Cuando pensamos en los científicos del SETI, a menudo se nos forma la imagen de astrónomos examinando cuidadosamente ruido cósmico en busca de señales de vida inteligente de otros planetas. Y, sin duda, es una imagen muy acertada de la mayoría de los científicos relacionados con los programas del SETI en todo el mundo.|
Sin embargo, desde las primeras observaciones del SETI en los 60, ha habido un puñado de científicos estudiando la posibilidad de vida más allá de la tierra, aunque tienen poca o ninguna formación en astronomía, física o ingeniería. En lugar de ello, estos científicos son científicos sociales, con estudios tales como antropología, política social y psicología.
Pero ¿cómo pueden los científicos sociales hacer contribuciones significativas al SETI antes de que los astrónomos e ingenieros detecten
señales de otras estrellas?
Existen tantas respuestas a esa pregunta como tipos de científicos sociales. Por ejemplo, los arqueólogos pueden recurrir la perspicacia adquirida acerca de civilizaciones distantes – civilizaciones humanas extintas que ahora sólo existen en los escritos y en los artefactos que han dejado. Los arqueólogos saben por su propia experiencia, por ejemplo, que puede ser difícil descifrar los lenguajes de esas civilizaciones pasadas, como es evidente tras las largas décadas de proceso para descifrar los antiguos hieroglifos mayas. Por analogía, quizá podríamos esperar unos cuantos retos al decodificar mensajes de los extraterrestres, y por ello haríamos bien en preparar algunos avances para decodificar tales mensajes.
Otros científicos sociales, tales como sicólogos y sociólogos, algunas veces utilizan estudios para ayudar a comprender la actitud de la gente acerca de la vida más allá de la Tierra. En este proceso, estos científicos consiguen trazas de cómo la gente puede reaccionar si algún día realmente se descubre inteligencia extraterrestre.