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Enero 2005

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Fecha original : 2004-08-12
Traducción Astroseti : 2004-08-18

Traductor : Antonio Salceda
Artículo original en inglés
 MARTE           
Cómo Marte engañó al mundo
¿Spielberg y Cruise de vuelta con la tradición de Welles?




Resumen: La famosa emisión radiofónica de Orson Welles “La Guerra de los mundos” está a punto de convertirse en éxito de pantalla grande, ya que peces gordos del cine como Spielberg y Cruise van a traer de vuelta este clásico de H.G. Wells a la imaginación del público. ¿Estaremos hoy tan espabilados como para no dejarnos engañar?







Redacción de Revista de Astrobiología
Rodadas en el suelo marciano del rover Spirit.
Créditos de imagen: NASA/JPL/OSU/Cornell
Rodadas en el suelo marciano del rover Spirit.
Créditos de imagen: NASA/JPL/OSU/Cornell


Steven Spielberg y Tom Cruise traerán de vuelta a la pantalla grande al clásico de invasiones extraterrestres de H.G. Wells “La Guerra de los mundos”, con Cruise supuestamente en papel protagonista, según la revista Variety. La versión cinematográfica ha acelerado para entrar en la vía rápida, con solo 10 semanas para preproducción antes de entrar en rodaje, a finales de año. DreamWorks y Paramount co-financian “La Guerra de los mundos” cuyo coste esperado ronda los 100 millones de dólares –con Cruise y Spielberg renunciando a sus cachés en favor de partes del total. La “Guerra” está programada para iniciarse en Noviembre y distribuirse durante el 2005.

'La Guerra de los mundos” quedó permanentemente fijada en la memoria popular americana cuando el actor y director Orson Welles, la difundió como emisión radiofónica desde el Mercury Theater en 1938. El pasado 10 de Octubre fué el sexagésimoquinto aniversario de esta hiper-realista puesta en escena de una inminente invasion marciana. Pero las noticias de estas malas noticias llegaron a la radio solo 40 años después de que H.G. Wells escribiera el libro, en 1898.

Aunque su dimensión ha sido magnificada en los registros históricos, en realidad sí se desarrolló un pánico nacional que se enfatizó en la posterior rememoración de la histeria de masas que respondió al noticiero falso de Welles. En realidad, solo unas pocas decenas de personas precisaron ingresar por el shock, aun cuando la diablura de Halloween todavía se rememora como la noche de la calamidad. El tanto psicológico es que la mayoría de los oyentes de aquel Halloween de 1938 no se dieron cuenta que se les estaba ofreciendo, de manera genial, una ficción.

Como un radioastrónomo podría prever sobre los efectos a largo plazo de aquel programa, la transmisión al espacio de la emisión radiofónica de 1938 debe ahora alcanzar una distancia radial significativa de la Tierra. La audiencia puede sintonizar en un área de 66 años luz. Si alguna parabólica alienígena suficientemente sensible capta ahora la transmisión original de Welles, como un mensaje en una botella o como un grito de socorro desde la tierra pidiendo rescate, nuestro SOS habrá alcanzado aproximadamente unas 4000 estrellas (con quizá un número igual de planetas sin responder en modo que nos permita remitirles nuestras más sinceras disculpas aclarando que se trataba de una broma, de nuestra noche de calamidad planetaria).

La emisión radiofónica, en este caso, se ha salido de la magnetosfera de la Tierra para alcanzar el espacio profundo. Pero se intentó una ruta más directa a Marte para esta misma emisión radiofónica, que calificó Sir Arthur C. Clarke como, 'una de los más ambiciosos, pero desafortunadamente fallido proyecto espacial –la misión rusa MARS96 . Además de todo su equipamiento científico, en la carga iba un CD-ROM lleno de sonidos e imágenes, incluyendo la emisión completa de Orson Welles “La Guerra de los mundos”. (tengo una grabación del único encuentro entre H.G. Wells y Orson, que se efectuó poco después de su histórica demostración del poder del medio. Escuchar las amigables bromas entre dos de los mayores magos de nuestra era es como entrar en una máquina del tiempo).

En su presentación para el teatro Mercury, los créditos de inicio de Welles nos ofrecen una rica visión del estado paranoide del mundo en 1938.
'Ahora sabemos que durante los primeros años del siglo veinte este mundo estaba siendo estrechamente vigilado por inteligencias superiores a la humana, e igualmente mortales. Ahora sabemos que mientras los seres humanos se afanaban entre sus múltiples preocupaciones, estaban siendo estudiados y examinados, quizá de forma tan minuciosa como un hombre estudia con su microscopio las efímeras criaturas que se arremolinan y se multiplican en una gota de agua”.
Con infinita complacencia, la gente iba de aquí para allá con sus pequeñas cuestiones, serenas en la seguridad de su dominio sobre este pequeño y giratorio resto de naufragio que, por suerte o por destino, ha heredado el hombre del oscuro misterio del tiempo y el espacio.
Pero a través del inmenso golfo de éter, mentes que son a las nuestras como nuestras mentes a las de las bestias de la selva, inteligencias extensas, frías y carentes de emociones, contemplaban la Tierra con ojos codiciosos, y lenta pero inexorablemente trazaron sus planes contra nosotros.

En el año treinta y nueve del siglo veinte, llegó la gran desilusión. Era casi el final de Octubre. Los negocios mejoraban. El miedo a la guerra había desaparecido. Más hombres volvían a trabajar. Las ventas remontaban. En esa tarde en concreto, el 30 de Octubre, el servicio Crosley estima que unos 32 millones de personas estaban escuchándolo en la radio.

Los analistas de medios de comunicación argumentan que incluso con los mejores clips editados o montajes para TV, ninguna farsa a nivel nacional podría obtener hoy en día una audiencia semejante. Como escribió el científico planetario David Grinspoon, “¿podría esto suceder hoy?. En un momento de multiplicidad de medios, la radio ha perdido parte de su poder, pero un engaño bien ejecutado a través de Internet sobre una invasión extraterrestre podría poner al galope a unos pocos corazones.'

• Ver la galería de imágenes de la Opportunity y la presentación de diapositivas.

El argumento es que somos mucho más sofisticados que nuestros abuelos y padres, al menos en lo que a medios de comunicación toca. En primer lugar, hay hoy en día muchísimos más medios en el mercado, a la mayoría de los cuales se les escaparía la primicia, entonces comprobarían en tiempo record algunas fuentes adicionales, y desmentirían la historia. Pero con la retransmisión de Welles sería comparable a desmentir hoy en día una interrupción de la programación de la CNN, ya que las noticias radiofónicas eran el canal favorito en 1938. Algunos historiadores de medios comparan las fechas, concluyendo que prensa y radio tenían el dominio antes de la cobertura televisiva del asesinato en 1963 de JFK –cuando la televisión demostró su capacidad sin igual como fuente para alertas inmediatas. En todo caso, lo que pudiera describirse como un anuncio de interés público ha cambiado para satisfacer a una audiencia mucho más escéptica. Un nivel más elevado de falsificación es necesario antes de que un hospital reciba alguna víctima del engaño.

Sombra del rover Opportunity en el ocaso marciano.
Crédito: JPL/NASA


En segundo lugar, las expectativas de lo que sería una invasión realista hoy han sido muy influidas por el realismo de la ciencia ficción y los efectos especiales. Las imágenes más recientes de la sonda orbital europea Mars Express tienen una resolución tan elevada que pueden parecer simulaciones por ordenador. Descubriremos en el 2005 si Spielberg y Cruise planean producir un hiper-realismo visual que esté a la altura del realismo sonoro de Welles.

Por ultimo, conocemos mucho más sobre Marte (u otros candidatos a invasores de nuestro vecindario) por lo que –así sigue el razonamiento- decenas de científicos pasarían inmediatamente a desmontar incluso los panoramas de emergencia más realistas. Pero como aquella retransmisión fue previa a esta visión escéptica –tanto en la ficción como en la vida real- a la audiencia de 1938 se le informó de descargo de responsabilidad, que ésta recibió como entre el estupor del ensoñamiento. Como expresó un granjero de Nueva Jersey su sorpresa inicial de los acontecimientos en su patio trasero: “Bueno, como le decía, escuchaba la radio a ratos… volví mi cabeza hacia la ventana y podría haber jurado que me había dormido y soñaba”.

Por supuesto, la emisión original de Welles tenía dos llamativos descargos de responsabilidad, uno al principio y otro al final de la retransmisión, incluyendo una declaración de que se trataba en su totalidad de una ficción. Sin embargo, las personas que sintonizaron el programa una vez que éste ya había empezado, resultaron confundidos de manera clamorosa.

Las modernas comodidades electrónicas muy probablemente desbaratarían este montaje teatral hoy en día, sobre todo por el hecho de que en la mayoría de los canales de noticias 24 horas tendría que aparecer en la parte inferior de la pantalla una advertencia indicando “ficción” durante todo el tiempo de la emisión, no sólo al inicio y al final de ésta. Hoy, el bulo sería cortocircuitado por múltiples sistemas, que incluyen unas sencillas llamadas de teléfono móvil, y unos renovados sistemas de emergencia nacional. Muchos guionistas de Hollywood se tienen que tomar grandes molestias para descartar el uso del teléfono móvil como elemento plausible en la trama, o de otra manera sus actores simplemente llamarían al servicio de emergencia para pedir ayuda.

Dejando de lado estos predecibles desmentidos tecnológicos con los que un espectador moderno podría abordar a la emisión de “La Guerra de los mundos”, uno puede preguntarse: ¿qué fue lo que hizo tan creíble aquella representación?
El meteorito ALH, del tamaño de una pelota de béisbol y una de las más de dos docenas de muestras de Marte disponibles hoy para su estudio en la Tierra.
Créditos de imagen: NASA/ Johnson Space Center
El meteorito ALH, del tamaño de una pelota de béisbol y una de las más de dos docenas de muestras de Marte disponibles hoy para su estudio en la Tierra.
Créditos de imagen: NASA/ Johnson Space Center


La emisión desde el Mercury Theater se inició tras la alegre música de baile desde el Park Plaza Hotel en Nueva York y un silencio radiofónico. El locutor de continuidad anunció una interrupción de programa con música de tango (“Ramón Raquello interpreta “La Cumparsita””.).

Esta interrupción dio abruptamente paso a un comunicado de emergencia: ' ...un boletín especial de la Intercontinental Radio News. Veinte minutos antes de las ocho, hora central, el profesor Farrell del observatorio Mount Jennings en Chicago, Illinois, informa que ha observado varias explosiones de gas incandescente, sucedidas a intervalos regulares sobre el planeta Marte. El espectroscopio indica que el gas es hidrógeno, y que se desplaza hacia la Tierra a enorme velocidad. El profesor Pierson del observatorio de Princeton confirma la observación de Farrell, y describe el fenómeno, cito textualmente “como un chorro de llamaradas azules disparadas con un cañón” fin de la cita”. Tras esta alerta se devuelve a los oyentes a la interpretación de la melodía 'Stardust'. La alternancia de altos y bajos proporcionaba a los mensajes de urgencia más dimensión de contraste y alarma.

Un segundo recurso usado para realzar la alerta fue presentar las dos caras del debate sobre “la vida en Marte”. Siguiendo una analogía judicial, la representación eligió el punto de vista tanto del fiscal como de la defensa en la cuestión de la vida en Marte –al menos inicialmente.

En la primera entrevista de la emisión, un mundialmente famoso aunque ficticio profesor de Princeton llamado Pierson hace todo lo posible para descartar los canales de Marte como ilusiones de astrónomos previos como Percival Lowell. Este enfoque académico va más allá al rechazar preguntas sobre la vida en Marte cuando le preguntan “¿entonces, usted está absolutamente convencido de que la vida inteligente como nosotros la conocemos no existe en Marte?” a lo que el profesor Pierson responde “Yo diría que las posibilidades en contra son de mil a uno”.

Los datos de altímetro láser de Marte interpretadas con alturas representadas por color, y lo que alguna vez pudo proporcionar formaciones terrestres más exóticas que las presentes hoy.
Creditos: GSFC/NASA


Por extraño que parezca, la entrevista resulta interrumpida por un telegrama que anuncia que un terremoto ha sido detectado a 30 km de Princeton. La interrupción es extraña, ya que la entrevista está teniendo lugar en las inmediaciones y difícilmente se entiende la necesidad de que se anuncie mediante un telegrama. Sin inmutarse, el profesor mantiene su pose escéptica, llegando a la conclusión de que un meteorito ha impactado en los Estados Unidos, justo a las 8:50 PM, hora de la costa este, del 30 de Octubre de 1938, en la granja Wilmuth en Grovers Mill, New Jersey. Los modernos círculos de los sembrados no se podrían realizar con tanta precisión como esta invasión fabulada desde un planeta hostil.

El consiguiente pánico es ambivalente: la mitad de los curiosos se aparta, la otra mitad se emboba y se acerca. Desde el Mercury Theater se continua preparando el ambiente para la gran sorpresa: 'espectadores curiosos se amontonan en las cercanías del objeto a pesar de los esfuerzos de la policía para contenerlos. Están justo delante de mi línea de visión… los más atrevidos se aventuran cerca del límite… sus siluetas se recortan contra el brillo metálico. Uno de ellos va a tocar la cosa…”

Y se inicia la acción, mientras un desconcertado reportero, Carl Phillips, transmite el terror de la multitud “Cielo santo, algo se desliza desde las sombras como una serpiente gris...” la respuesta inicial representando el saludo de la Tierra es un pañuelo blanco atado a un palo. Declaramos la tregua con Marte.

En un extraño giro final, encontramos la interrupción del locutor que nos informa que cuarenta personas, incluyendo seis policías han resultado quemados quedando irreconocibles –lo que no deja de ser sorprendente por lo preciso del recuento, identificación de cargos, y lo morboso de los hallazgos de la autopsia in situ. El significado de este grado de precisión se hace patente en la búsqueda del hiper realismo de la puesta en escena, pero concluye en la afirmación de que “las criaturas extrañas, tras desatar su mortal ataque, se arrastraron de vuelta a su guarida, sin hacer nada que impidiera que los bomberos pudieran recuperar los cadáveres y apagar el fuego”. Parece que a la vez que invaden otros planetas, estos alienígenas merodeadores de Marte cooperan en la lucha contra los incendios.

Tanto Wells (H.G.) como Welles (Orson) promovieron esta prueba pública no como una pregunta sobre cómo podrían actuar los alienígenas (las serpientes grises como efecto especial han evolucionado mucho desde 1938). Su pregunta estaba más dirigida hacia como podría reaccionar la Tierra si se le pone bajo presión. Como señala David Grinspoon la gran suposición que está directamente implicada en la serie de “La Guerra” puede ser planteada retóricamente como “¿Por qué iban a querer los alienígenas a la Tierra?

La respuesta no sería solo un reto a nuestra visión antropocéntrica de nuestro lugar en el universo, sino también un argumento estadístico de que hay tantos mundos a los que invadir, así que qué especies avanzadas tienen tiempo para otra ronda de histeria de masas e intrusismo planetario hoy.




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