
Una interpretación artística de Mariner 4 en el espacio. Crédito: NASA.
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En 1967, la astronave Mariner 4 de NASA estaba navegando a través del Sistema Solar, no lejos de la Tierra, cuando sucedió algo inesperado.
'Mariner 4 entró en una nube de polvo estelar', dice Bill Cooke del Equipo de Entornos Espaciales del Centro de Vuelos Espaciales Marshall. 'Durante 45 minutos la astronave experimentó una lluvia de meteoroides más intensa que cualquier tormenta de meteoros Leónidas que haya sido vista nunca en la Tierra'. Los impactos desgarraron trozos del aislante y temporalmente cambiaron la orientación de la nave en el espacio.
Afortunadamente, el daño fue leve y el principal objetivo de la misión – el vuelo de reconocimiento de Marte – había sido completado dos años antes. Pero podría haber sido peor.
'Hay muchas nubes de polvo desconocidas en el espacio interplanetario. Algunas son probablemente bastante densas', dice Cooke. La mayoría de estas nubes son dejadas por cometas, otras son formadas cuando un asteroide choca contra otro. 'Solo conocemos algo sobre las que cruzan la órbita terrestre y causan lluvias de meteoros como Leónidas o Perseidas'. La nube del Mariner 4 fue una gran sorpresa.|
'De todas las astronaves marcianas de NASA, Mariner 4 fue la única que enviamos con un detector de micrometeoroides', continúa. Durante su camino a Marte y vuelta, el detector registró impactos ocasionales de granos de polvo interplanetario – como esperaban. El espacio entre los planetas está salpicado con partículas de polvo. Son inofensivas en pequeño número. Pero cuando Mariner 4 encontró la nube 'el índice de impacto se elevó 10,000 veces', dice Cooke.
Cartografiar estas nubes y determinar sus órbitas es importante para NASA por razones obvias: la mayor sonda que enviamos a Marte y por otro lado, la más probable que encontrara nubes desconocidas. Nadie desea que su nave espacial sea sorprendida por una lluvia de meteoros a cientos de millones de millas de la Tierra.

¿Qué apariencia tiene un trozo de polvo espacial? Esta imagen muestra una de solo 10 micras de diámetro. Fue recogido por un avión U2 en la estratosfera.
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Muchos de los trabajos de Cooke en NASA incluyen modelos por ordenador de franjas de restos cometarios – largos ríos de polvo arrojados por cometas cuando orbitan al Sol. Él estudia cómo se forman terrones dentro de las franjas y cómo son desviadas por la gravedad de los planetas (especialmente en gigante Júpiter). Él y sus colegas también observan el cielo buscando meteoros que estallan en la Tierra. 'Es una buena forma de comprobar nuestros modelos y descubrir nuevas franjas', comenta.
Una de estas explosiones sucedió el 27 de Junio de 1998. Los observadores del cielo quedaron sorprendidos cuando llovieron cientos de meteoros desde la constelación Boyero durante aproximadamente una hora escasa. La Tierra había encontrado una nube de polvo tal como Mariner 4 había hecho años antes.
Los meteoros de 1998 estaban asociados a una conocida lluvia de meteoros llamada las Boyéridas de Junio. Normalmente la lluvia es débil, mostrando solo unos pocos meteoros cada hora como máximo. Pero en 1998 fue intensa. Similares explosiones habían ocurrido, sin un patrón regular, en 1916, 1921, y quizás 1927.
La fuente de la Boyéridas de Junio es el cometa 7P/Pons-Winnecke, el cual orbita al Sol cada 6.37 años. El cometa sigue una
ruta elíptica que lo lleva desde un punto cerca de la órbita de la Tierra a otro más allá de la órbita de Júpiter. La última visita de Pons-Winnecke al interior del Sistema Solar fue en 2002. La estela de polvo del cometa estaba evidentemente agrupada. Cuando nuestro planeta pasó a través de un punto denso en la franja de restos, estalló la lluvia de meteoros.
Los pronosticadores de meteoros D.J. Asher and V.V. Emelyanenko (MNRAS 331, 1998, 126) habían calculado que los meteoros vistos en podrían retornar 2003, aunque 2004 es más probable. 'Por esto es por lo que observar las Boyéridas de Junio este año es importante: ninguna actividad ahora podría anunciar otra explosión en 2004', comenta Robert Lunsford, Secretario General de la Organización Internacional de Meteoros, quien está animando a la gente a observar el cielo esta semana.

El resplandor de la lluvia de meteoros de las Boyéridas de Junio.
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'El punto máximo de lluvia se espera que ocurra el viernes 27 de Junio, sobre las 1930 UT (3:30 p.m. EDT)', dice Lunsford. Aunque el horario favorece a los observadores del cielo del Medio Este y Sur de Asia, Norte Americanos y Europeos podrían ver algunos meteoros también.
Bill Cooke ofrece este aviso: 'Salga tras la puesta de sol del viernes y mire hacia arriba. La constelación Boyero estará casi directamente sobre su cabeza'. Si la lluvia está activa, los observadores podrán ver uno o dos meteoros volando sobre Boyero cada minuto.
'Probablemente no se verá otra cosa que Boyero mismo', advierte Cooke. Por otra parte, podrías observar una auténtica nube de meteoros... ya no desconocida.
Visita Spaceweather.com para actuaizaciones acerca de la lluvia de meteoros Boyéridas de este año.