Por: Henry Bortman
Un lago Marciano reciente tendría al menos quinientos millones de años, pero los deltas Marcianos podrían no parecer tan remotos como el desierto que existe hoy en día.|
Nathalie Cabrol, que ha dedicado muchas y largas horas a estudiar con detalle y detenimiento las imágenes de Marte obtenidas por naves que orbitan a su alrededor, cree que dichas imágenes contienen la indudable evidencia de que existieron lagos en el pasado reciente de Marte.
El concepto “reciente”, necesita ser definido cuando se está hablando con geólogos. En este caso, significa que hablamos de algún momento en los últimos quinientos millones de años, aproximadamente, un par de cientos de millones arriba o abajo. Hoy en día no existen lagos en la superficie de Marte.
Cabrol, miembro del Instituto de Astrobiología de la NASA (NAI) y una de las principales investigadoras del Instituto SETI, trabaja en el Centro Ames de Investigación de la NASA, en Mountain View, California. Ha estudiado cientos de imágenes sacadas por la nave Viking que orbitaba alrededor de Marte a mediados de los años 70. Cabrol ha encontrado cerca de 200 lugares en Marte donde, aparentemente, en algún momento del pasado hubo agua fluyendo y vertiéndose desde los bordes de los cráteres Marcianos, almacenándose allí y creando lagos. La mayoría de esos lagos se encuentra dentro de un rango de 20 grados desde el ecuador de Marte.
De esos lagos, Cabrol ha identificado unos 20 que, según cree, se formaron en los últimos 400 millones de años, o incluso quizá, en los últimos 300 millones de años – un simple pestañeo si hablamos de tiempo geológico. Algunos de ellos parecen tener depósitos de sedimentos tan primitivos, que indican que los lagos en los que se encuentran podrían ser mucho más recientes. Lo que convierte a este descubrimiento en sorprendente – y polémico- es que, hasta hace poco, muchos científicos creían que habían pasado entre dos mil y tres mil millones de años desde que hubo agua líquida en cantidades significativas en la superficie de Marte.
En La Tierra, los científicos determinan la edad de las piedras midiendo las cantidades de distintos isótopos de los elementos que componen la piedra. Cuando se trata de Marte, donde no hay geólogos disponibles para realizar tales análisis isotópicos, los científicos utilizan una técnica muy diferente para determinar la edad probable de rocas y accidentes geológicos. Cuentan los cráteres.
En la historia reciente de Marte, el planeta fue continuamente bombardeado por residuos del espacio. Hace unos tres mil quinientos millones de años, hubo un marcado descenso de dichos impactos. Hace unos mil ochocientos millones de años, se produjo otro pronunciado descenso.
De este modo, contando y midiendo el número y tamaño de los cráteres de una zona concreta de Marte, los científicos pueden determinar la edad aproximada de las formaciones y accidentes que hay en esa zona. Cuanto más agujereada de cráteres está una zona de la superficie, probablemente más antigua sea esa zona. Así pues, los lechos de lagos que Cabrol considera los más recientes, son aquellos cuyos sedimentos son más primitivos – aquellos que no han sido “picados” por posteriores bombardeos de meteoros.
Cabrol utiliza los sedimentos de los lagos para desvelar, no sólo la edad de los lagos, sino también otros datos sobre su historia. Por ejemplo, estudiando las formas de esos depósitos, puede deducir si un lago fue creado por una única explosión de agua, por series sucesivas de flujos, o por un flujo continuo de larga duración. Muchos de los lechos de los lagos que Cabrol ha detectado, parecen tener deltas con complejas estructuras que, según ella, indican la formación por flujos de larga duración.
“Lo que veía en los deltas de los lagos de Marte,” dice Cabrol, “no encajaba con un planeta que no tuviera algún tipo de suministro de agua – y cuando digo algún tipo de suministro de agua, no me refiero a un par de gotas de agua. Para construir un delta se necesitan entre diez y cien mil años.”
Estas estructuras, los deltas, también nos dan pistas sobre si los depósitos se formaron en la superficie de un lago, bajo el agua, o, como Cabrol cree que sucedió en el Cráter Gusey, bajo el hielo. “Todo esto se ha estado estudiando durante mucho tiempo en La Tierra, por ejemplo, por parte de las compañías petrolíferas. De este modo, tenemos un montón de información sobre las morfologías de los deltas y sobre lo que dichas morfologías significan en términos de procesos hidrológicos,” dice Cabrol.
Si alguna vez existió vida en Marte, razona Cabrol, los antiguos lechos de los lagos serían un lugar probable para buscar sus huellas. Unos buenos candidatos podrían ser, especialmente, los lechos de los lagos que muestran evidencias de flujos de agua continuos o esporádicos durante muchos miles de años.
Un aspecto inesperado de la investigación de Cabrol, es la existencia de una conexión, recientemente descubierta, con un estudio realizado por Bob Haberle, sobre la historia climática de Marte. En muchas de las mismas regiones de Marte en las que Cabrol ha encontrado las mayores concentraciones de lechos de lagos, Haberle, otro miembro del NAI que trabaja en el Centro Ames de la NASA, ha llegado a la conclusión de que el agua líquida podría, en teoría, existir en las mismas condiciones que se dan actualmente, sin congelarse o evaporarse instantáneamente.
Aunque hoy en día no existe en esas regiones agua en la superficie, Haberle está investigando la posibilidad de que el clima de Marte haya podido dejar nieve en esas zonas en un pasado reciente. Esa nieve podría después haberse derretido, abasteciendo de nuevo el acuífero de la región y contribuyendo así a la formación de los lagos cuyos restos Cabrol observa hoy en día.
¿Y después qué?
La conexión entre el clima de Marte en el pasado y la relativa juventud de los lagos detectados por Cabrol es altamente especulativa. Haberle trabaja actualmente en intentar entender mejor cómo los cambios en la órbita de Marte que se produjeron en el pasado podrían haber afectado a su clima. Si puede demostrar que el clima de Marte, en un pasado reciente, dejó nieve en los lagos de Cabrol, ganará credibilidad la idea de que esos lagos son, de hecho, tan recientes como Cabrol cree que son.