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SETI SuperStar Award
Enero 2005

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Fecha original : 2004-07-22
Traducción Astroseti : 2004-08-03

Traductor : Agustín Cámara
Artículo original en inglés
 VEXTRASOLAR     
Espiando al Monte Olimpo
Que empiecen los Juegos




Resumen: La próxima finalización de los preparativos para que los Juegos Olímpicos vuelvan a su morada ancestral en Atenas marca la hora de volver a plantearnos si los Juegos han sido nuestra tarjeta de visita, en otros lugares más allá de la Tierra.







por un redactor de Astrobiology Magazine
Arecibo. El radiotelescopio con la antena más grande del mundo. <A href="http://www.naic.edu/">Puerto Rico.</A>.
Arecibo. El radiotelescopio con la antena más grande del mundo. Puerto Rico..


En tanto que el mundo se prepara para los juegos de 2004 en Atenas, podemos preguntarnos lo siguiente: ¿somos los terrícolas los únicos que van a ver los juegos?

Recordemos que un elemento clave de la novela de Carl Sagan “Contact” reside en la premisa de que no somos los únicos televidentes. El escenario propuesto por Sagan depende de que los Juegos Olímpicos de 1936, en Berlín, transmitieron nuestra existencia más allá del Sistema Solar. Los habitantes de la Tierra mostraron su interés por las competiciones como muestra de orgullo nacional y de capacidad atlética a una audiencia de la cercana estrella Vega. En la novela, y en el guión basado en ella, nuestra humilde botellita de náufrago vuelve a nosotros, en forma de saludo de otro mundo que nos ha escuchado.

El argumento de que la Tierra va goteando señales inteligentes ha aparecido en muchas historias de ciencia ficción que tratan del primer contacto. Si las primeras retransmisiones de radio, o incluso las reposiciones de “Verano Azul” han dejado perplejas a otras culturas de nuestro planeta madre, podemos imaginar el efecto que causarán en otro mundo. ¿Cómo interpretarían una selección aleatoria de nuestros elementos culturales?

Quizá Sagan escogió la transmisión de los juegos de Berlín, en 1936, ya que su contenido es la antítesis de lo que podríamos esperar recibir. No parece que una competición con carácter guerrero, fuerza bruta y nacionalismo extremos sea lo que podemos llamar un saludo amistoso. ¿Qué, como especie, podríamos enviar a otra civilización menos elaborado que los saludos con que nos agasajamos unos a otros? Después de todo, los juegos del 36 anunciaban la política de la Alemania nacionalista, al borde de la más sangrienta guerra de la historia humana, en la que ningún país del mundo pudo permanecer al margen. Incluso la noción de juegos de competición o de carrera para mostrar el poder de las naciones o de los individuos, aunque se hayan usado a menudo para hacer treguas o conversaciones de paz, es una metáfora de las firmes ambiciones culturales y de las aparentemente arbitrarias o artificiales fronteras que, simplemente, desaparecen al verse desde el espacio.

En este contexto, ¿qué madurez podemos mostrar los humanos a especies totalmente distintas de nosotros, no sólo atléticamente, sino intelectual, cultural o moralmente? Como ha hecho notar David Grinspoon sobre este dilema en su libro “Planetas solitarios: Filosofía natural de la vida alienígena”, una civilización que observe los acontecimientos de la tierra podría responder con facilidad a nuestra primera señal: “Humanos del planeta Tierra, ¿queréis encontraros con otros seres? Primero debéis aprender a convivir entre vosotros. ¿Estaba este desafío oculto en los juegos de 1936 en Berlín?
La primera transmisión de TV de la tierra, los juegos de Berlín en 1936, y ahora la señal potente más lejana de cualquier planeta emisor de ondas electromagnéticas. Debido a la segunda guerra mundial, éstos fueron los últimos juegos hasta 1948. “Éstos no son grandes ejemplos de nuestra civilización”. Woody Sullivan. Créditos: Archivos nacionales, USHMM. Archivos fotográficos.
La primera transmisión de TV de la tierra, los juegos de Berlín en 1936, y ahora la señal potente más lejana de cualquier planeta emisor de ondas electromagnéticas. Debido a la segunda guerra mundial, éstos fueron los últimos juegos hasta 1948. “Éstos no son grandes ejemplos de nuestra civilización”. Woody Sullivan. Créditos: Archivos nacionales, USHMM. Archivos fotográficos.


De sus años como diseñador de estrategias de SETI, el Profesor Woody Sullivan, de la Universidad de Washington, cree que lo que Hollywood ha hecho con el libro “Contact” de Carl Sagan, sobre todo con la primera parte, es lo más cercano que una película comercial puede llegar a lo que realmente hace la investigación SETI. Gran parte de las secuencias iniciales tienen una deuda con Sullivan, ya que él encabezó el conocimiento científico de que la Tierra está emitiendo señales electromagnéticas continuamente, sobre todo señales de TV y de algunos radares militares. Hace veinte años, “la mayor parte de SETI estaba dedicado a buscar “balizas” de otras civilizaciones, pero nosotros mismos no tenemos una baliza igual emitiendo exclusivamente con ese motivo”. A priori no sabemos si alguna civilización ha dispuesto una baliza así, pero nosotros, terrícolas, estamos emitiendo continuamente, incluso con nuestras actividades cotidianas”.

Al principio de la película, el espectador es transportado como si cabalgara sobre una señal desde las profundidades del Universo hasta que vuelve hacia la Tierra. Antes del trabajo de Sullivan, los planificadores de SETI buscaban fuentes de emisión de otras civilizaciones como balizas dirigidas, o transmisores dedicados. Por contra, Sullivan adoptó el punto de vista del ruido de fondo más constante, uno que sin duda pudiera fecharse, como en el núcleo argumental de la película, en el que una civilización avanzada recibe la primera transmisión de TV de la historia humana (la señal llevando la inquietante imagen de Hitler inaugurando los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936. “Éste no es un gran ejemplo de civilización”, dijo Sullivan.

“Yo llamo a esto espiar”, continúa Sullivan. “Algunas veces, al espiar, se tiene una mejor idea de lo que en realidad está pasando. Como en una fiesta. Así, cuando otra civilización nos espía, puede realmente obtener una mejor idea de lo que está ocurriendo en la tierra. Hay mucho más en la tierra como planeta que lo que enviamos en el disco de oro instalado en la Voyager. Como planeta, no sólo somos una canción de Chuck Berry”.

De acuerdo con Sullivan, es fácil no ver si la cobertura televisiva de unos juegos pueden constituir un mensaje SETI efectivo. Sobre todo si la propia imagen con figuras que se mueven en colores es lo último que una civilización avanzada podría querer ver. La tecnología de la TV es mucho más importante que lo que lleve la señal.

Sullivan hace notar que “la contribución no son los programas reales de TV que haya en la señal portadora. Me refería al principio al portador de vídeo, que es una frecuencia sencilla. El televisor la sigue. No se puede tener toda la información del programa. Desde otro planeta, se pueden tener docenas de estas señales, como un planeta rotatorio con efecto doppler. Esto proporciona al receptor muchísima información.
Los bípedos basados en el carbono parecen caminar usando dos extremidades mientras se balancean precariamente en una postura semierguida pero pueden desarrollar sistemas de transporte rudimentario basados en la rueda. Crédito: Australian Broadcasting Corp.
Los bípedos basados en el carbono parecen caminar usando dos extremidades mientras se balancean precariamente en una postura semierguida pero pueden desarrollar sistemas de transporte rudimentario basados en la rueda. Crédito: Australian Broadcasting Corp.


El hecho de si los juegos de 1936 o los de 2004 suponen una señal global que emitimos tiene, en principio, menos que ver con los juegos en sí que con el espectro electromagnético. Sullivan considera qeu “las señales los terrestres estamos emitiendo de modo óptimo a nuestros vecinos... deberían ser esparcidas a lo ancho y largo del espacio, potentes y con la posibilidad de que sean consideradas como una señal inteligente. De este modo, para conseguir una buena señal para el receptor hay que conseguir un equilibrio entre potencia y dispersión.

Sentarse a ver los juegos Olímpicos a 10 o 100 años luz e distancia podría no revelar mucho de interés sobre una raza de bípedos basados en la química del carbono.

Los juegos del 2004 nos servirán de nuevo para sumergirnos en lo más profundo del espacio, al igual que ocurrió con los del 36. La mayoría de las señales con la persistencia y fuerza necesarias tendrán escasas posibilidades de alcanzar la antena adecuada. Pero hay mejores oportunidades que la de cazar a una civilización mirando nuestra TV. “La TV –concluye Sullivan- sólo es una forma de las muchas en que manifestamos nuestra presencia más allá del sistema solar. Los radares militares, llamados BMEWS (Ballistic Military Early Warning System. Sistema Balístico Militar de Alerta Temprana) son una emisión muy potente, pero no transportan información real. Hay otro par de potentes radares en la Tierra. El radar más poderoso es Arecibo, pero cubre una porción muy escasa del cielo. Las probabilidades de estar es ese trocito o en esa ruta de retransmisión, son muy pocas.

Sea cual sea la fuente de nuestras emisiones, hay oportunidades para considerar cómo decorar nuestro propio entorno solar. Tal y como describe Jill Tarter, del Instituto SETI, a menudo citado como la inspiración del científico jefe de la película “Contact”, “cuando te das cuenta de que vives en la primera generación de hombres con acceso a una tecnología que podría responder a la pregunta de si estamos solos, todas las demás cuestiones científicas pierden importancia”.




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