Resumen (18 Enero, 2006) – En un pasado no muy lejano el planeta Plutón era considerado una rara ave en el límite exterior del sistema solar debido a que tiene una luna, Caronte, que fue formada de modo muy similar a la de la Tierra. Pero Plutón está teniendo mucha compañía últimamente. De los cuatro objetos más grandes del Cinturón de Kuiper, tres tienen una o más lunas.
Basado en una publicación del Caltech (Instituto de Tecnología de California).
Representación artística de Xena y su luna. El sol y otros planetas aparecen en la distancia. Crédito: R. Hurt, IPAC.
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En un pasado no muy lejano el planeta Plutón era considerado una rara ave en el límite exterior del sistema solar debido a que tiene una luna, Caronte, que fue formada de modo muy similar a la de la Tierra. Pero Plutón está teniendo mucha compañía últimamente. De los cuatro objetos más grandes del Cinturón de Kuiper, tres tienen una o más lunas.
“Estamos comenzando a darnos cuenta de que Plutón es uno en una pequeña familia de objetos similares de los cuales casi todos tienen lunas en órbita a su alrededor”, dice Antonin Bouchez, astrónomo del Instituto de Tecnología de California (Caltech).
Bouchez dice que el enigma para los científicos planetarios es que, en conjunto, los cientos de objetos desconocidos que habitan en el Cinturón de Kuiper, más allá de la órbita de Neptuno, tienen sólo un 11% de probabilidades de tener sus propios satélites. Pero tres de los cuatro objetos desconocidos en la región tienen satélites, lo que significa que se están produciendo diferentes procesos para cuerpos grandes y pequeños.
Los expertos han estado bastante seguros durante una década o más de que la luna de Plutón, Caronte, se formó como resultado de un impacto, pero que el planeta era único en esta característica. De acuerdo con los modelos computacionales, Plutón fue alcanzado por un objeto de, aproximadamente la mitad de su propio tamaño, evaporando parte del material del planeta. Sin embargo una gran parte se separó prácticamente intacta, formando la luna de Plutón, Caronte.
Se piensa que la luna de la Tierra se formó de manera similar, aunque lo más probable es que se formase por un disco caliente de material en órbita tras un impacto tan violento.
El año pasado los astrónomos descubrieron dos lunas más alrededor de Plutón, pero la opinión general aún es que la gran Caronte se formó por una gran colisión con otro cuerpo y que los tres satélites conocidos, al igual que cualquier otro no visto aún desde la Tierra, se formaron a partir de detrito.
En cuanto al resto de los objetos del Cinturón de Kuiper, los expertos creían al principio que los cuerpos adquirían sus lunas sólo ocasionalmente atrapándolas en sus campos gravitacionales. Para los cuerpos pequeños la cifra del 11% es más o menos adecuada.
Pero los cuerpos más grandes son otra historia. El más grande de todos, en espera aún de su designación como décimo planeta, es conocido por el momento como “Xena”. Descubierto por el profesor de Ciencia Planetaria de Caltech, Mike Brown y sus asociados, Chad Trujillo del Observatorio Géminis y David Rabinowitz de la Universidad de Yale, Xena es un 25% más grande que Plutón y se sabe que tiene al menos una luna.
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George Wetherill, del Carnegie Institution en Washington, ha sugerido que, sin Júpiter y Saturno, habría muchos más cometas en el Cinturón de Kuiper (mostrado arriba). Crédito: www.ifa.hawaii.edu
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El segundo objeto más grande del Cinturón de Kuiper es Plutón, con tres lunas y contando. El tercero más grande es conocido como “Santa” debido a la época de su descubrimiento por Mike Brown y su equipo y se sabe que tiene dos lunas.
“Santa es un caso raro”, dice Bouchez. “Normalmente se esperaría que las lunas se formasen en el mismo plano ya que se habría ido produciendo una acumulación gradual de masa de un disco de material en órbita alrededor del cuerpo principal”.
“Pero las lunas de Santa se encuentran a unos 40º de distancia entre sí. Aún no podemos explicarlo”.
El cuarto objeto más largo en el Cinturón de Kuiper es conocido como “Easterbunny” ('Conejo de Pascua'), de nuevo debido a la época del año en que el equipo de Brown lo descubrió – y aún no se conoce que tenga una luna. Pero en Abril Bouchez y Brown estarán observando de nuevo Easterbunny con el equipo de óptica adaptable de uno de los telescopios de Keck de 10 metros y una luna podría muy bien aparecer.