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07-Dic-2006 06:43 CET
Nuevos datos dicen que el calentamiento global mata la vida marinaPublicado el 6 de diciembre 2006.
Loa datos de satélites han revelado por primera vez que el calentamiento global podría causar una devastación en la vida marina clave, anunciaron los científicos el día de hoy. Enviado por :Liberto Brun Compte |
06-Dic-2006 07:58 CET
La NASA desvela estrategia para regresar a la LunaHOUSTON, Texas – La NASA ha decidido colocar una base en la Luna. La agencia espacial señaló el día de hoy una estrategia y los fundamentos para una exploración robótica y de humanos en la Luna – determinando que un puesto lunar es el mejor acercamiento para conseguir una presencia humana sostenible allá. Enviado por :Liberto Brun Compte Comentarios : 28 |
05-Dic-2006 00:49 CET
Astrobiología en Astroseti - 5- Diciembre – 2006Acompáñenos en el programa número 21, donde se tratarán temas sobre la investigación y descubrimientos en astrobiología, el origen de la vida, la exploración de Marte,y mucho más. Enviado por :Lourdes Leticia Cahuich |
04-Dic-2006 17:08 CET
Espejos espaciales podrían crear un oasis similar a la Tierra en MarteLa terraformación de Marte (dotar al planeta rojo de características terrestres) es uno de los motivos típicos de la ciencia ficción. Ahora una idea basada en grandes espejos orbitales comienza a tomar forma. Enviado por :Cristina Marcos Segura Comentarios : 13 |
04-Dic-2006 12:07 CET
La Luna sufre más impactos de lo que se pensabaDiciembre 1, 2006.
Pequeñas rocas del espacio potencialmente peligrosas han golpeado a la Luna más seguido de lo que se esperaba, de acuerdo con un estudio en marcha de la NASA. Enviado por :Liberto Brun Compte Comentarios : 8 |
04-Dic-2006 08:07 CET
El ABC de la Ciencia NuclearEn algunas ocasiones hemos querido presentarles unas bases fundamentales para el entendimiento de la Ciencia Nuclear que pudieran ayudar a muchos estudiantes de grados medios y hemos creído que esta presentación ayudará a tener una mejor comprensión del tema. Enviado por :Liberto Brun Compte Comentarios : 8 |
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El camino a Nuevos Horizontes: El viaje de 17 años que condujo a la MisiónNew Horizons
Cuando la New Horizons fue lanzada al cielo desde Cabo Cañaveral el 19 de Enero de 2006, fue el principio de un viaje épico que llevará a la nave a los límites exteriores de nuestro sistema solar y más allá. Pero era sólo la última parada de un igualmente largo viaje emprendido por una pequeña banda de entusiastas comprometidos a hacer que una misión a Plutón se llevara a cabo. Este viaje no tuvo lugar en la abierta inmensidad del espacio, sino dentro de pasillos de las agencias gubernamentales de Washington, en las oficinas de grupos de interés público como la Sociedad Planetaria, en reuniones científicas, y en los salones del Congreso. Duró 17 años y fue mantenida viva mediante la innovación y la imparcialidad, al igual mediante pura tenacidad y simple perseverancia.
Esta es la historia de este largo viaje, que tiene más curvas y giros, subidas y bajadas que los que cualquier novela de ficción tendría por derecho. Y todo culminó cuando los líderes del viaje para enviar una nave espacial a Plutón volvieron sus ojos al cielo y vieron a la New Horizons elevarse desde la Tierra sobre una columna de fuego y humo hacia el noveno planeta. I. Abandonado en el frío De algún modo, la historia de la New Horizons comienza allá por el 1979, cuando la ruta exacta de las misiones 'gran turismo' Voyager estaba siendo establecida. Aunque las Voyagers llevaban ya dos años de su histórico vuelo, los controladores de la misión todavía afrontaban algunas elecciones críticas sobre los planetas que visitarían. La Voyager 1 podría potencialmente llegar a Plutón, pero eso la imposibilitaría para un reconocimiento en profundidad del sistema de Saturno y su luna gigante Titán por el que muchos científicos estaban clamando. La Voyager 2 podría visitar Plutón, pero entonces tendría que saltarse Urano y Neptuno, que estaban en una dirección diferente por aquella época. Al final, el equipo de las Voyager optó por un examen profundo de Saturno y visitas a Urano y Neptuno. Plutón tendría que esperar.
En la década que siguió a la decisión de las Voyager, el conocimiento de Plutón y sus alrededores creció a pasos agigantados. Los científicos planetarios llegaron gradualmente a creer que el noveno planeta no era realmente una aberración de nuestro ordenado sistema solar. Los modelos por computadora de la evolución del sistema solar parecían sugerir que Plutón y su luna Caronte son probablemente supervivientes de una densa población de grandes objetos que habitaban la región en los primeros días del sistema solar. Allá fuera, en los fríos más remotos confines del sistema solar, estos objetos habían permanecido inmutables durante los últimos 4 500 millones de años. Los modelos también sugerían que era muy probable que Plutón no fuera el único superviviente de esa era, sino que hay muchos objetos similares orbitando el Sol a una distancia comparable. Todo esto coincidía bastante bien con la visión avanzada en los primeros años 50 por el astrónomo Gerard P. Kuiper, de que las órbitas de los cometas de periodo corto apuntan a la existencia de una banda de rocas espaciales más allá de la órbita de Neptuno. Cuando, en 1992, el primer objeto trans-neptuniano fue finalmente fotografiado por los astrónomos David Jewitt y Jane Luu con el telescopio de 2,2 metros de Mauna Kea en Hawai, se confirmó lo que muchos astrónomos habían llegado a creer: mucho más allá de la órbita de Neptuno, un gran número de rocas espaciales restos de la formación del sistema solar orbitan el sol a una distancia similar que la de Plutón. Colectivamente, se les llamó el 'Cinturón de Kuiper'. Plutón, lejos de ser un bicho raro, era de hecho un representante de la clase más numerosa de objetos del sistema solar: los 'objetos del cinturón de Kuiper' ('Kuiper belt objects', KBOs).
II. La Resistencia de Plutón Fue más o menos por esta época, unos cuantos meses antes del encuentro de Agosto de 1989 de la Voyager con Neptuno, que un grupo de en su mayoría jóvenes científicos planetarios fueron juntos a un restaurante italiano en el centro de Baltimore, Maryland. El grupo, que incluía a Fran Bagenal, Rick Binzel, Marc Buie, Bob Marciales, Hill McKinnon, Ralph McNutt, Bob Millis, Alan Stern, Ed Tudesco, Larry Trafton, Larry Wasserman, y Roger Yelle, estuvo discutiendo cómo motivar a la NASA para enviar una misión a Plutón. El grupo, que continuó trabajando unido de manera informal en los años siguientes y cuyos miembros fluctuaron considerablemente, se llamó a si mismo 'la Resistencia de Plutón' (Pluto Underground). Los tiempos parecían adversos. Los últimos años 80 y los primeros 90 presenciaron una recesión económica en los EE.UU. y el recorte de presupuestos para la exploración espacial. Además, las misiones favorecidas por la NASA en esas fechas eran las grandes y caras naves – tales como la Cassini de 2 000 millones $ y del tamaño de un bus – que eran enviadas para una investigación en profundidad de planetas previamente visitados. Las oportunidades de que la NASA cambiara su rumbo y accediera a enviar una misión de reconocimiento de bajo presupuesto a Plutón parecía endeble, mientras que las esperanzas de enviar una misión grande y cara a Plutón eran prácticamente inexistentes.
En los siguientes años, los miembros de la Resistencia de Plutón, con la financiación y el apoyo de la NASA, trabajaron con el JPL para diseñar una misión factible dentro de estas estrictas limitaciones. El número de instrumentos fue reducido a los estrictamente necesarios, y estos a su vez fueron hechos más pequeños y ligeros. Entretanto Robert Farquhar del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, que dirigía el estudio Plutón 350, estaba buscando vías para ahorrar los gastos implicados en el uso de uno de los cohetes pesados de la NASA para lanzar una nave hacia Plutón. Primero advirtió que en lugar de enviar la nave en un curso directo, era más fácil lanzarla hacia Júpiter y usar la asistencia gravitatoria para acelerar la nave hacia Plutón. Ese procedimiento requeriría solo un vehículo de lanzamiento mediano en lugar del lanzador pesado necesitado para un lanzamiento directo, ya que el tiempo de viaje total sería reducido considerablemente. Más tarde Farquhar refinó su trayectoria incluso más, proponiendo un lanzamiento hacia Venus y usando varios sobrevuelos Tierra-Venus para enviar la nave hacia Júpiter y después a Plutón. Mientras que un viaje como ese llevaría 19 años (!), requeriría el uso de sólo un pequeño impulsor y era por lo tanto económico. III. Un vuelo rápido Mientras que todo esto continuaba, dos ingenieros del JPL estaban trabajando en silencio en su propio y más radical diseño para una misión a Plutón. Sin saber nada de la Resistencia de Plutón y su campaña, Robert Staehle y Stacy Weinstein estaban desarrollando otra nave a Plutón, que ellos llamaban la PFF (Pluto Fast Flyby, Vuelo Rápido a Plutón). Cuando estuviese completamente cargada con combustible y equipo científico, la PFF pesaría unos minúsculos 140 kilogramos (310 libras) – menos de la mitad de los requerimientos de la Plutón 350. Como resultado, si fuera lanzada por un cohete pesado, podría hacer el viaje a Plutón directamente en un plazo tan breve como 7 años, comparado con los 13 a 15 estimados para la Plutón 350 con su complicada trayectoria. La PFF tenía otra ventaja: siendo tan pequeña y económica, estaba planeada una misión de dos naves, con cada una de las dos naves pasando por caras opuestas de Plutón, y así cartografiando toda su superficie. Una nave tan pequeña como la PFF requería una carga científica asombrosamente pequeña, 7 kilogramos (15 libras). El reto al que se enfrentaban los proponentes de la PFF era convencer a la NASA de que era posible construir unos instrumentos tan ligeros y encajar los suficientes en la nave para hacer un viaje a Plutón que mereciera la pena. No todo el mundo creía que era posible. Cuando, en 1992, el Grupo de Trabajo Científico de Planetas Exteriores de la NASA (Outer Planets Science Working Group, OPSWG), dirigido por Alan Stern, fue requerido para elegir entre la Plutón 350 y la PFF, el debate fue intenso, y el voto secreto. Pero cuando el Administrador de la NASA Dan Goldin sugirió que en lo que a la NASA concernía era la PFF o nada, la elección estuvo clara: el OPSWG seleccionó a la PFF para un estudio más profundo. En los siguientes años, equipos de ingenieros financiados por la NASA trabajaron para desarrollar instrumentos miniaturizados que pudieran encajar en la minúscula plataforma de la PFF. En una salida radical de los métodos tradicionales, algunos equipos propusieron sistemas integrados, en los que varios instrumentos harían uso de los mismos componentes, y el resto del paquete estaría integrado en la misma nave. La meta de proveer a la PFF con un paquete de instrumentos capaz parecía a su alcance. Cuando, en 1994, parecía que el coste de usar cohetes grandes para enviar las dos naves en su camino a Plutón sería prohibitivamente caro, Alan Stern viajó a Moscú para ver de usar un impulsor pesado ruso a modo de colaboración. Cuando las negociaciones estuvieron completadas, no sólo se programó que las PFF fueran lanzadas en un cohete ruso, sino que también estarían equipadas con sondas de descenso construidas por los rusos para dejarlas caer en la atmósfera de Plutón.
IV. ' Terminada, cancelada, muerta ' Sobre el año 2000, presiones en el presupuesto habían reducido la PKE de una misión de dos naves a una sola. No obstante, era todavía una nave altamente capaz y la NASA parecía comenzar a tomar la decisión final de construirla. Pero la PKE, originalmente diseñada como una misión de bajo presupuesto, ahora tenía una etiqueta de precio de más de 1000 millones de dólares. En una época de presupuestos ajustados, la NASA se negó. En el otoño del 2000, la misión fue cancelada, y no se propuso ninguna misión sucesora. La misión está 'terminada, cancelada, muerta', dijo Ed Weiler, administrador de la NASA para ciencia espacial. Pero no lo estaba. El anuncio de la cancelación de la PKE llegó como un shock a la comunidad científica, en la que el estudio de Plutón y el cinturón de Kuiper se había trasladado desde los márgenes al mismo centro del campo de la ciencia planetaria. En pocas semanas desde el anuncio de Weiler, comentarios y editoriales aparecieron en los principales medios de noticias condenando la decisión de la NASA y exigiendo una misión a Plutón. Todo comité asesor de la NASA implicado en la exploración planetaria pareció tomar partido en la causa de la misión a Plutón y protestar la decisión de la NASA. Un estudiante de bachillerato de la Pennsylvania rural llamado Ted Nichols comenzó su propia página web 'Salvar la misión a Plutón', recolectando miles de firmas para su petición on- line urgiendo a la NASA a reconsiderarlo. Y la Planetary Society se implicó, recolectando más de 10 000 cartas en apoyo de una misión a Plutón, que presentó en persona a los senadores y miembros del Congreso en Capitol Hill. Durante los siguientes años la misión a Plutón se convirtió en una causa destacada para la Planetary Society, y sus repetidas llamadas al público para apoyar la misión fueron cruciales en allanar el camino que conduciría al lanzamiento de 2006. V. Comenzar de nuevo Enfrentados a una avalancha de críticas y demandas para reconsiderar su posición, los oficiales de la NASA respondieron con rapidez. En Diciembre de 2000, Weiler anunció una convocatoria para propuestas para una nueva misión a Plutón, que encontraría un conjunto de metas científicas predeterminadas y no costaría más de 500 millones de dólares. La misión a Plutón, parecía, estaba otra vez en ruta. En 3 meses desde la convocatoria de Weiler, cinco grupos de científicos e industrias habían sometido sus propuestas, y sobre la primavera del 2001, la NASA había seleccionado a 2 finalistas: la Pluto and Outer Solar System Explorer (POSSE, Sistema de Exploración de Plutón y el Sistema Solar Exterior), dirigida por Larry Esposito de la Universidad de Colorado con el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL) como principal constructor de la nave; y la New Horizons, dirigida por Alan Stern del Instituto de Investigación del Sudoeste (Southwest Research Institute), con el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins (APL) como el principal constructor de la nave. A fines de noviembre, la NASA tomó su decisión final: la nave que visitaría el último planeta inexplorado del sistema solar iba a ser la New Horizons.
Pero incluso mientras el trabajo comenzaba en serio en la New Horizons, las repetidas amenazas de cancelación que han plagado la misión a Plutón desde el principio todavía no se habían disipado. Cuando el presupuesto de la NASA para 2003 fue remitido al Congreso en 2002, la financiación para la New Horizons estaba notoriamente ausente. Esto llevó a la intervención profesional de la comunidad científica, liderada por el equipo de la New Horizons, y del público general, conducido por la Planetary Society, para restaurar la financiación. Una voz crucial fue añadida por el Consejo Nacional de Investigación (National Research Council), que clasificó una misión a Plutón y al cinturón de Kuiper en todo lo alto de su lista de prioridades para las misiones planetarias. En otras muchas ocasiones el Congreso amenazó con cortar parte de la financiación para la New Horizons – una acción que habría retrasado el lanzamiento durante años y el encuentro posiblemente durante décadas. En cada caso, la intervención del equipo de la New Horizons, la Planetary Society, y sus muchos aliados, lograron restaurar la financiación. El 19 de Enero de 2006, 27 años después de la decisión de evitar Plutón en la gran gira de las Voyager y 17 años después de que la Resistencia de Plutón se reuniese por primera vez en el restaurante de Baltimore, la New Horizons se remontó en el cielo en su camino a Plutón. Su largo y azaroso viaje Terrestre a través de los laberintos políticos y económicos del poder ha llegado ya a su fin; su viaje de descubrimiento a un nuevo mundo en el más remoto confín de nuestro sistema solar, acaba de comenzar. Reconocimentos Muchas gracias al Investigador Principal de la New Horizons Alan Stern por su ayuda en la preparación de este artículo, y su permiso para hacer uso de su libro Pluto and Charon: Ice Worlds on the Ragged Edge of the Solar System (Plutón y Caronte, Mundos de hielo en el rasgado borde del sistema solar), co-escrito con Jacqueline Mitton. | |||||||
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