Resumen: La mayor luna de nuestro sistema solar, Ganímedes, tiene concentraciones de masas repartidas irregularmente bajo su superficie helada. Esto grumos aparecieron inesperadamente tras observaciones durante el flyby de la Galileo, y podrían deberse a elementos rocosos dispuestos sobre un asiento helado.
Basado en un informe de JPL/Galileo

Imagen de alta resolución de la superficie de Ganímedes
Crédito: NASA/Galileo
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Los científicos han descubierto grumos irregulares bajo la superficie helada de la mayor de las lunas de Júpiter, Ganímedes. Estas masas irregulares podrían ser formaciones rocosas, sostenidas durante miles de millones de años en la cubierta helada de Ganímedes. El descubrimiento nos llega casi un año después de la desaparición programada por la NASA para la Galileo, en la atmósfera de Júpiter, y más de siete años después de la recogida de los datos correspondientes.
Los investigadores del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, en Pasadena, California., y la Universidad de California, en Los Angeles, informan de estos hallazgos en una comunicación que aparece en el número del 13 de Agosto de la revista Science.
Los hallazgos han hecho que los científicos se replanteen cuál podría ser el contenido interior de Ganímedes. Las acumulaciones informadas pertenecen al interior, y no hay estructuras de superficie asociadas a éstas. Esto sugiere a los científicos que el hielo tiene la suficiente consistencia, al menos en la superficie, para sostener estas posibles masas rocosas evitando que se hundan hacia el fondo helado por miles de millones de años. Pero esta anomalía podría tener también su origen en apilamientos rocosos desde el fondo.
'Las anomalías podrían ser grandes concentraciones rocosas en -o bajo- la superficie helada. Podrían encontrarse también bajo la superficie en capas de hielo y rocas entremezcladas, con una proporción variable de las últimas”, comenta el Dr. John Anderson, científico y autor principal del comunicado en el JPL. 'Si hay un océano de agua líquida en el interior de la cubierta helada de Ganímedes, tiene que haber profundidades variables, con apilamientos rocosos desde el fondo oceánico. Podría haber variaciones topográficas de una superficie rocosa oculta bajo una profunda cubierta helada. Son muchas las posibilidades, por lo que necesitaremos más estudio”.

Prototipo de la nave a propulsión nuclear JIMO, con su forma llena de aletas.
Créditos de imagen: NASA/ JPL
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El Dr. Gerald Schubert, coautor desde la UCLA, comenta 'A pesar de que hasta el momento aún no disponemos de nada definitivo en relación a su profundidad, no esperábamos que el hielo de Ganímedes tuviera la consistencia suficiente como para sostener estas aglomeraciones. Por ello, esperamos que las irregularidades estén en las zonas más próximas a la superficie en los que el hielo es el más frío y consistente, o en el fondo de la gruesa cubierta de hielo reposando sobre el manto rocoso subyacente. Sería una sorpresa que nos encontráramos con estas masas a niveles profundos o intermedios de la cubierta de hielo'.
Ganímedes tiene tres capas, básicamente. Una esfera de hierro metálico se encuentra en el centro (el núcleo), una cubierta rocosa (manto) recubre el núcleo, y una tercera cubierta constituida principalmente de hielo rodea el manto y el núcleo. La cubierta helada exterior es muy gruesa, de alrededor de 800 kms. La superficie es la parte más externa de esta cubierta helada. A pesar de que es principalmente hielo, la cubierta puede contener rocas entremezcladas. Los científicos piensan que puede haber cantidades considerables de roca en las capas de hielo superiores. Las variaciones en la cantidad de roca presente pueden ser el origen de estas posibles formaciones rocosas.
Los científicos tropezaron con los resultados al estudiar las mediciones Doppler del campo de gravedad de Ganímedes durante el segundo flyby de esta luna en 1996. Se estaba midiendo el efecto gravitatorio de la luna al paso de la nave. Y encontraron variaciones que no esperaban

Esta imagen muestra una posible caldera de la que alguna vez pudo manar agua líquida o nieve sucia en Ganímedes.
Crédito: NASA/JPL
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'Lo crean o no, nos ha tomado todo este tiempo aclarar la cuestión de la anomalía, sobre todo porque estuvimos analizando la totalidad de los 31 flyby cercanos a las cuatro lunas principales de Júpiter”, comenta Anderson, “Y al final, llegamos a la conclusión de que sólo durante un flyby, el segundo sobre Ganímedes, se hacían evidentes las anomalías de masa”.
Los científicos han detectado con anterioridad anomalías de concentración de masa en otra luna, la de la Tierra, durante las primeras misiones orbitales a la Luna durante los años 60. Las concentraciones de masa lunares de la época de las misiones Apolo se debían a lava sobre cuencas planas. Sin embargo, los científicos no encuentran similitudes entre estas concentraciones de masa y las que detectan en Ganímedes.
'El hecho de que estas anomalías de masa puedan detectarse simplemente con el flyby es significativo para posteriores misiones”, dice el Dr. Torrence Johnson, anteriormente científico del proyecto Galileo. “Con esta clase de información, es posible realizar mapas detallados de gravedad y altitud que nos permitirán cartografiar estructuras dentro de la corteza helada o en la superficie rocosa. Saber más sobre el interior de Ganímedes pone en evidencia la importancia de buscar anomalías gravitatorias en otras lunas de Júpiter y nos proporciona un área de investigación. Esto podría ser algo en lo que trabajar más en profundidad con la Misión Orbital a las lunas heladas de Júpiter propuesta por la NASA”.
La comunicacion tiene como coautores al Dr. Robert A. Jacobson y Eunice L. Lau del JPL, con el Dr. William B. Moore y Jennifer L. Palguta de la UCLA. JPL es una división del instituto tecnológico de California en Pasadena. El JPL diseñó y construyó el orbiter Galileo, y dirigió la misión.