La próxima gran misión de cooperación espacial entre europeos y estadounidenses será a Europa, la luna de Júpiter cuya superficie se encuentra cubierta de hielo.

Por Jonathan Amos
Reportero Científico de BBC News

Se ha convocado una reunión de trabajo para considerar qué clase de nave espacial haría falta y qué podrían hacer cada una de las partes.

Directivos de Washington y Paris desean repetir el espectacular éxito de la misión Casssini-Huygens en Saturno.

“Fue un bonito matrimonio y de verdad que deseamos repetirlo”, dijo el profesor David Southwood, de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Southwood comentó a la web de BC News que “Europa podría ir a Europa por su cuenta”, pero que una misión de cooperación era extremadamente atractiva.

Muchos científicos están de acuerdo en designar a Europa como un objetivo de alta prioridad de cara a una gran misión.

El satélite, descubierto por Galileo, es ligeramente más pequeño que la luna terrestre. Su superficie, cubierta de hielo blanco con matices marrones, está quebrada por grietas que probablemente son el resultado de la tensión causada por los efectos de marea de la fuerte y dislocadora gravedad de Júpiter.

Los investigadores especulan que el calor del efecto marea incluso podría haber producido vastos océanos de agua bajo la cubierta de hielo, y que este medio ambiente podría albergar microorganismos.

El momento apropiado

El director científico de la ESA mantuvo conversaciones sobre Europa con sus homónimos de la agencia espacial norteamericana (NASA) a finales de la semana pasada. “Definitivamente he despertado su interés”, comentó.

Las discusiones se encuentran aún en una etapa preliminar – y la posibilidad de enviar una misión, que no sería lanzada antes del 2016, está en cierto modo tomando cuerpo.

No obstante, el profesor Southwood comentó que es un buen momento para considerar el modo en que ambas agencias podrían consolidar su experiencia en Saturno, que ha producido imágenes asombrosas del planeta anillado, y que permitió que una sonda se posara sobre la superficie de Titán.

Los estadounidenses habían planeado ir a Europa en solitario, usando su Orbitador de Lunas Heladas de Júpiter (JIMO en inglés). Pero el ambicioso proyecto, que podría haber empleado un sistema de propulsión nuclear, ha sido archivado debido a la modificación de objetivos llevada a cabo por la NASA como respuesta a la iniciativa de la Casa Blanca, que podría llevar a seres humanos de vuelta a la luna.

A consecuencia de esto, la sugerencia europea de una misión conjunta a Europa ha sido acogida favorablemente.

Tal y como sucedió con la misión Cassini-Huygens, Soutwood concibe la nueva misión incorporando una nave con arquitectura doble.

Imperativo llegar a superfice

“Debe incluir un satélite de relevo”, explicó. “Viajan juntos; los dirigimos hacia allí en tándem”.

“Se separan tras la inserción en la órbita de Júpiter y entonces dejamos en órbita el satélite de relevo girando alrededor del planeta gigante, preferiblemente en resonancia con Europa.

“Después existe un debate acerca de lo que habría que hacer en Europa. Personalmente, me gustaría montar un radar de penetración profunda sobre un orbitador. Pero esto se debe a que soy un hombre al que le gusta observar desde lejos.

“Creo que sacaríamos más partido obteniendo una imagen global de la luna que bajando a Europa para rascar y husmear su superficie”.

Pero la presión de bajar a la rasgada y emborronada superficie de Europa sería inmensa, comentó el profesor John Zernecki, investigador principal del instrumental científico montado en la Huygens para su descenso a Titán.

Si bajar a la superficie es técnicamente factible, querría hacerlo. La imagen de la Huygens sobre la superficie de Titán lo dice todo”, afirma entusiasmado el investigador de la Universidad Open.

“Pero, puede ser que lo que queremos hacer – mirar bajo la superficie helada de Europa – se pueda hacer mejor desde una órbita.

“El grupo que ESA y NASA van a configurar tendrá en cuenta todo este tipo de aspectos técnicos”, añadió el profesor Zarnecki, que ha tomado parte en las discusiones iniciales transatlánticas.

Necesidades energéticas

Investigadores del Centro Aerospacial Alemán ya están desarrollando un prototipo tecnológico que podría ser usado para derretir las capas de hielo a medida que atraviesa la cubierta de Europa. Cualquier masa de agua considerable (y posiblemente inalcanzable) debería estar a una profundidad de 20 o 30 km.

Una vez bajo la cubierta, la sonda tomaría muestras y abandonar lastre para empezar a escalar lentamente de vuelta a la cima de la columna de hielo. Ya sobre la superficie, podría enviar los datos de regreso hacia el orbitador (o satélite de relevo), el cual los transmitiría a la Tierra.

Europa ya tiene una misión en ruta hacia la órbita de Júpiter – la misión Rosetta, que tratará de cazar un cometa y posar un módulo de aterrizaje sobre su superficie. Esto ha dado a la ESA la confianza necesaria para ir en solitario a Europa, si finalmente los norteamericanos deciden no participar en una misión conjunta.

Pero uno de los factores claves es probablemente el sistema energético. Aunque los paneles solares harán funcionar la nave a esa distancia, el deseo de contar con energía suficiente para manejar muchos instrumentos haría necesaria la presencia de Generadores Termales de Radioisótopos (RTGs) – generadores eléctricos en estado sólido activados por el calor producido por la desintegración radiactiva.

Europa no tiene experiencia con RTGs – los norteamericanos si, la sonda Cassini transportaba 3, que suministraban 700 vatios a sus sistemas.

“Yo emplearía RTGs en esta misión”, comentó el profesor Southwood. “Y eso implicaría, casi con certeza, una misión de cooperación con los estadounidenses, además ¿por qué hacerlo por separado?”

“Para que esto sucediera, solo hacía falta que alguien lo dijera”.

El profesor Fred Taylor, de la Universidad de Oxford, Reino Unido, comentó que la idea de ir a Europa es irresistible.

“La atracción por Europa recae en que se trata de un mundo de agua – la superficie está congelada, por supuesto, debido a su exposición al frío espacio, pero bajo su cubierta, a no demasiada profundidad, el hielo se convierte en un océano de agua templada.

“Nunca hemos explorado un lugar semejante más allá de nuestro planeta, y la tecnología que se requiere no es demasiado diferente a la empleada con éxito en la misión europea-estadounidense Cassini Huygens, de modo que es el siguiente paso natural en colaboración espacial internacional”, comentó el científico, que en la década de 1990 trabajó en la misión a Júpiter llamada Galileo.

“Sera mucho más barata que JIMO, que en realidad era más bien una misión a largo plazo (y que aún no ha sido completamente desestimada)”.

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Traducido por Miguel Artime para

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