Resumen: Una cuestión clave en la historia de la vida es el origen de la adaptación de las especies al medio terrestre. Las huellas fósiles en barro descubiertas recientemente en Canadá muestran el progreso rápido y temprano de los dedos de manos y pies durante el periodo Carbonífero, decenas de millones de años antes de lo que se creía hasta ahora.
Basado en una publicación de la Sociedad Geológica (Geological Society)

Evolución de las especies de cinco dedos.
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Nuestros antepasados de cuatro patas y cinco dedos conquistaron el suelo de forma más temprana e independiente de lo que se creía hasta ahora. Estas son las conclusiones a las que han llegado los paleontólogos que estudian las huellas (cuya antigüedad se estima entre los 345 y los 359 mil millones de años) recientemente descubiertas en una playa del este de Canadá.
Al menos, seis tipos de animales de cuatro patas – también llamados tetrápodos- y cinco dedos similares a los reptiles dejaron impresas sus huellas en el lodo de lo que una vez fue una ciénaga tropical en Blue Beach, Nueva Escocia. Las huellas de los dedos tienen un tamaño que oscila entre los 10.16 y los 2.54 centímetros, y parecen contradecir la idea predominante de que entre los primeros tetrápodos había una amplia variedad en el número de dedos (polidáctilos), de entre la cual, el grupo de cinco dedos (pentadáctilos) se reveló como el más eficiente en tierra.
“Estamos hablando de una cuestión fundamental en la historia de la vida”, apunta el paleontólogo Spencer Lucas, del Museo de Historia Natural y Ciencia de Alburquerque, Nuevo México (New Mexico Museum of Natural History and Science). “ Se trata del origen de la adaptación al medio terrestre. La conquista de la tierra es la razón por la que estamos aquí”.
Se trata también del paso evolutivo que determinó la aparición de nuestros diez dedos en manos y pies.
Los resultados de la investigación realizada en Blue Beach por Lucas, Adrian Hunt, Chris Mansky y John Calder serán presentados en el encuentro anual de la Sociedad Geológica de América (Geological Society of America) en Denver.
Las huellas encontradas en la formación de acantilados – Horton Bluff- de Blue Beach parecen ser de animales que pertenecían a grupos ya conocidos por restos fósiles de depósitos más tardíos, explica Lucas. “Esto supone que algunos de estos animales probablemente existían mucho antes”, señala.

Paso de la tierra al mar, de las patas a las aletas, del desplazamiento en el medio terrestre al desplazamiento en el medio acuático.
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El hecho de que todas las huellas encontradas en Blue Beach tengan cinco dedos sugiere que estos tetrápodos en concreto se desarrollaron como grupo en el periodo Carbonífero temprano, decenas de millones de años antes de lo que se creía hasta ahora. De hecho, no fueron los supervivientes de una criba en el grupo de los tetrápodos polidáctilos sino que progresaron y se colocaron a la cabeza. En otras palabras, los tetrápodos con diferente número de dedos podrían haber sido más una muestra evolutiva secundaria que la rama principal a partir de la cual evolucionaron nuestros antepasados pentadáctilos, apunta Lucas.
El descubrimiento también pone de relieve el gran valor del hasta ahora subestimado emplazamiento. “Nueva Escocia es la Piedra Rosetta de las huellas del periodo Carbonífero”, señala Lucas.
Se trata de una gran oportunidad el ver cómo reuniendo información acerca de huellas y huesos fósiles se pueden iluminar estadios evolutivos decisivos. A diferencia de los esqueletos fósiles, las huellas dicen mucho acerca de cómo un animal se comportaba y se movía, además de ofrecer pistas sobre su anatomía.
“Creo que lo emocionante es que (las huellas) muestran aspectos que los huesos no revelan”, explica Lucas. “Se obtiene mucha más información al considerar ambos registros”.
“Otro elemento que hace de Blue Beach un emplazamiento único es la forma en que está excavado”, señala Lucas. En vez de tratarse de una excavación lenta y dirigida de capas de roca, el océano tiene el control de la situación. Los investigadores tienen que medir el tiempo de trabajo porque las mareas y el oleaje erosionan rápidamente los acantilados y dejan al descubierto nuevas huellas. La mayor parte de los rastros fósiles han sido recogidos por Chris Mansky, vecino de Blue Beach, que pasea por la playa habitualmente y toma las muestras que la Naturaleza ofrece.