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Enero 2005

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Fecha original : 2004-07-15
Traducción Astroseti : 2004-07-21

Traductor : Veronica Diego
Artículo original en inglés
 ORIGENES        
Nuevos mundos de palabras





Resumen: Un diccionario único en el mundo, el Oxford English Dictionary, ha sido descrito como “una de las maravillas en el ámbito de la erudicción”. Esta semana, el OED hizo público que el término “astrobiology” (“astrobiología”) se encontraba entre sus últimas nuevas entradas. Definir un campo que abarca diferentes disciplinas tradicionales podría ser tan complicado como definir qué es la vida en sí misma. Semánticamente, la astrobiología es ahora, de forma oficial, “el descubrimiento o hallazgo de la vida en otros planetas y en el espacio”.







Por el personal de noticias de Astrobiology Magazine
HD 28185 b es el primer exoplaneta descubierto con una órbita circular dentro de su zona habitable de estrellas. Fuente: STScI Digitized Sky Survey
HD 28185 b es el primer exoplaneta descubierto con una órbita circular dentro de su zona habitable de estrellas. Fuente: STScI Digitized Sky Survey


El Oxford English Dictionary ha dado a conocer esta semana las últimas entradas, que refuerzan su papel de clásico supervisor de la lengua inglesa.

Situada entre las nuevas acepciones de “arborist” (especialista en árboles) y del término indio “batchmate” (compañero de clase), hay una nueva palabra que apenas cuenta con una década de antigüedad. Incluida esta semana en el diccionario, “astrobiology” se define como “la rama de la biología que se ocupa del descubrimiento o estudio de la vida en otros planetas y en el espacio”.

Formas derivadas son el adjetivo, “astrobiological” (“astrobiológico”), y el nombre, “astrobiologist” (“astrobiólogo”).

Incluyéndola entre las entradas del Oxford, “largamente siendo considerado como el punto de referencia de la lexicografía del inglés”, este compendio de 20 volúmenes ha declarado de forma oficial que “la búsqueda de vida en otros lugares” necesita una definición.

Desde que la astrobiología cobró importancia en los primeros encuentros científicos internacionales el término ha estado bajo discusión.

Un grupo de defensores se preguntaba si la astrobiología debía distinguirse de la exobiología, campo precedente que en algunas ocasiones había sido utilizado como sinónimo. Ya existían publicaciones de exobiología y en los congresos se discutía sobre origen de la vida o sobre cómo los microbios podrían sobrevivir en el espacio. Una distinción entre los prefijos “exo-” y “astro-” se centraba en que la exobiología sólo se ocupaba de la vida extraterrestre y no de otros temas más amplios como el clima terrestre o la evolución de la Tierra como precedentes para entender la vida en otros lugares. Así que, ¿consideraba la exobiología que, por ejemplo, los nuevos métodos de descubrimiento planetario eran suficientemente biológicos para sus publicaciones? Las revistas de astrobiología parecían dispuestas a cubrir las lagunas si el asunto estaba ligado de alguna forma al descubrimiento de vida en otros lugares.

Otra forma de distinguir las dos ramas sería imaginar un ciclo de conferencias. Un astrobiólogo invitado como orador podría hacer referencia a una investigación geológica para determinar la edad de la Tierra o para rastrear la evolución del planeta, si esto ayudara a cuantificar la probabilidad de encontrar otro mundo similar al nuestro. Es menos probable que un exobiólogo pase por geólogo o astrofísico.

En esos primeros encuentros, otro grupo cuestionó la interpretación literal de “astrobiología” como “la biología de las estrellas”. ¿Trataba la astrobiología de la reproducción estelar? La cuestión fue expuesta medio en broma, pero confirmaba la existencia de una problemática semántica, particularmente si el prefijo griego “astro”, o “estrellas”, confundía a una comunidad científica internacional ante la que se presentaba por primera vez este campo emergente y multidisciplinar. Pocos podrían argumentar que una ardiente estrella fuera habitable, así que etiquetar la astrobiología como “la biología de las estrellas” tenía implicaciones literales para los profesores de nivel básico, los estudiantes y los editores de diccionarios.
Imágenes de la Tierra y la Luna tomadas por la sonda Galileo. Fuente: NASA
Imágenes de la Tierra y la Luna tomadas por la sonda Galileo. Fuente: NASA


Autores académicos, incluidos algunos ahora publicados por el Oxford University Press (OUP), han utilizado el término astrobiología de una forma despreocupada como la “búsqueda científica de vida en el universo, y grado actual de conocimiento científico acerca de cómo la vida comienza, crece y se torna inteligente en nuestro Sistema Solar y más allá”. La portada de una publicación del OUP en el año 2002 definía la astrobiología como “uno de los nuevos campos científicos más excitantes”.

Que el creciente número de cursos de astrobiología y los libros de texto que apoyan a los estudiantes sean la causa de su ahora popular uso, no está claro, pero la universidad más antigua de habla inglesa del mundo, Oxford, parece dispuesta a hacer un examen partiendo de cero. Desde que el sistema universitario europeo dividió formalmente las responsabilidades departamentales de la ciencia en las tres grandes áreas – física, química y biología- han surgido muchos cruces, como la astrofísica y las ciencias de la tierra, que hacen confusa esta división.

Pero pocas disciplinas pueden contar con una variedad de practicantes tan amplia como la del cuadro de astrobiólogos. Entre ellos se incluyen cosmólogos, teóricos informáticos, ingenieros, robotistas, geólogos, radio-astrónomos, químicos orgánicos y biológicos. Dados los rápidos avances en genética, no pocos microbiólogos y expertos en ADN han ampliado las perspectivas de sus propios campos para incluir en ellas consideraciones sobre cómo la sustancia primaria podría haber sido desplazada a otros lugares del universo. Permanecía una pregunta en la definición de astrobiología: exactamente, ¿qué disciplinas excluía?

Una representación podría ayudar. Cada rama científica tiene una imagen que la define. Los físicos dividen el átomo, los químicos construyeron la tabla periódica, y los biólogos tienen la molécula de ADN. ¿Deberían los astrobiólogos tener un símbolo? Si se realizase una encuesta en la calle se asociaría la astrobiología a la búsqueda de criaturas de otros planetas. Pero como disciplina, está menos enfocada al rastreo de una forma de vida humanoide o de platillos volantes.
La Tierra tal como se ve desde la nave <A href="http://voyager.jpl.nasa.gov/index.html">Voyager</A>: un diminuto y <A href="http://www.planetary.org/html/society/advisors/sagandot.html">pálido punto azul</A>. Fuente: NASA
La Tierra tal como se ve desde la nave Voyager: un diminuto y pálido punto azul. Fuente: NASA


Si un campo tan amplio pudiera ser reducido a una simple imagen, una candidata podría ser la de un océano en otro mundo. Encontrar un gran mar implicaría para muchos biología, puesto que de entre sus ingredientes, el agua líquida tiene especial importancia en la definición de las condiciones idóneas para la vida. De hecho, Carl Sagan utilizó las fotografías de la Tierra -el “Pálido Punto Azul”-, tomadas a unos 3 mil millones de millas por la sonda Vogayer, para poner de relieve tanto la inmensidad del espacio como la importancia relativa del agua para la existencia de vida.

En 1998, el Administrador Asociado de la NASA, Wesley Huntress, Jr., afirmó: “Dondequiera que se encuentren agua y energía química, hay vida. No hay excepción”. Una definición operativa para astrobiología supondría, consiguientemente, que dondequiera que haya una fuente de agua fuera de la Tierra, es muy probable que haya un curioso astrobiólogo al acecho.

Un punto de vista alternativo, pero menos ilustrativo, de cómo una rama de la ciencia recibe su definición depende del conocimiento de sus instrumentos particulares. Según esta perspectiva, un carpintero es conocido por su martillo y su serrucho, no por la casa que construye. Entre las ciencias, ¿tienen los astrobiólogos un método característico de medición? Por supuesto, la astrobiología hereda el desarrollo instrumental producido durante toda la cronología científica, pero los críticos se han preguntado si cualquier búsqueda de la vida podría pasar un control estadístico. A escala planetaria, para nosotros sólo hay un ejemplo de mundo habitado que sea válido para hacer conjeturas científicas.

Esta crítica se suavizará si nuevos planetas, con condiciones más extremas que la Tierra, que se encuentran alrededor de otras estrellas, revelan ser fértiles. Un centenar de estos nuevos mundos ha sido identificado desde que, en la NASA, se empezó a hacer uso corriente del término astrobiología. Si cualquier fenómeno natural puede medirse, se puede apostar sin temor a equivocación, por su entrada en los vastos salones de la ciencia. Así, según los defensores y pioneros en este campo, la astrobiología tiene demasiadas cosas que medir, no demasiado pocas. Después de todo, si el veinticinco por ciento de todas las estrellas también alberga un sistema solar, la actual estimación del número de planetas, sólamente en nuestra galaxia, podría alcanzar los mil millones de mundos sin descubrir. Más allá de la semántica, algunos podrían argumentar que la búsqueda de la vida carece de fronteras.

Una clave para que los astrobiólogos den el siguiente paso en medición es, de hecho, otra de las nuevas entradas de esta semana en el Oxford English Dictionary: la palabra “bioindicator” (“bioindicador”). El término se refiere formalmente a un organismo utilizado como indicador de la calidad de un ecosistema. Las raíces de la astrobiología podrían profundizar como disciplina si se analizan más bioindicadores en la Tierra y en otros lugares.

La entrada de esta semana del término “astrobiología” en el Oxford English Dictionary es merecedora de elogio para los científicos que debatieron su demarcación inicial. Pocos estudiantes podrían fiarse de un diccionario para describir una rama de la ciencia, pero el acontecimiento en sí mismo simboliza una acuñación que, probablemente, sobreviva a una generación de graduados. Al igual que con cualquier ciencia práctica, al final, el campo queda definido por los temas de investigación tratados en sus publicaciones y conferencias. De hecho, un tema popular entre los investigadores de SETI se centra en cuál es la mejor forma de comunicarse con otra civilización, cuando no somos capaces de asimilar las intenciones del otro, e incluso en los nuevos usos de raíces griegas compartidas como astro- y –biología.

En el universo de las palabras nuevas, “astrobiology” parece estar abocada a ser otro término para descubrir nuevos mundos.




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