Por: Henry Bortman

Los científicos discuten la importancia y los posibles riesgos de sembrar el Planeta Rojo.
Han transcurrido casi 25 años desde que NASA envió experimentos biológicos a Marte. Chris McKay, un científico planetario de la División de Ciencias Espaciales del NASA Ames Research Center y miembro del Instituto de Astrobiología de NASA piensa que es el momento de intentarlo de nuevo. |
McKay ayudó a organizar el año pasado una conferencia de NASA dedicada a discutir qué sería necesario para hacer Marte habitable para los humanos. Aunque el tono general de la conferencia fue especulativo, “todos los participantes estuvieron de acuerdo en que la humanidad no parece preparada para terraformar el Planeta Rojo en un plazo cercano”. McKay mantiene que era importante de todos modos el empezar ahora a evaluar el potencial biológico de Marte.
“Algunas de las cuestiones de investigación que surgieron en la conferencia”, dice McKay, “podrían ser temas que influyeran en misiones a corto plazo. Por ejemplo, una de las preguntas clave sobre Marte en el contexto de una biosfera, es ‘¿Hay suficiente nitrógeno en el planeta’” para mantener vida? Él querría ver llevar a cabo experimentos en futuras misiones que ayudaran a contestar esa pregunta.
En una presentación en la conferencia, McKay propuso un experimento más intrigante. “Me gustaría ver a NASA enviando una semilla a Marte e intentando que germine en una planta”. Sería importante, subrayó, “utilizar la luz del sol, la tierra y los nutrientes disponibles en Marte”. McKay sugirió que cultivar una flor en Marte podría servir como un valioso experimento biológico, así como un poderoso símbolo de la expansión humana más allá de la Tierra.
“Una de las cosas en las que estoy muy interesado es en la noción de Marte como un hogar para la vida, tanto distante en el pasado, quizás hoy muerta, como en el futuro. Y si pensamos en la vida como el principal motivo para el programa de exploración de Marte, entonces yo soy partidario de que nos tomemos en serio el llevar vida a Marte”
De todos modos, no todo el mundo en NASA comparte el entusiasmo inmediato de McKay por el proyecto.
John Rummel, funcionario de la Oficina de Protección Planetaria de NASA, es uno de los que plantean dudas sobre la conveniencia de llevar a cabo a corto plazo la sugerencia de McKay. Rummel cree que intentar “cultivar plantas en Marte puede quitar energía y otros recursos” que podrían emplearse en mejores usos. “Necesitaríamos hacer un montón de análisis del material superficial de Marte antes de enviar un experimento biológico allí”.
Rummel no discrepa del hecho de que cultivar una planta en Marte supondría un poderoso símbolo. Sin embargo, se pregunta cuál sería el impacto simbólico si el experimento fracasa. “Si queremos pensar en Marte como un lugar donde los organismos terrestres puedan crecer, necesitamos saber que funcionará”.
Rummel sugiere una forma más pragmática de encontrar qué plantas pueden crecer en el suelo Marciano: traer el suelo a la Tierra. “Si vamos a poner a prueba organismos terrestres con suelo marciano”, dice, “hagámoslo con muestras traídas de vuelta”.
Mike Meyer, Científico de Disciplina Astrobiológica, está de acuerdo con Rummel. Él cree que es importante ir paso a paso en el entendimiento del potencial de la vida de Marte. “Si sabemos lo suficiente del suelo de Marte”, argumenta Meyer, “podremos simular Marte aquí y realizar experimentos aquí. Entonces sabremos qué queremos probar. De otro modo acabaremos diciendo ‘¡Caramba, se murió!, ¿y ahora qué?’”
Meyer hace además otra observación. Aunque existe un plan concreto para enviar humanos a Marte quienes tendrán que cultivar plantas para alimentarse, no hay prisa por determinar cómo crecerán allí. “Necesitaríamos asumir una razonable responsabilidad de que estamos enviando humanos a Marte antes de realizar un experimento así”.
McKay ha escuchado esos argumentos antes. Y no se deja influenciar. “Hay muchas razones lógicas para no enviar una planta a Marte en una misión a corto plazo”, reconoce McKay. Pero él rebate, “es un paso audaz y espectacular que, en mi humilde opinión, impulsará significativamente la agenda biológica de Marte”
¿Qué sigue?
NASA dedica parte de su presupuesto a investigar algunas cuestiones relativas a posibles misiones de exploración humana de Marte. La Mars Odissey de 2001, por ejemplo, una sonda orbital lanzada el 7 de Abril de 2001, contiene un experimento para medir la cantidad de radiación nociva contra la que se deberían proteger los humanos en su viaje a Marte.
Dos robots, los Mars Exploration Rovers (MERs) serán lanzados por NASA en 2003. Los experimentos que llevarán a cabo ayudarán a determinar qué recursos de los necesarios por los humanos se hallan disponibles en Marte. La Agencia Espacial Europea lanzará asimismo una misión en 2003, una combinación de sonda orbital y módulo de descenso. Los planes actuales incluyen que este módulo, Beagle 2, porte experimentos biológicos diseñados para buscar directamente evidencias de vida en Marte.
Las futuras misiones a Marte realizarán experimentos adicionales para comprender mejor las posibilidades y desafíos de afrontar una misión humana. Y los astronautas viviendo a bordo de la Estación Espacial Internacional mejorarán el conocimiento de NASA de los efectos de las largas exposiciones a condiciones de micro-gravedad. De todos modos, la hoja de ruta de exploración de Marte por parte de NASA no contiene ningún plan para enviar realmente exploradores humanos allí.