Resumen (22 Feb, 2006): Olvide la historia de los libros de texto sobre el uso de herramientas y el lenguaje desencadenando el dramático crecimiento evolutivo del cerebro humano. En su lugar, imagine a los niños de los homínidos primitivos cazando ranas. No para divertirse, sino para comer.
basada en una publicación del NSERC

Resumen de los orígenes terrestres
• La tierra con agua líquida, tiene más de 3 600 millones de años
• la vida celular ha estado aquí durante al menos la mitad de la historia de la Tierra
• aves o mamíferos no existieron hasta hace 250 millones de años • la mayoría de organismos pasados y presentes se han extinguido o lo harán
• durante los últimos 2 millones de años, la biota de la tierra se parece a la actual mezcla de tierra
• una notable excepción son la reciente megafauna como los mamuts, perezosos gigantes y tigres de diente de sable
• muchas especies actuales (p.ej. los caballos) pueden emparejarse tanto dentro como fuera de su especie (pero producen híbridos estériles, mulas)
• un ejemplo extremo de evolución rápida, el cerebelo humano dobló su tamaño en 100 000 años, pero a un incremento minúsculo del 0,02% por generación
• Una de las tasas más rápidas de evolución en el registro fósil traduce al 0,06% el cambio de carácter por generación
Crédito: NASA
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De acuerdo con el Dr. Stephen Cunnane era una rica y segura dieta de ribera la que abasteció y aportó los nutrientes esenciales para hacer de nuestros cerebros lo que son hoy en día. De forma polémica, según el Dr. Cunnane el estímulo inicial a nuestro cerebro no sucedió por adaptación, sino por
exaptación, o casualidad.
'Los antropólogos y los biólogos evolutivos normalmente apuntan a cosas como la aparición del lenguaje y las herramientas para explicar la expansión masiva de los cerebros de los primeros homínidos. Pero esto es un callejón sin salida. Algo tuvo que iniciar el proceso de la expansión cerebral y creo que fue que los homínidos primitivos comían almejas, ranas, huevos de ave y pescado en entornos costeros. Esto fue lo que creó las necesarias condiciones psicológicas para el explosivo crecimiento cerebral', dice el Dr. Cunnane, un fisiólogo del metabolismo de la Universidad de Sherbrooke en Quebec.
El crecimiento evolutivo en el tamaño cerebral de los homínidos sigue siendo un misterio y un punto importante de contención entre los antropólogos. Nuestro cerebro pesa aproximadamente el doble que el de nuestro pariente más antiguo de tamaño similar, el Homo habilis, hace dos millones de años. La gran pregunta es ¿qué llegó primero, un cerebro mayor o las habilidades sociales, lingüísticas y de fabricación de herramientas que asociamos con él?
Pero, el Dr. Cunnane aduce que la mayor parte de los antropólogos desconocen o ignoran conscientemente el eslabón perdido clave para ayudar a responder a esta pregunta: las restricciones metabólicas que son críticas para el desarrollo saludable del cerebro humano hoy en día, y para su evolución.
Los cerebros humanos no son sólo comparativamente grandes, son voraces. El cerebro medio de un recién nacido consume un asombroso 75% de las necesidades energéticas diarias de un bebé. Según el Dr. Cunnane, para alimentar esta demanda neurológica, los bebés humanos nacen con una reserva energética incorporada que es su adorable gordura. Los bebés humanos son los únicos bebés primates nacidos con exceso de grasa. Esta llega al 14% de su peso al nacer, similar al peso de sus cerebros.
Es esta gordura del bebé, dice el Dr. Cunnane, la que aporta las condiciones fisiológicas decisivas para la expansión cerebral evolutiva de los homínidos. Y ¿cómo fueron capaces los bebés homínidos de almacenar los kilos extra?. Según Cunnane sus madres cenaban delicias costeras como almejas y barbos.
'Las riberas nos dieron seguridad alimenticia y una mayor densidad de nutrientes. Mi hipótesis es que para permitir al cerebro empezar a aumentar su tamaño, los humanos primitivos más aptos fueron aquellos con los bebés más gordos', dice el Dr. Cunnane, autor del libro
Supervivencia del Más Gordo (Survival of the Fattest)*, publicado en 2005.
A diferencia de las sabanas o bosques prehistóricos, argumenta el Dr. Cunnane, los antiguos ambientes costeros aportaban un suministro de alimento continuo (no estacional), accesible y rico. Un ambiente como ese se encontraba en las marismas y en las orillas de los ríos y lagos que dominaban el prehistórico Valle del Rift en el este de África en el que evolucionaron los primeros humanos.
El Dr. Cunnane apunta a la evidencia fósil de restos de comida recogida por la co-organizadora de su simposio, la Dra. Kathy Stewart del Museo Canadiense de la Naturaleza, en Ottawa. Su estudio de material fósil excavado de numerosos asentamientos de Homo habilis en el este de África reveló un grupo de huesos de pescado masticados, particularmente barbos.
Más que sólo rellenar la despensa, las riberas aportaron nutrientes y minerales esenciales para el consumo del cerebro que impulsaron al Homo sapiens por delante de sus parientes primates, dice el Dr. Cunnane, Catedrático de Investigación Canadiense en Metabolismo del Cerebro y Envejecimiento.
El desarrollo y el funcionamiento cerebral requieren amplios suministros de un ácido graso poli-insaturado en particular: el ácido docosahexaenoico (DHA). El DHA es crítico para un funcionamiento adecuado de las neuronas. La grasa del bebé humano aporta tanto una fuente de energía para el rápido crecimiento de la materia gris del bebé, como también, dice el Dr. Cunnane, una mayor concentración de DHA por kilo que en ninguna otra época de la vida.
Los alimentos acuáticos son también ricos en yodo, un nutriente cerebral clave. El yodo está presente en mucha menor cantidad en las fuentes de alimento terrestres como mamíferos y plantas.
Fue esta combinación de abundante comida costera y los 'nutrientes cerebrales selectivos' lo que activó el crecimiento del cerebro humano, dice.

Progresión de los colmillos a los dientes, de la frente baja a la alta.
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'Inicialmente no había selección para un cerebro más grande', arguye el Dr. Cunnane. 'La posibilidad genética estaba ahí, pero permaneció oculta hasta que fue catalizada por esta dieta costera'.
El Dr. Cunnane reconoce que durante los últimos 20 años ha estado nadando contra corriente cuando intenta convencer a los antropólogos de su posición, especialmente de que la expansión cerebral inicial de los homínidos sucedió por casualidad más que por adaptación.
Pero, dice, la prueba de la importancia de los nutrientes costeros claves para el desarrollo del cerebro está todavía con nosotros por desgracia. La deficiencia de yodo es la principal deficiencia nutritiva del mundo. Afecta a más de 1 500 millones de personas, en su mayoría en áreas de interior, y causa un funcionamiento cerebral sub-óptimo. Es obligatorio por ley añadir yodo a la sal en más de 100 países.
Dice el Dr. Cunnane: 'Hemos creado un suministro de alimento costero artificial en nuestra sal'.