Resumen: (Ene. 20, 2005) Hace 250 millones de años, una catástrofe casi extinguió la vida sobre la Tierra. ¿Llegó el golpe desde el espacio, o cambió la Tierra de hospitalaria a venenosa por sí misma?
basado en un informe de la Univ. de Washington
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Crédito por la imagen: Universidad de Humboldt"
Hace 250 millones de años la vida florecía sobre la Tierra; luego, durante un breve lapso del tiempo geológico casi toda ella fue barrida. Esta imagen es una impresión artística de un pantano del Pérmico Inferior en Texas.
Crédito por la imagen: Universidad de Humboldt
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Durante los últimos tres años se ha estado acumulando evidencia de que el impacto de un cometa o asteroide disparó la mayor extinción en masa de la historia de la Tierra, pero una nueva investigación realizada por un equipo encabezado por un científico de la Universidad de Washington enfrenta esa idea.
En un artículo publicado el 20 de enero por Science Express, la versión on line de la revista Science, los investigadores dicen que no han encontrado evidencia de un impacto en la época de la “Gran Mortandad”, hace 250 millones de años. En cambio, su investigación indica que el culpable podría haber sido el calentamiento atmosférico causado por gases invernadero disparados por volcanes en erupción.
La extinción ocurrió en el límite entre los períodos Pérmica y Triásico, en un momento en que toda la tierra estaba concentrada en un supercontinente llamado Pangea. Se considera que la Gran Mortandad fue la mayor catástrofe de la historia de la vida sobre la Tierra, con la extinción del 90 por ciento de toda la vida marina, y casi tres cuartos de las plantas y animales terrestres.
“La extinción marina y la extinción terrestre parecen ser simultáneas, según la evidencia geológica que encontramos”, dijo el paleontólogo de la Univ. de Washington Peter Ward, autor principal del artículo. “Los animales y las plantas, tanto en el mar como sobre la tierra, morían al mismo tiempo, y aparentemente por las mismas causas: demasiado calor y poco oxígeno”.
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Crédito: Donald E. Davis"
Esta pintura representa un asteroide chocando contra los llanos mares tropicales de la península rica en azufre de Yucatán, en lo que es hoy el sureste de México. Se cree que la consecuencia de esta inmensa colisión asteroidal, que ocurrió hace aproximadamente 65 millones de años, fue la extinción de los dinosaurios y de muchas otras especies sobre la Tierra.
Crédito: Donald E. Davis
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El artículo será publicado en la edición impresa de Science en unas pocas semanas. Los co-autores del mismo son Roger Buick y Geoffrey Garrison de la Universidad de Washington; Jennifer Botha y Roger Smith del Museo Sudafricano; Joseph Kirschvink del Instituto Tecnológico de California; Michael De Kock de la Universidad Rand Arikaans de Sud África; y Douglas Erwin del Instituto Smithsoniano.
La Cuenca Karoo en Sud África ha proporcionado el registro más intensamente estudiado de fósiles vertebrados del Pérmico-Triásico. En su trabajo, los investigadores pudieron utilizar evidencia química, biológica y magnética para correlacionar las capas sedimentarias en Karoo con capas similares en China que una investigación previa había relacionado con la extinción marina de fines del período Pérmico.
La evidencia sobre la extinción marina es misteriosamente similar a la que los investigadores encontraron en la Cuenca Karoo, dijo Ward. A lo largo de siete años, recolectaron 126 cráneos de reptiles y anfibios en una sección de 300 metros de espesor de los sedimentos de la época de la extinción expuestos en Karoo. Encontraron dos patrones, uno que mostraba una extinción gradual a lo largo de unos 10 millones que llevaban al límite entre los períodos Pérmico y Triásico, y otro de un brusco incremento de la tasa de extinción en el límite y que luego se extendía por otros 5 millones de años.
Los científicos dijeron que en Karoo no encontraron nada que indicara que un cuerpo del tipo de un asteroide chocara alrededor de la época de la extinción, aunque específicamente buscaron arcillas de impacto o material eyectado del cráter que hubiera creado un impacto de ese tipo.
Mantienen que si hubo un impacto cometario o asteroidal, éste fue un elemento menor en la extinción pérmica. La evidencia proveniente de Karoo, dijeron, es consistente con una extinción masiva resultante de cambios catastróficos en el ecosistema a lo largo de una prolongada escala de tiempo, y no cambios súbitos asociados con un impacto.
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Dos especies que se saludan entre sí, separadas por épocas. Un homo sapiens toca el incisivo de un dinosaurio.
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Su trabajo, financiado por el Instituto de Astrobiología de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, la Fundación Nacional de Ciencia y la Fundación Nacional de Investigación de Sud África, proporciona un atisbo de lo que puede suceder con un calentamiento climático a largo plazo, dijo Ward.
En este caso, existe amplia evidencia de que el mundo se calentó mucho a lo largo de un período prolongado a causa de erupciones volcánicas continuas en un área conocida como Trampas Siberianas. Al mismo tiempo que el vulcanismo calentaba al planeta, grandes cantidades de gas metano que estaban congeladas en el suelo oceánico pudieron haber sido liberadas, para disparar un calentamiento de invernadero desbocado, dijo Ward. Pero la evidencia sugiere que las especies comenzaron gradualmente a morir a medida que el planeta se calentaba, hasta que las condiciones alcanzaron un umbral crítico más allá del cual la mayoría de las especies no pudo sobrevivir.
“Parecería ser que los niveles de oxígeno también estaban disminuyendo en ese punto”, dijo. “Si éso fuera así, entonces las elevaciones altas y medias se habrían vuelto inhabitables. Más de la mitad del mundo habría sido inhabitable, y la vida únicamente podría haber existido en las elevaciones más bajas”.
Hizo notar que el nivel normal del oxígeno es de alrededor del 21 por ciento, pero la evidencia indica que en momentos de la Gran Mortandad cayó hasta aproximadamente el 16 por ciento, el equivalente de tratar de respirar en la cima de una montaña de 4.600 metros de altura.
“Creo que las temperaturas se elevaron hasta un punto crítico. Hizo más y más calor hasta que se llegó a un punto crítico en que todo murió”, dijo Ward. “Fue un doble revés de temperatura más alta y de poco oxígeno, y la mayor parte de la vida no pudo enfrentarlo”.