Resumen (9 de agosto de 2005): los impactos de meteoro se han considerado generalmente asesinos monstruosos y una de las causas de extinciones en masa a lo largo de la historia de la vida. Pero los geólogos canadienses dicen que existe la posibilidad de que el intenso bombardeo de la Tierra por meteoros durante la juventud del planeta propiciase realmente la vida temprana en nuestro planeta.
Basado en un comunicado de la GSA (Sociedad Geológica de América)
La isla Devon y el cráter Haughton están localizados a 180 km al sureste de Resolute Bay.
Crédito: NASA
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Los impactos de meteoro se han considerado generalmente asesinos monstruosos y una de las causas de extinciones en masa a lo largo de la historia de la vida. Pero dicen los geólogos canadienses que existe la posibilidad de que el intenso bombardeo de la Tierra por meteoros durante la juventud del planeta propiciase realmente la vida temprana en nuestro planeta.
Un estudio del cráter por impacto Haughton en la isla Devon, en el Ártico canadiense, ha revelado rasgos muy a favor de la vida en el “terreno cero”. Estos incluyen sistemas hidrotermales, rocas estalladas que resultan más fáciles de habitar para los microbios, además de la acogedora y protegida cuenca creada por el propio cráter. Si esto es así, los cráteres de impacto podrían representar algunos de los mejores lugares para la búsqueda de signos de vida pasada o presente en Marte y en otros planetas.
Está programada una presentación sobre los efectos biológicos de los impactos para el lunes 8 de agosto en Procesos del Sistema Tierra 2, un encuentro convocado conjuntamente esta semana por la Sociedad Geológica de América y la Asociación Geológica de Canadá en Calgary, Alberta, Canadá.
La idea de que los meteoros por impacto podrían propiciar o incluso crear condiciones apropiadas para el comienzo de la vida temprana impactó al geólogo Gordon Osinski, de la Agencia Espacial Canadiense, mientras él y sus colegas examinaban la geología de los 24 kilómetros (15 millas) de diámetro del cráter Haughton. A lo largo del borde del cráter percibieron lo que parecían conductos hidrotermales fosilizados, de unos pocos metros de diámetro.
'Esto suena a posibles implicaciones biológicas', dice Osinski. Mucha gente considera los sistemas hidrotermales lugares favorables para que evolucione la vida.
Análisis mineralógicos detallados han revelado desde entonces que cuando el meteoro Haughton golpeó el terreno helado hace 23 millones de años no solo originó un cráter, sino que fracturó la tierra de tal forma que creó un sistema de manantiales hidrotermales de vapor con temperaturas que alcanzaban los 250º C. Dicen los investigadores que parece ser que el calor se redujo gradualmente a lo largo de decenas de miles de años.
El campo base del proyecto Haughton-Mars visto desde la pista de aterrizaje tal como se presentó la primera vez al equipo de verano de 2003.
Crédito: proyecto Haughton-Mars de la NASA
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Además, con el calor y el terreno agrietado, el impacto también creó espacios porosos en lo que de otra forma eran densas rocas graníticas, permitiendo a los microbios más acceso a los minerales y a las superficies internas de las rocas – básicamente más terreno y más suministro.
Las rocas fracturadas también son más traslúcidas, lo que podría resultar beneficioso a organismos que poseen cualquier capacidad fotosintética.
La propia forma de un cráter también podría servir de medioambiente protector, dice Osinski. Como tales, los cráteres de impacto también son buenos lugares para conservar testimonio de vida pasada. En la Tierra muchos cráteres están llenos de agua y se convierten en lagos. Los lagos acumulan sedimentos, cuyas capas son un archivo geológico de la época posterior a la formación del cráter. El cráter de impacto Haughton, por ejemplo, contiene los únicos sedimentos del Mioceno de todo el Ártico canadiense.
'Uno de los aspectos más interesantes del cráter por impacto Haughton es que está en un desierto polar', dice Osinski. El clima seco, glacial, facilita un paisaje estéril que es fácil de estudiar, dice. Estos rasgos lo hacen uno de los lugares de la Tierra más parecidos a Marte.
'Mucha gente relaciona los impactos con las extinciones en masa', dice Osinski. 'Lo que tratamos de decir es que tras el impacto los lugares afectados son en realidad más favorables a la vida que el terreno circundante'.
Es interesante señalar, dice Osinski, que el bombardeo de meteoro más intenso sobre la Tierra se produjo aproximadamente al mismo tiempo que se piensa que comenzó la vida: hace unos 3.8 billones da años. Los cráteres de impacto de aquella época se borraron hace mucho de la Tierra a causa de la erosión, de la formación volcánica de nueva superficie y de la tectónica de placas.
Pero otras lunas y planetas - incluido Marte – todavía lucen las cicatrices cósmicas de aquel temprano periodo plagado de restos que se dio en el sistema solar. Por eso es posible que los mejores lugares para buscar al menos testimonios fósiles de vida en Marte sean los interiores de esos cráteres, dice.
'Lo que estamos haciendo es tratar de reducir el área de búsqueda', dice Osinski.