ASTROSETI

El universo a tu alcance

Astronomía, Astrobiología, Astrofísica, Astronáutica y SETI

Principal | Foros | Chat | Enlaces | Lista de correos | Tienda Aviso Legal
Google

Web Astroseti.org
Astroseti
 Principal          

 ¿Qué es Astroseti? 
 ¿Cómo colaborar?   

 Lista de correos   
 Foros Astroseti    
 Enlaces            

 Noticias en tu web 
 Fondos Escritorio  

 Traductores        

 Listado noticias   

POWERED BY ARSYS
Registro de Dominios
Alojamiento Web
Servidores Dedicados
Web SMS
Red Astroseti
 Principal          
 Tienda             
 Foros              

 Inst. Astrob. NASA 
 Astrobiology Magz. 
 Ciencia@Nasa       
 Cassini-Huygens    
 Catálogo Messier   
 JPL PlanetQuest    
 Noticias ESA       
 Hist. Matemáticas  
 Instituto Seti     
 Planetary Society  
 Misión Kepler      
 Stephen Hawking    
 Seti@home          
 BOINC              
 OBPR               

SETI SuperStar Award
Enero 2005

Silktide SiteScore for this website

Fecha original : 2004-03-05
Traducción Astroseti : 2004-03-11

Traductor : Eugenia Arrés
Artículo original en inglés
 TIERRA          
Una Posibilidad Escalofriante
La fusión del hielo Ártico puede desencadenar un descenso de temperaturas en Europa y Norteamérica

La retracción del hielo del Ártico entre 1979 y 2003, basada en los datos recabados por el SSMI (Dispositivo de imágenes de los sensores de microondas) del DMSP estadounidense (Programa de satélites meteorológicos del Ministerio de Defensa).<A HREF= http://www.gsfc.nasa.gov/topstory/2003/1023esuice.html target=_blank>[Más información]</A>
La retracción del hielo del Ártico entre 1979 y 2003, basada en los datos recabados por el SSMI (Dispositivo de imágenes de los sensores de microondas) del DMSP estadounidense (Programa de satélites meteorológicos del Ministerio de Defensa).[Más información]

El calentamiento del planeta podría sumir a Norteamérica y a Europa en una congelación profunda, probablemente en sólo unas pocas décadas.

Esta es la teoría que va ganando en credibilidad entre muchos científicos climáticos. La descongelación del hielo marino que cubre el Ártico podría alterar o incluso detener las grandes corrientes del Océano Atlántico. Sin el inmenso calor que proporcionan estas corrientes marinas (comparables a la producción de energía de un millón de centrales nucleares), la temperatura media europea podría descender de 5 a 10 grados centígrados (9 a 18 grados Fahrenheit), y algunas zonas de Norteamérica se enfriarían algo menos. Tal cambio en la temperatura sería similar a las temperaturas medias del planeta hacia el final de la última era glacial, hace aproximadamente 20.000 años.

Algunos científicos creen que este cambio en las corrientes marinas puede surgir pronto, de un modo inesperado (en un período de tiempo tan corto como el de 20 años), según Robert Gagosian, presidente y director de la Institución Oceanográfica Woods Hole. Otros dudan si llegará a ocurrir. |Aún así, el Pentágono no ha hecho caso omiso. Andrew Marshall, un planificador veterano del Ministerio de Defensa, presentó recientemente un informe no confidencial que describía cómo un cambio en las corrientes marinas en el futuro próximo podría comprometer la seguridad nacional.

“Es difícil predecir qué pasará”, nos advierte Donald Cavalieri, científico senior en el Centro de vuelo espacial Goddard de NASA, “ya que el Ártico y el Atlántico Norte son sistemas muy complejos con muchas interacciones entre la tierra, el mar y la atmósfera”. Pero los hechos sugieren que los cambios que estamos viendo en el Ártico podrían afectar potencialmente a las corrientes que calientan Europa del Este, y este hecho mantiene a mucha gente preocupada.

El hielo es la clave

Hay varios satélites que vigilan día y noche la capa de hielo del Ártico. El satélite Aqua de NASA, por ejemplo, transporta un sensor construido por los japoneses llamado AMSR-E (Radiómetro escaneador de microondas avanzado-EOS). “Al utilizar microondas en vez de luz visible, el AMSR-E puede penetrar en las nubes y ofrecer vigilancia ininterrumpida del hielo, incluso de noche”, explica Roy Spencer, el investigador jefe del instrumento en el Centro Mundial de Hidrología y Clima en Huntsville (Alabama). Otros satélites que vigilan el hielo, dirigidos por NASA, NOAA y el Ministerio de Defensa, usan una tecnología similar.

La vista desde la órbita muestra claramente un descenso a largo plazo del «perenne» hielo del Océano Ártico (la parte que permanece congelada durante los meses cálidos de verano). Según un informe de 1992 de Josefino Comiso, científico climático en el Centro de vuelo espacial de NASA, ese hielo se ha estado retrayendo desde el comienzo del registro del satélite en 1978 a una media de un 9% por década. Los estudios basados en datos más recientes sitúan el índice en un 14% por década, sugiriendo que la desaparición del hielo del Océano Ártico se está acelerando.

La circulación global oceánica entre aguas frías y profundas y aguas cálidas y superficiales influye enormemente en los climas regionales de todo el mundo. Imagen cedida por cortesía del Laboratorio Nacional de Argonne. <A HREF= http://www.anl.gov/OPA/frontiers/d8ee2.html target=_blank>[Más información]</A>
La circulación global oceánica entre aguas frías y profundas y aguas cálidas y superficiales influye enormemente en los climas regionales de todo el mundo. Imagen cedida por cortesía del Laboratorio Nacional de Argonne. [Más información]



Algunos científicos temen que el hielo que se funde en el Océano Ártico pueda verter una cantidad de agua dulce suficiente al Atlántico Norte como para interferir con las corrientes marinas. Parte de ese agua dulce procedería de la propia masa de hielo que se derrite, pero el principal contribuyente sería el aumento creciente de lluvia y nieve en la región. La capa de hielo que se retrae deja al descubierto una cantidad mayor de superficie oceánica, permitiendo que una mayor cantidad de humedad se evapore en la atmósfera y dé lugar a un mayor número de precipitaciones.

Debido a que el agua salada es más densa y pesada que la dulce, éste «endulzamiento» del Atlántico Norte haría las capas superficiales más boyantes. Y eso es un problema ya que el agua de la superficie necesita hundirse para impulsar un modelo de circulación oceánica primario conocido como el «Gran cinturón transportador». El agua que está a un nivel inferior fluye hacia abajo a través del suelo oceánico hacia el ecuador, mientras que las aguas superficiales cálidas de las latitudes tropicales fluyen hacia arriba para reemplazar al agua que se hunde, y así mantiene el transportador en activo. Un aumento en la cantidad de agua dulce podría evitar el hundimiento de las aguas superficiales del Atlántico Norte, disminuyendo o deteniendo esta circulación.

Hielo marino desintegrándose en la costa de Groenlandia el 15 de marzo de 2003, visto por el antiguo sensor SSMI del Programa de Satélites Meteorológicos del Ministerio de Defensa estadounidense (14 km. de resolución) y por el nuevo AMSR-E (~5 km. de resolución). Las grietas pequeñas que no se ven en la imagen de la izquierda se muestran claramente en la de la derecha.
Hielo marino desintegrándose en la costa de Groenlandia el 15 de marzo de 2003, visto por el antiguo sensor SSMI del Programa de Satélites Meteorológicos del Ministerio de Defensa estadounidense (14 km. de resolución) y por el nuevo AMSR-E (~5 km. de resolución). Las grietas pequeñas que no se ven en la imagen de la izquierda se muestran claramente en la de la derecha.

El AMSR.E está recabando nuevos datos que ayudarán a los científicos a evaluar esta posibilidad. Por una parte, proporciona una resolución enormemente mejorada con respecto a los sensores todo-tiempo anteriores. Las imágenes del AMSR-E revelan grietas y fisuras más pequeñas en el hielo cuando se deshace en primavera. «Este detalle permite que los científicos comprendan mejor la dinámica de la ruptura del hielo», dice Cavalieri, miembro del equipo AMSR-E.

«El AMSR-E también detecta otras piezas importantes del puzzle, como las precipitaciones, las temperaturas de la superficie marina y los vientos oceánicos. Estudiar estas variantes conjuntamente ayudará a los que científicos evalúen las probabilidades de un cambio en las corrientes del Atlántico» añadió Spencer.

¿Déjà Vu?

Aunque una vez fue impensable, hoy en día la noción de que el clima puede cambiar rápidamente se está convirtiendo en respetable. En un informe de 2003, Robert Gagosian cita una «evidencia que avanza rápidamente (desde, por ejemplo, los anillos de los árboles y los núcleos del hielo) de que el clima de la Tierra cambió abrupta y enormemente en el pasado». Por ejemplo, mientras que el mundo se calentó al final de la última era glacial hace aproximadamente 13.000 años, las capas de hielo derretido parecían haber provocado un alto súbito en el transportador, devolviendo al mundo a un período de 1.300 años de condiciones del tipo era glacial llamado «el Younger Dryas».

¿Pasará de nuevo? Los investigadores están intentando por averiguarlo por todos los medios.

El RRS Discovery, en una expedición para medir las corrientes en el Ocáno Atlántico. <A HREF= http://www.soc.soton.ac.uk/rapid/rapid.php target=_blank>[Más información]</A>
El RRS Discovery, en una expedición para medir las corrientes en el Ocáno Atlántico. [Más información]

El 13 de febrero, partió una expedición desde Gran Bretaña con el objetivo de colocar sensores de control en el Océano Atlántico que revisarán la corriente del Golfo en busca de signos de ralentización. El viaje es el último paso de un proyecto de investigación conjunto entre Gran Bretaña y Estados Unidos llamado Cambio Climático Rápido, que comenzó en 2001. Otro proyecto internacional, llamado SEARCH (Estudio del cambio medioambiental en el Ártico), se inició en 2001 con el objetivo de evaluar con más detalle los cambios en el grosor del hielo marino del Ártico.

Según las simulaciones por ordenador realizadas por Thomas F. Stocker y Andreas Schmittner de la Universidad de Berna, mucho depende de la rapidez del calentamiento del Ártico. En sus modelos, un calentamiento más rápido podría cerrar por completo la principal corriente del Atlántico, mientras que un calentamiento más lento sólo provocaría una ralentización de la corriente durante unos cuantos siglos.

Inevitablemente, la discusión apunta a la población. ¿La actividad industrial humana tiene mucho que ver con el calentamiento del Ártico? ¿Podríamos revertir la tendencia, si quisiéramos? No todos los científicos están de acuerdo. Algunos afirman que los cambios que están ocurriendo en el Ártico son consecuentes con los duraderos ciclos lentos de comportamiento oceánico que la ciencia conoce. Otros ven un componente eminentemente humano.

«El derretimiento del hielo marino es consecuente con el calentamiento que hemos presenciado en el último siglo», nota Spencer, pero «no sabemos que porción de ese calentamiento se debe a las fluctuaciones naturales del clima y cuál a la emisión de gases de efecto invernadero».

Si el Gran cinturón transportador se detiene de pronto, no importará la causa. Los europeos estarán pensando en otras cosas, por ejemplo, cómo hacer que crezcan cultivos en la nieve. Ahora es la hora de averiguarlo, mientras es tan sólo una mera posibilidad escalofriante.




Optimizado Resolución 800x600
Realizado con AstroPHP Portal 2.0

(c) Astroseti.org
ResoluciónAspecto