Se ajustaron las últimas tuercas y los últimos tornillos. Se colocó el escudo térmico dorado y se llevaron a cabo todas las inspecciones. La nave Cassini se erguía orgullosa en el edificio 171 del Jet Propulsión Laboratory de la NASA en Pasadena, California, y parecía impaciente por comenzar su viaje histórico hacia Saturno.
Después de colocarla en un remolque hecho a medida, a la nave se le realizó una extensa batería de pruebas simulando las condiciones del espacio. Estas pruebas, conocidas familiarmente como “el último golpe de horno”, fueron diseñadas para exponer el software completo de la nave a condiciones extremas similares a las que deberá soportar la nave durante el lanzamiento y una vez que se encuentre en el espacio; de temperaturas extremadamente frías al calor y radiación sofocantes, a vibraciones violentas y condiciones climáticas impredecibles y peligrosas.
La misión Cassini-Huygens es el resultado de 15 años de trabajo y de una colaboración internacional sin precedentes entre tres agencias espaciales y 17 naciones. Los equipos y los instrumentos provienen de todo el mundo y más de 8000 personas contribuyeron a su diseño e implementación.
Durante la última semana dentro de la Bahía 2 en las Instalaciones de Ensamblaje de la Nave (el nombre oficial del edificio de 21.3 metros de alto donde se construyó la nave Cassini) miles de empleados del JPL vinieron a rendir homenaje a la nave que lleva los instrumentos más sofisticados jamás construidos.
Una vez completada la construcción y las pruebas de la nave podían verse palmas chocando y sonrisas por doquier mientras la nave esperaba su partida del laboratorio.
Sin embargo, quedaba aún una tarea: transportar la nave de 2150 Kg (4750 libras) al Complejo de Lanzamiento 40 en el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida.
Al caer la noche del 14 de abril de 1997, un camión gigante que llevaba una carga preciosa salió de Oak Grove e ingresó lentamente en la autopista interestatal 210. El convoy comenzó su viaje de 160 kilómetros hacia el oeste, dirigiéndose a la base Edwards de la Fuerza Aérea en el Desierto Mojave.
Jurrie van der Woude, un veterano de 38 años, Coordinador de Imagen en el JPL recuerda: “Era espectacular verlo. Fue uno de esos momentos que uno nunca olvida”
Van der Woude documentó todos los pasos de la construcción de la nave y esa noche estuvo a cargo de tomar las fotografías de la partida de la nave. Sabía que sería la última vez que él y el grupo de filmación que lo acompañaba verían esta maravilla de la ingeniería con sus propios ojos.
“Ahí estábamos, al costado de la carretera en medio de la noche con nuestras cámaras listas para tomar fotografías del enorme camión mientras pasaba. Para la mayoría de las personas, solo era un camión enorme, pero para mí era algo maravilloso y un momento de máximo orgullo”, agregó con una sonrisa amplia bajo su gran bigote plateado. “Tantas veces vi esa nave de cerca, y saber que ahora finalmente va camino a Saturno me da escalofríos y una enorme sensación de orgullo. Saturno queda muy, pero que muy lejos”.
La camioneta conducida por van der Woude siguió al convoy hacia la base de la Fuerza Aérea, adelantándosele para tomar fotografías mientras el camión pasaba una y otra vez.
Ya en la base, cargaron a Cassini en una aeronave C17. Dos ingenieros del JPL volaron con la nave hacia Florida para dar respaldo técnico.
En el Centro Espacial Kennedy de la NASA estaba la sonda Huygens a la espera de Cassini. Esta sonda fue construida por la Agencia Espacial Europea, y había viajado desde Europa unos días antes. Una vez que integraron la sonda con el orbitador Cassini y las dos naves se hicieron una, los técnicos comenzaron el arduo trabajo de incorporar la nave del tamaño de un autobús escolar al vehículo de lanzamiento Titan IV-B/Centaur.
Finalmente, en las primeras horas del 15 de octubre de 1997, el enorme cohete iluminó el cielo de la noche de Florida y comenzó su viaje de 3000 millones de kilómetros (1860 millones de millas) a través del sistema solar para explorar el misterioso Saturno con sus fascinantes anillos y lunas.
Entre las personas que más ansiosamente esperan las fotografías y la información de la misión Cassini-Huygens están van der Woude, que ahora está retirado, así como también los miles de técnicos, ingenieros y científicos de 18 países que hicieron posible esta misión. Tanto el orbitador Cassini como la sonda Huygens transportan instrumentos y sistemas de ingeniería tan sofisticados que los datos y la información que envíen prometen ser sorprendentes.
El espectáculo comenzará en julio de 2004 y durará al menos cuatro años. ¡No te lo pierdas!