Por Leonard David

FALGSTAFF, ARIZONA – Pasando por encima de Marte, los investigadores dicen que Europa, la luna helada de Júpiter, es un posible punto biológico que debe ser estudiado detenidamente.
Los científicos espaciales creen que la luna merece una inspección completa, mediante un mapeo de la cara fracturada de Europa con un radar que penetre el hielo, y buceando debajo de la superficie para examinar lo que probablemente sea un océano líquido que podría desbordar de vida.
Actualmente se está elaborando una estrategia nueva que demanda que Europa se convierta en la prioridad en los planes de exploración de la NASA. Un Grupo de Enfoque de Europa compuesto de especialistas destacados – desde biólogos y científicos planetarios a expertos y tecnólogos en hielo – se reunieron aquí el 14 y 15 de mayo en el Centro de Investigación Geológica de los Estados Unidos (U.S. Geological Survey) para discutir las perspectivas para una investigación a gran escala del satélite Galileano.|
El guiso y el vino
“Este grupo es como un guiso. Se necesita algo de carne y papas, vegetales y un poco de condimentos...y los pones todos juntos”, dijo Ronald Greeley, líder del grupo y geólogo planetario de la Universidad del Estado de Arizona en Tempe. “El objetivo es reunir a este grupo diverso y empezar a hablar entre todos. Es necesario porque el tipo de problemas que encontramos en Europa requiere esta visión multidisciplinar”, agregó.
Pero el guiso político es otra forma de representar al grupo.
La Casa Blanca liderada por Bush descartó el proyecto del Orbitador a Europa de la NASA. El lanzamiento de esta sonda hacia la luna joviana estaba programado para el 2008, pero los costos de la misión se dispararon, lo que produjo su fin. Años de planes de ingeniería y preparación científicas quedaron olvidados en el polvo.
Mientras tanto, Europa sigue atrayendo a la ciencia. La nave doble Voyager de finales de la década de 1970 le dio a los científicos los primeros indicios de que Europa podría ser de interés para la exobiología. Luego, en 1996, las observaciones que la nave Galileo hizo de la luna fueron el motor propulsor que la convirtieron en una prioridad para la exploración.
Hongos desnutridos
Pero dejando de lado la cuestión de encontrar vida en Europa. Es más un asunto de volver a centrar la vida en una misión para explorar la luna en primer lugar. Los planes de la NASA de retornar a la enigmática luna en cualquier momento parecen haber caído en el olvido.
“Parecemos hongos desnutridos”, dijo un científico malhumorado en la reunión. “Los hongos se cultivan manteniéndolos en la oscuridad y proveyéndoles abono. A nosotros ni siquiera nos dan abono.”
Sin embargo, la pasión por llegar a Europa sigue siendo fuerte.
“Esta es una oportunidad para darle un enfoque nuevo”, afirmó Greely. “La cancelación hizo que lo volviéramos a considerar”, le dijo a SPACE.com.
Los expertos del Grupo de Enfoque parecen atrapados entre una roca y el hielo duro de Europa.
Algunos opinan que es aconsejable enviar una misión directa al punto. Es decir que una nave orbitadora del estilo de la Viking con un vehículo de descenso es lo más propicio para la ciencia. Otros piensan que hay que ir paso por paso: primero un vehículo que orbite Europa para caracterizar de la mejor forma a ese mundo cubierto de hielo, y luego de unos años un vehículo de descenso, un rover y un vehículo explorador del subsuelo.
Los orbitadores especialmente equipados, los penetradores de hielo, el vehículo de descenso equipado con airbags, los hidrófonos esparcidos por la superficie de Europa, son todas ideas que merecen ser consideradas.
A bajo costo
“Es una especie de buenas y malas noticias”, expresó Torrence Johnson, científico principal de la Oficina de Dirección del Sistema Solar del Jet Propulsion Laboratory (JPL) en Pasadena, California. “En este momento no tenemos una misión a Europa. Por otro lado, quizás si el ave fénix resurge entre las cenizas, podría ser en la forma de una misión más ambiciosa alrededor de 2010”, dijo.
Algo está muy claro. Cualquier misión robótica a Europa científicamente valiosa probablemente sea costosa. Quizás tenga un valor mínimo de mil millones de dólares. Cualquiera sea el costo, hay una preocupación total de los maestros del presupuesto de la Casa Blanca, la Oficina de Administración y Presupuesto, y lo más probable es que las Oficinas Centrales de la NASA no tengan el control, sino que las controlen.
William Moore, investigador de la Universidad de California, Los Angeles, en el Departamento de la Tierra y las Ciencias Espaciales, opina que lo mejor para la comunidad científica es dar un paso hacia atrás y arremeter con más fuerza para una mejor misión a Europa.
“Desde el punto de vista astrobiológico, Europa es una meta muy interesante y especialmente importante”, manifestó Moore. “Y no lo puedes hacer barato. No existe un método rápido, mejor y barato en el sistema solar exterior. Es tan significante la inversión necesaria para llegar allí que mejor hacerlo bien...no podemos arriesgarnos...y esto significa que va a ser costoso”, enfatizó Moore.
En primer lugar, la protección anti-radiación del hardware de la nave a Europa necesita una fuerte inversión. En segundo lugar, cumplir con las estrictas normas de esterilización será costoso. Después de todo, no queremos transportar bichos terrestres a territorio Europeo.
Una ganancia científica
Resulta obvio que la única forma de regresar a Europa es con una misión relativamente grande, sugiere Robert Pappalardo, profesor asistente del Departamento de Astrofísica y Ciencias Planetarias de la Universidad de Colorado en Boulder.
“En mi opinión, y en la de muchos de la comunidad de las ciencias planetarias, la exploración de Europa sigue siendo una prioridad muy alta”, expresó Pappalardo. El potencial astrobiológico de Europa es un incentivo científico, observó, ya que esta luna posee una singularidad geofísica en nuestro sistema solar al ser un mundo al que se le supone un océano relativamente superficial.
“Tenga o no tenga el océano de Europa vida, la exploración y caracterización de ese océano significará una ganancia científica en lo referente a nuestro conocimiento de satélites naturales y su potencial astrobiológico. Si en última instancia en ese océano se encuentra vida, Europa podría impulsar tanto la revolución científica como la de la sociedad”, afirmó Pappalardo.
Dirk Schulze-Makuch, investigador del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad de Tejas en El Paso, sugirió que la vida pasada y presente en Europa podría ser evidente. Existe un número plausible de fuentes de energía que permitiría que los sistemas vivos prosperaran en Europa, manifestó.
“Si se puede detectar la vida allí, lo más probable es que se haya desarrollado en forma independiente a la de la Tierra”, dijo Schulze-Makuch. En la antigüedad Europa probablemente tenía agua en su superficie y una atmósfera con vapor de agua – un mundo muy distinto al que vemos hoy, dijo.
Uno de los puntos más importantes es determinar la composición del material cercano a la superficie de Europa. Esta medición puede ayudar a evaluar la habitabilidad pasada y presente de la luna, expresó Schulze-Makuch. “En Europa podemos buscar vida pasada y presente. Si encontráramos vida allí, sería de un tipo único” afirmó.
¿Una pista colorida?
Europa podría estar dándonos una pista colorida acerca de su potencial exobiológico. ¿Es posible que los parches de material marrón-rojizo que se ven en las imágenes de la nave Galileo sean depósitos de bacterias?
Vale la pena considerarlo, dijo J. Brad Dalton, investigador permanente de un Consejo Nacional de Investigación del Centro de Investigación Ames de la NASA, cerca de San Francisco, California.
Si bien aún no se conoce la composición exacta del material marrón-rojizo, dijo Dalton, resulta claro de los datos de la Galileo que sus componentes principales están altamente hidratados, es decir, son componentes que contienen agua dentro de su estructura molecular.
“Esto ocurre con una serie de minerales y sales que se forma en la Tierra en presencia del agua. Los organismos vivos también contienen agua en distintas formas”, dijo Dalton.
Si el material marrón-rojizo es representativo de la composición interna de Europa, otra conjetura, dijo Dalton, entonces la posible presencia de sales sería emocionante ya que implicaría que el océano podría ser acogedor para la vida. “Y un argumento aún más especulativo, que en el presente no puede desecharse, es que podría haber vestigios de células vivas pasadas en los mismos depósitos marrón-rojizos”, agregó.
Debido a la alta radiación ambiental en Júpiter, continuó Dalton, los científicos no esperan encontrar vida existente o incluso componentes biológicos complejos expuestos en la superficie de Europa. Solo podrían sobrevivir restos sumamente procesados y descompuestos bajo esas condiciones, observó.
“Sin embargo, unos centímetros debajo de la superficie, podrían persistir varios compuestos complejos. Y unos metros debajo, algún material biológico e incluso algunos microorganismos altamente extremófilos podrían permanecer viables durante millones de años, aún hasta la actualidad”, dijo Dalton.
Lo grueso, lo fino
Y sigue en debate la verdadera profundidad del caparazón de hielo que encapsula al aún especulativo océano líquido de Europa.
Conocer el espesor del caparazón de hielo de Europa podría dar mayores precisiones acerca de la existencia de vida subterránea. Asimismo, si el hielo es grueso – quizás varias millas de profundidad – podría resultar un trabajo arduo para cualquier robot que intentara llegar al océano.
Una persona que está muy interesada en elegir el lugar de descenso para la futura nave que viaje a Europa es Louise Prockter, científica del equipo profesional del Laboratorio de Física Aplicada en Laurel, Maryland. Ella puso el ojo en Castalia Macula, una región inusualmente oscura de más de 60 millas (100 kilómetros) de Norte a Sur, cerca del ecuador de Europa. El área consiste en dos domos altísimos separados por lo que parece ser un estanque llano helado de material negro. Este tanque parece liso y suave- un lugar ideal y relativamente seguro para hacer descender un vehículo de aterrizaje.
“Sabemos que los lugares más oscuros tienden a ser lo más jóvenes de Europa, y que los domos se formaron cuando el material del subsuelo ascendió y rompió la superficie. Por lo tanto, si deseamos extraer una muestra de la región Castalia Macula, tenemos grandes probabilidades de recolectar material que se encontraba debajo de la superficie hasta no mucho tiempo atrás. Por ende, ese material probablemente no esté demasiado dañado o alterado debido a la fuerte radiación ambiental de Europa”, dijo Prockter.
Más aún, también es posible que alguna parte de ese material oscuro haya sido parte del océano que se supone se encuentra debajo de la superficie de Europa. “Por lo tanto, esta sería una forma posible de extraer muestras de ese océano sin tener que enfrentarse a los problemas relacionados con la excavación de varios kilómetros de hielo”, destacó Prockter.
Una aventura complicada
Lo interesante de Europa es descubrir si la vida alguna vez estuvo presente allí. Sin embargo, llegar a esa luna de Júpiter tan distante supone un desafío tecnológico impresionante en sí mismo.
“La exploración de Europa como posible hábitat para la vida, ya sea que se encuentre en los principios del proceso de evolución o muy dentro de la producción de entes que parezcan vivos, es una aventura complicada que requiere la utilización juiciosa de tecnologías actuales y futuras”, dijo Arthur Lane, Delegado del Centro de Detección de Vida del JPL (Jet Propulsion Laboratory).
Lane dijo que se estaba progresando en el área de los sensores y la electrónica resistente a la radiación. “Estamos mejorando. Dennos un poco de tiempo. Lo estamos logrando”, le dijo al Grupo de Enfoque de Europa. De forma similar, se está llevando a cabo investigación sobre “electrónica fría” y sobre la fabricación de dispositivos ultra-pequeños, como por ejemplo cámaras, taladros, microscopios, sensores de temperatura y espectrómetros.
Por ejemplo, Lane nos brindó detalles del trabajo en conjunto entre Caltech y JPL sobre una sonda robótica, un Cryobot, diseñado para taladrar el hielo. Este dispositivo está repleto de cámaras diminutas con visión lateral y hacia abajo y con un equipo de relé de señalización, y está diseñado para dirigirse a Europa en el futuro.
Se puede diseñar, construir y enviar una amplia variedad de tecnologías para descubrir los detalles internos y externos de Europa. “Que sean o no capaces de satisfacer a tiempo ‘las ansias de saber’ de los seres humanos es otra cuestión”, dijo Lane.
Greeley, como líder del Grupo de Enfoque de Europa, sigue resuelto a dejar de lado las realidades políticas y presupuestarias. “Nos interesa la ciencia...queremos saber algo sobre Europa y queremos definir las últimas misiones a esta luna intrigante. Es una hoja en blanco.”