Resumen: Ninguna especie domesticada ha tenido tanta influencia en la evolución humana como el caballo. Hipótesis muy antiguas acerca del tamaño, variedad y edad equinos están íntimamente ligadas a nuestros orígenes culturales. Pero evidencias fósiles recientes apuntan a la existencia de un caballo antiguo y quizás de menor tamaño que pasó de alimentarse de hojas a alimentarse de hierba. El resultado podría suponer la reescritura tanto de los libros de texto antropológicos como de los relacionados con los caballos.
Basado en un informe de la Universidad de Florida

Charles Darwin (1809-1882)
|
“La vieja yegua gris ya no es lo que era”, dice un investigador de la Universidad de Florida cuyos descubrimientos muestran que la evolución de los caballos ha dado más vueltas de lo que se creía hasta ahora.
“Según las opiniones convencionales, los caballos simplemente se hicieron más grandes con el tiempo y pasaron de ser unos roedores diminutos y achaparrados a esos majestuosos dueños de las llanuras que se alimentan de hierba”, señala Bruce MacFadden, un paleontólogo de la Universidad de Florida cuyo artículo aparece en la revista Science de esta semana. “Pero la concepción actual es que los mamíferos equinos son criaturas capaces de adaptarse cuyo tamaño, dieta y variedad dependen de la geografía y el clima”.

Opciones del clima terrestre en la antigüedad. La Tierra primitiva, ¿fría como una bola de nieve, caliente como un caldero, o templada? Fuente: NASA
|
“Las viejas ideas acerca de la evolución de los caballos desarrollan una historia bastante simple y ordenada”, señala MacFadden, cuyo libro publicado en 1992, “Caballos fósiles” (“Fossil Horses”), es considerado como el trabajo decisivo en esta materia. “Pero muchos de los conceptos sobre la evolución equina que surgieron durante el siglo XX han quedado anticuados y han dado paso a una explicación de la secuencia fósil mucho más compleja”.
“Puesto que los caballos llevan en la Tierra mucho tiempo, conocer su evolución nos brinda una perspectiva única de los patrones de la evolución en general”, apunta MacFadden, que trabaja en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Florida. “Los caballos son un ejemplo muy bueno porque existe una secuencia fósil larga y continua a lo largo de 55 millones de años en Norteamérica, lo que proporciona una prueba tangible con la que seguir el rastro de pasos individuales o cambios en la evolución en un periodo de tiempo prolongado”, explica.
MacFadden añade que se cree que los caballos han modelado la historia humana más que cualquier otro animal doméstico, y que, sin embargo, es necesario ser cautos a la hora de aceptar otras creencias acerca de estos animales tan populares.
“Los niños a menudo estudian en clase cómo los españoles llevaron los caballos al Nuevo Mundo en el siglo XVI, lo que finalmente dio en la generación de enormes grupos de caballos salvajes en las praderas y ayudó a crear la legendaria América de los vaqueros”, dice MacFadden. “Pero el registro fósil muestra que los caballos existieron en Norteamérica desde hace, al menos, 55 millones de años y que deambularon por el continente antes de extinguirse a finales de la última Era Glaciar, hace unos 10 000 años”.

Gráfico que muestra las extinciones en masa. Fuente: Universidad de Chicago
|
“Los científicos pensaban de forma unánime que los caballos más primitivos, que vivieron desde hace unos 55 millones de años hasta hace unos 20 millones de años, se alimentaban sobre todo de hojas, y que sólo empezaron a comer hierba a medida que las praderas comenzaron a extenderse rápidamente a lo largo de Norteamérica durante el Mioceno, hace unos 20 millones de años”, explica MacFadden.
“La realidad no está tan clara. De hecho durante los periodos de transición algunos grupos de caballos se alimentaron tanto de hierba como de hojas”.
MacFadden ha analizado las propiedades químicas de los dientes fosilizados para determinar la dieta de los caballos. “Los animales incorporan a sus esqueletos y dientes el carbono de las plantas que comen, y la hierba fotosintetiza el carbono de forma diferente a las hojas, los arbustos o los árboles”, dice.
John Flynn, el encargado los mamíferos fósiles del Museo Americano de Historia Natural, señala que los descubrimientos de MacFadden son importantes porque la historia de los caballos ha sido una de las bases de los estudios evolutivos, los libros de texto de biología y las exposiciones de los museos desde el siglo XIX. “La perspectiva científica de Bruce MacFadden acerca de la evolución equina resume de forma elegante las últimas informaciones sobre registros fósiles, y la amplia variedad de análisis de los nuevos descubrimientos. Y no hay nadie mejor que el Dr. MacFadden para realizar esta síntesis, ya que durante mucho tiempo ha sido una figura mundial en materia equina”.

“Las biosferas terrestres son entidades complejas cuyas historias están repletas de casualidades, accidentes y azar”. David Grinspoon.
Fuente de la imagen: NASA
|
“Aunque los caballos modernos se alimentan principalmente de pasto, recurren a las frutas y hojas cuando la hierba escasea”, explica MacFadden. “Los caballos se adaptan muy fácilmente. Pueden explotar diferentes fuentes de alimentación cuando es necesario y son capaces de resistir un amplio abanico de climas. Viven en los trópicos y se extienden hasta el Polo Norte”.
“De la misma forma que el conocimiento científicos acerca de si los caballos se alimentaban de hojas o de hierba ha cambiado, también lo han hecho las ideas sobre la evolución de su cuerpo”, señala MacFadden.
“La idea preconcebida de que el caballo fue alguna vez tan pequeño como un perro pero que creció progresivamente hasta alcanzar su estatura actual puede ser refutada”.
“Hace unos 20 millones de años, durante el Mioceno, el tamaño de los caballos se diversificó más que aumentar”, apunta MacFadden. “Mientras que algunos se hicieron más grandes, otros empequeñecieron o permanecieron igual”.
MacFadden, que ha podido calcular el tamaño corporal de varias especies de caballos fósiles a través de la medición de sus dientes – ya que éstos son proporcionales al resto del cuerpo-, explica que la vieja idea estaba basada en la investigación del paleontólogo del siglo XIX, Edward Drinker Cope. La ley de Cope establece que dentro de cualquier grupo de animales hay una tendencia a que los descendientes crezcan progresivamente.
película “Potencias de diez” (“Powers of Ten”) hace un zoom desde el tamaño de un átomo a la escala del universo en potencias de diez.">
La ley de Cope expone que las especies tienden a crecer. La película “Potencias de diez” (“Powers of Ten”) hace un zoom desde el tamaño de un átomo a la escala del universo en potencias de diez.
|
“Pero hay tantas excepciones cuando se va de lo pequeño a lo grande y de nuevo a lo pequeño que tienes que preguntarte cuántas excepciones a la regla puedes aceptar antes de que el concepto central deje de ser válido”, apunta.
“Lo que los científicos aprendan acerca de los caballos fósiles tiene implicaciones para el estudio de otros animales porque son uno de los típicos ejemplos evolutivos de los libros de texto”, dice MacFadden. “Las descripciones del proceso evolutivo que aparecen en los libros escolares a menudo muestran árboles genealógicos de la familia equina”.