
Trozos fragmentados de hielo en Europa, similares en apariencia a los vistos en los mares polares de la Tierra durante el deshielo primaveral. Las mediciones llevadas a cabo sobre el campo magnético de Europa, obtenidas durante un vuelo cercano el 3 de enero de 2000 sugieren que puede haber un océano salado bajo ese terreno helado.
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Cuando la astronave Galileo de la NASA pasó en un suspiro por la luna de Júpiter, Europa, hace una semana, atrapó nuevas evidencias de que bajo la capa de hielo de Europa podría existir un océano líquido.
Mientras que Galileo volaba el 3 de enero tan sólo 351 kilómetros (218 millas) por encima de la luna helada, su magnetómetro detectó cambios direccionales en el campo magnético de Europa. Dichos cambios concuerdan con las fluctuaciones que podrían ocurrir si Europa contiene una capa de material conductor de la electricidad, como un océano líquido salado.
“Creo que los descubrimientos nos dicen que hay una capa de agua líquida bajo la superficie de Europa”, dijo la Doctora Margaret Kivelson, investigadora principal del magnetómetro. “Soy prudente por naturaleza, pero esta nueva evidencia apoya notablemente la idea de la presencia de un océano”.
Parece que el océano yace bajo la superficie en algún lugar de los 100 kilómetros (60 millas) exteriores, el grosor aproximado de la capa de hielo/agua, según Kivelson, un investigador de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).|

Dos modelos que concuerdan con las imágenes de la superficie de Europa incluyen una capa subsuperficial de agua líquida o quizá hielo calentado. Crédito de la imagen: JPL y el Instituto SETI.
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“El campo magnético de Júpiter en la posición de Europa cambia de dirección cada 5 horas y media”, explicó Kivelson. “Este campo magnético cambiante puede conducir corrientes eléctricas a través de un conductor, como un océano, por ejemplo. Estas corrientes producen un campo similar al campo magnético de la Tierra, pero con su polo norte magnético (el lugar hacia el que apuntaría una brújula en Europa) cerca del ecuador de Europa y en movimiento constante. De hecho, revierte su dirección completamente cada 5 horas y media.
En vuelos previos por Europa, Galileo identificó un polo norte magnético, pero no determinó si su posición cambiaba con el tiempo. “Nos preguntábamos, ¿era posible que el polo norte no se moviera?”, dijo Kivelson.
La nueva evidencia fue recabada durante un vuelo especialmente planeado para que la posición observada de polo norte de Europa aclarara si se movía o no. De hecho, los datos del lunes mostraron que su posición se había movido, proporcionando pues la evidencia de la existencia de un océano.
”No es probable que las corrientes eléctricas de Europa fluyan a través de superficies heladas', explicó Kivelson, 'porque el hielo no es un buen conductor de corrientes. Pero el hielo derretido que contiene sales, como el agua marina que podemos encontrar en la Tierra, es un conductor bastante bueno”.

Europa puede no ser la única luna de Júpiter con un océano salado bajo la superficie. Las mediciones magnéticas realizadas durante los encuentros de Galileo con Callisto revelan que también hay un campo magnético variable. Una explicación plausible es que Callisto tiene una capa líquida bajo la superficie. Si el líquido fuera agua salada podría llevar fácilmente corrientes eléctricas y provocar que el campo magnético fuera cambiante. Esta visión de corte de Callisto muestra una banda de hielo blanquecina de 200 kilómetros de espesor justo debajo de la superficie de la luna. El océano hipotético, indicado por la línea azul claro, es potencialmente una capa salada de agua líquida hasta de 10 kilómetros de espesor, mientras que el resto del interior es visto como una masa de roca y hielo.
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“No hay otro material que pueda ser conductor de corrientes cerca de la superficie de Europa”, añadió Kivelson. “Las corrientes podrían fluir en hielo parcialmente derretido bajo la superficie de Europa, pero eso no tendría mucho sentido, ya que Europa es más caliente hacia su interior, así que es más probable que el hielo se fundiera completamente. Además, conforme te acercas hacia el interior, la fuerza del campo magnético generado por las corrientes en la superficie disminuiría”.
Estos últimos descubrimientos concuerdan con las imágenes y los datos previos ofrecidos por Galileo, en los que se muestra una superficie castigada formada aparentemente cuando la superficie de hielo de Europa se quebró y se reagrupó mientras que flotaba en un mar inferior. Se está llevando a cabo un trabajo teórico más profundo para analizar la capa de fluidos y sus propiedades.
”Será interesante ver si este mismo tipo de fenómenos ocurren en la luna de Júpiter Ganímedes”, dijo Kivelson. Está programado que Galileo vuele cerca de Ganímedes dos veces este año.
A Kivelson se le unen en sus estudios magnetométricos los Doctores Krishan Khurana, Christopher Russell, Raymond Walker, Christophe Zimmer, Martin Volwerk de UCLA, Steven Joy y Joe Mafi, también de UCLA, y el Doctor Carole Polanskey del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), en Pasadena, California.
Puede encontrar información adicional y fotos de Galileo en:
http://galileo.jpl.nasa.gov
Galileo ha estado orbitando Júpiter y sus lunas desde diciembre de 1995, emitiendo imágenes sin precedentes y otra información. JPL, una división del Intsituto Tecnológico de Pasadena (California), dirige la misión Galileo para el Departamento de Ciencia Espacial de la NASA en Washington DC.