Astronomía para niños y no tan niños – (6) – Objetos Pequeños
Por :
20-09-2004
Antes de entrar en detalles de los planetas que componen nuestro sistema solar, hemos pensado que sería conveniente conocer primero un poco acerca de otros objetos con los cuales nos hemos familiarizado en algunas ocasiones al observar el cielo nocturno y
1. Cuidado, Rocas Espaciales Volando a baja altura.
Comenzaremos con una pequeña historia:
En la mañana del 30 de Junio del 1908, en un valle solitario de Rusia, hubo una gran explosión. Eran las 7.14 a.m. cuando una enorme bola de un azul pálido cruzó los cielos y explotó encima del Valle del río Tunguska en Siberia.
Vista desde Kirensk, dos segundos antes de la explosión.
Pintura de © William K. Hartmann
A 70 kilómetros de distancia, en el pueblo de Vanavara, la gente cayó por los suelos por la fuerza de la explosión. Grandes árboles quedaron tumbados a todo lo largo en el suelo en un área muy grande y la explosión se sintió a cientos de kilómetros de distancia.
Árboles caídos a muchos kilómetros de la explosión.
Cualquier cosa que fuese lo que había causado la explosión, vino del espacio exterior.
¿Podría haber sido una nave interplanetaria alienígena que trataba de aterrizar y que perdió el control? ¿Sería un pequeño agujero negro que llegó del espacio profundo? Estas y otras muchas explicaciones han sido planteadas a través de los años.

Pero los científicos creen que
la causa más probable del evento en Tunguska, como así se le reconoce, fue un trozo de
cometa que explotó al entrar en contacto con nuestra atmósfera.
En 1937, una roca del tamaño de una montaña, denominada
Hermes pasó zumbando por la Tierra a una distancia de tan solo 800’000 kilómetros. Tan rápido como llegó, volvió a desaparecer en las profundidades del espacio. Más recientemente, el 18 de Marzo del 2004, otra roca vagabunda, denominada
2004 FH, del tamaño de un edificio de oficinas, pasó aún más cerca. Pasó rozándonos a tan solo
40’000 kilómetros de distancia – una décima parte de la distancia a la Luna. Pero ambos
Hermes y
2004 FH eran
Asteroides que nos visitaban.
En casi cualquier museo de ciencias, ustedes podrán encontrar ejemplos de pequeñas rocas del espacio, denominadas
Meteoritos, que se han estrellado contra la Tierra. Pero no todos los meteoritos son pequeños. Si viajásemos a la parte norte del desierto de Arizona, podríamos ver el gran cráter Barringer.
Este enorme hoyo de más de un kilómetro fue formado hace miles de años por un meteorito gigante. Si observamos el cielo en una noche clara, podremos ver rayas de luz brillantes también conocidas como estrellas fugaces. Estas
estrellas fugaces son producto de pequeños
meteoros que se queman al hacer su entrada en la atmósfera terrestre.
¿Qué podría ser más apasionante que estos extraños y normalmente poco esperados visitantes? Ellos traen consigo, materia que ha viajado por trillones de kilómetros y que tiene una antigüedad de miles de millones de años. Han viajado por regiones que ningún ojo humano ha visto jamás. Y los cometas, asteroides y meteoros que se estrellan contra, o que pasan por, la Tierra, son tan solo unos pocos de los miles de millones que vagan a través de nuestro vecindario cósmico en el espacio.
El Reino del Sol
La parte del espacio en la que nosotros vivimos se llama SISTEMA SOLAR. Contiene al Sol, una estrella amarilla, ordinaria, y a todos los objetos que van alrededor de ella. En términos de tamaño y masa tiene una poderosa fuerza de atracción. Y precisamente por esa enorme fuerza de atracción, el Sol hace que cualquier cosa en su reino, se mueva alrededor de él en unos pasos curvos denominados órbitas.
Los mayores de los objetos en órbita son los
planetas. Estos son nueve, que van desde el tamaño del fabuloso Júpiter, de 142’700 kilómetros de diámetro, al pequeño Plutón de tan sólo 1’440 kilómetros.
A continuación siguen las lunas, o satélites, de los planetas. Al igual que nuestra Luna, estos objetos orbitan a sus propios planetas. El mayor de ellos es la luna Ganímedes de Júpiter que tiene un diámetro de 5’274 kilómetros. La más pequeña de las lunas, es esa tan extraña de forma, llamada Deimos, del planeta Marte que sólo tiene 14 kilómetros y medio de ancho.
Finalmente, vienen los
cometas,
meteoros y los
asteroides. Son pequeños de tamaño, con rangos que van desde asteroides de 1000 kilómetros de diámetro a diminutos meteoros demasiado pequeños para ser vistos. Pero son enormes en número y cantidad. Los científicos ya conocen a cientos de cometas y a miles de asteroides. Pero existe un número incontable aún, esperando a ser descubiertos. ¡Quizá tú llegues a descubrir uno en el futuro!
Algunos han sido visitados por naves espaciales y existen planes para misiones más atrevidas aún, destinadas a estos pequeños mundos vagabundos para descubrir los secretos que llevan dentro de ellos.
2. Cometas: Las intensas bolas de nieve
Pocas cosas son tan excitantes como un verdadero cometa brillante. Puede ser visto durante semanas, a veces hasta durante el día. Como la llama de un cohete, su cola o cauda puede extenderse hasta más de la mitad de nuestro cielo visible.
Pero semejante cometa puede ser que venga una sola vez en la vida, si tenemos suerte. La mayoría, aún en su máximo de brillo, sólo pueden ser vistos a través de telescopios. Los poquísimos que pueden llegar a verse con los ojos humanos sin mayor ayuda son por lo general unas simples rayas borrosas en la noche estelar.
Los cometas se encuentran entre los objetos más misteriosos dentro del sistema solar. Se aparecen desde las más oscuras profundidades del reino solar. Vagan por los contornos de los planetas internos, le dan la vuelta al Sol y por cortos espacios de tiempo pueden ser vistos desde la Tierra. Después desaparecen perdidos nuevamente en la lejanía de la negrura del espacio.
El camino solitario de un Cometa
Un
cometa sólo tiene una pequeña parte sólida, denominada
núcleo, que por lo general no pasa de tener unos pocos kilómetros de ancho. A veces se dice que el núcleo, no deja de ser una bola sucia de nieve. Es un trozo de hielo y gases congelados en los cuales hay pequeñas cantidades de polvo y rocas. Justo en el corazón de la bola de nieve, puede llegar a existir un núcleo rocoso.
Un cometa, al igual que un planeta, van alrededor del Sol. Pero la órbita de un cometa es grande y muy alargada, muy diferente de la de un planeta, que es más circular. Lleva al cometa muy cerca del Sol en un extremo y extremadamente alejado en el otro.
Durante muchos años, un cometa puede viajar en la parte de su órbita que lo mantiene muy alejado del Sol. Puede viajar por cientos de miles de años en el espacio solar exterior. Durante este tiempo, tiene muy poco calor del Sol y permanece como una pequeña bola de hielo y roca en el espacio. Como no desprende luz propia, no puede ser visto, ni aún con los telescopios más potentes, desde la Tierra.

Al final, su recorrido comienza a llevarlo de nueva cuenta hacia la parte interior del sistema solar. Pasa por orden, las órbitas de Plutón, y de los planetas gigantes: Neptuno, Urano, Saturno y Júpiter.
Gradualmente, el Sol comienza a calentarlo y libera algunos de los gases en la superficie del congelado núcleo del cometa. Estos gases forman una borrosa, bola brillante alrededor del núcleo, que se le llama
Coma.
La Coma crece a medida que el cometa se sumerge en dirección al Sol. Entonces pronto puede comenzar a verse con los telescopios en la Tierra. Puede llegar a crecer hasta que alcanza más de 160’000 kilómetros de largo – alrededor de la mitad de la distancia entre la Tierra y la Luna.
Al mismo tiempo, el cometa puede comenzar a tener una
Cola. Esta parte está formada por material brillante que ha sido expelido del Coma por el
viento Solar, -- un flujo de partículas que fluyen desde el Sol. La cola puede extenderse por millones de kilómetros. Como es causada por el viento solar, siempre apunta en dirección contraria de donde está el Sol a medida que el cometa se mueve alrededor en su órbita.
Los cometas pueden tener una cola de gas – una que es estrecha, recta y que apunta precisamente en dirección contraria al Sol. O pueden tener una cola de polvo – una que es más ancha y más curva. Muchos cometas tienen ambas colas, de gas y de polvo, además de señales de rayas, espirales y rayos. Otros no tienen cola, solamente un Coma borroso redondo.
Órbitas Cortas y Largas
La mayor diferencia entre los cometas es la forma como se mueven alrededor del Sol. Primero, están los
cometas de período largo. Estos viajan a través de órbitas enormes y alargadas que los llevan mucho más alejados del Sol que cualquier planeta. Los cometas de período largo pueden tardar miles de años en realizar una sola vuelta alrededor del Sol.
Después, vienen los
cometas de período corto. Estos tienen órbitas más pequeñas que sólo van hasta la distancia de los planetas exteriores. Los
cometas de período corto se dividen en dos grupos principales. Los que pertenecen a la
familia de Neptuno (también denominados tipo-Halley o cometas de clase intermedia), que realizan sus viajes alrededor del Sol en menos de 200 años pero tardan más de 20. Lo más lejos que llegan a viajar es hasta la órbita de Neptuno.
Por otra parte, los
, sólo se alejan a lo máximo, hasta el planeta Júpiter y completan un circuito alrededor del Sol en menos de 20 años. Tanto los cometas de período largo, como los miembros de la familia de Neptuno, se piensa que vengan de la misma parte del espacio. Los científicos creen que hay una gran nube de cometas oscuros congelados, denominada la NUBE de OORT, que recubre al Sol a una gran distancia. Probablemente alejada unas 50’000 veces más lejos del Sol de lo que lo está la Tierra y puede llegar a contener tantos como 100 mil millones de cometas.
De vez en cuando, la gravedad de una estrella distante puede llegar a cambiar la ruta de un cometa en la nube de Oort y hacer que se interne en dirección al Sol. A ese cometa de todas maneras le espera un largo recorrido para completar su nueva órbita. Pero ahora, nosotros, seremos capaces de verlo a medida que se acerque al Sol. Será un cometa de período largo.
Pero si a este cometa se le ocurre pasar cerca de uno de los grandes planetas, puede resultar que se cambie su órbita nuevamente. En lugar de ser un cometa de período largo, se convertiría en un cometa de la familia de Neptuno. Entonces su nuevo itinerario sería mucho más cercano al Sol. Probablemente ambos tipos de cometas, los de período largo y los de la familia de Neptuno, se iniciaron en la nube de Oort.
El caso de los cometas de la familia de Júpiter es diferente. Estos objetos se mueven en órbitas más pequeñas, habiendo sido forzados a ello, por las poderosas fuerzas gravitatorias de Júpiter. Los cometas en esta familia de Júpiter no proceden de la nube de Oort. Casi podemos asegurar que proceden de otro enorme conjunto de objetos congelados que se encuentra más allá de la órbita de Plutón, pero mucho más cerca del Sol que la propia nube de Oort. Esta segunda y enorme colección de cuerpos helados en el sistema solar es conocido como el Cinturón de Kuiper.
El más brillante y mejor conocido de los cometas de período corto es el cometa Halley. Este cometa pertenece a la familia de Neptuno. En su punto más lejano, está a más de cuatro mil ochocientos millones de kilómetros y es muy oscuro como para poder ser visto. Sin embargo, cada 76 años pasa cerca del Sol. A medida que acelera su paso alrededor del Sol, nos da una maravillosa vista de su coma y de toda su brillante y prolongada cola de 106 millones de kilómetros de largo.
Foto tomada desde el telescopio de Monte Wilson
La última vez que nos visitó fue en 1986. En esta ocasión tuvo la bienvenida de varias naves espaciales que fueron enviadas a estudiarlo de cerca. Por primera vez, pudimos ver el pequeño y misterioso corazón de un cometa, su núcleo. En su punto más cercano a 80 millones de kilómetros del Sol, queda muy adentro de la órbita de la Tierra. Muchos cometas se mantienen más alejados del Sol. Sin embargo algunos pasan aún más cerca.
¿Quieres ver en donde estará el cometa Halley en el año 2024? Podemos verlo en la siguiente imagen:

Algunos cometas, que suelen pasear alrededor del Sol, pueden llegar a estrellarse en él, o pasar tan cerca que se quemen. De vez en cuando, alguno logra mantenerse unido pero la tremenda fuerza de gravedad que ejerce el Sol sobre él puede provocar que sea lanzado hacia una nueva órbita que lo llevará fuera del propio sistema solar.
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Cortesía de: Liberto

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