C. L. Cesar, S. Chapman, M. Charlton, A. Deller, S. Eriksson, J. Fajans, T. Friesen, M. C. Fujiwara, D. R. Gill, A. Gutierrez, J. S. Hangst, W. N. Hardy, M. E. Hayden, A. J. Humphries, R. Hydomako, M. J. Jenkins, S. Jonsell, L. V. Jørgensen, L. Kurchaninov, N. Madsen, S. Menary, P. Nolan, K. Olchanski, A. Olin, A. Povilus, P. Pusa, F. Robicheaux, E. Sarid, S. Seif el Nasr, D. M. Silveira, C. So, J. W. Storey, R. I. Thompson, D. P. van der Werf, J. S. Wurtele, Y. Yamazaki. Trapped antihydrogen. Nature, 2010; DOI: 10.1038/nature09610.
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