Resumen: El equipo de la misión Opportunity ha conseguido una visión mejor del inclinado borde en el que el explorador podría intentar maniobrar. El robot realizará una prueba que era considerada como demasiado peligrosa por los astronautas lunares hace treinta años, cuando el interior de los cráteres estaba fuera de los límites de la exploración.
basado en un artículo de NASA/JPL
El explorador Opportunity continúa su expedición alrededor del borde rocoso del cráter Endurance, cuyo diámetro es de, aproximadamente, el tamaño de un estadio. La imagen de falso color (del encabezado) fue tomada por la cámara de navegación el día 21 de mayo de 2004. Este cráter, excavado por el impacto de un pequeño asteroide o por un trozo de cometa, tiene unos 130 metros (430 pies) de ancho y, desde el punto más alto del borde, más de 20 metros (66 pies) de hondura, 10 veces más profundo que el cráter Eagle.
Un lecho de roca descubierto en un risco de la pared interior, frente a la actual posición del explorador, revela una agrupación de capas de 5 a 10 metros (16 a 33 pies) de alto. Otras exposiciones rocosas, alrededor de la pendiente interior, podrían ser más accesibles que el risco y pedazos de esas mismas capas podrían haber sido arrojadas hacia el exterior sobre el suelo que rodea el cráter de impacto.
Entrenando la movilidad del explorador con una pendiente de 25 grados.
Fuente: NASA/JPL
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Los miembros del equipo están analizando imágenes como estas con detalle mientras buscan la ruta más segura para entrar y salir del escarpado cráter. Además de la pendiente, se buscan buenos caminos de entrada y salida allí donde predominan las rocas estables frente a la arena suelta, que podría causar deslizamientos o pérdida de tracción de las ruedas. El mejor candidato en la actualidad es una parte del Endurance llamada Karatepe.
En la simulación del entorno marciano en la Tierra, llamado cajón de arena del JPL o “El Patio de Marte”, científicos e ingenieros están analizando los límites de deslizamiento del explorador con una inclinación de 25 grados.
Dentro del cráter Endurance hay múltiples capas de rocas que podrían ofrecer información de un amplio periodo de la historia ambiental. Desde los miradores ubicados a lo largo del borde, el espectrómetro de emisión térmica en miniatura del Opportunity envía datos para clasificar la composición mineral de las exposiciones de rocas del interior del cráter.
En el cráter Eagle, un lecho de roca de la altura de un bordillo de acera procuró una prueba de que el lugar estuvo una vez cubierto por una masa de agua salina lo suficientemente profunda como para poder zambullirse en él. “Aquel fue el último aliento moribundo de un corpus de agua”, apunta el principal investigador, Steve Squyres. “La cuestión que nos ha intrigado desde que dejamos el cráter Eagle es qué lo precedió. ¿Hubo una profundo caudal de agua durante mucho tiempo? ¿Hubo una playa efímera y poco profunda? No lo sabemos”.

El explorador no pudo salir del cráter Eagle en su primer intento al alcanzar una inclinación de 17 grados y encontrar polvo muy fino en el borde. Después de no hacer ningún progreso al encallarse las ruedas, fue apoyado y dirigido hacia una zona de salida menos profunda.
Fuente: NASA/JPL
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Aunque la agrupación de capas de roca en el cráter Endurance es 10 veces más gruesa que el lecho del cráter Eagle, supone sólo una pequeña fracción de la concentración de 200 metros de espesor (650 pies) vista desde el espacio en otros lugares de la región Meridian Planum de Marte.
Un vistazo más de cerca a las rocas del cráter Endurance podría arrojar algo de luz sobre esas formaciones que se ven desde el espacio. “Es posible que todo el conjunto de rocas se depositase en el agua, siendo algunas partículas arrastradas hasta allí por las corrientes y otras, precipitadas químicamente”, apunta Christensen. “Una alternativa es que haya sido el viento el que depositó los sedimentos”.
Brian Cooper, director del equipo de controladores de los exploradores Spirit y Opportunity del JPL, explica que la vista inicial del cráter no zanja aún las cuestiones de accesibilidad. “La ladera situada a nuestro frente tiene una pendiente de entre 18 y 20 grados. Entrar en el cráter no supone un problema, pero nos costará mucho más trabajo evaluar si podremos salir. Eso depende de las propiedades del terreno y del deslizamiento, así como de la inclinación”. El circuito planeado alrededor del borde del cráter requerirá una cuidadosa navegación. “Si no te acercas lo suficiente al borde, no puedes mirar dentro, pero si vas demasiado rápido podrías caer”, señala. “Vamos a tener unas semanas muy interesantes”.
Cuando el explorador intentó salir del mucho menor (20 metros de diámetro) cráter Eagle, lugar de aterrizaje de la misión, la ladera de salida confirmó ser lo suficientemente inclinada como para hacer perder la tracción de las ruedas hasta que se ejecutó el plan alternativo de maniobrar a través de arena suelta con seis ruedas en contacto.
Cuando la NASA envió a los astronautas a la superficie de la Luna hace más de 30 años, se decidió no permitirles entrar en cráteres tan recientes y abruptos como el Endurance, pero el Opportunity podría ser capaz de hacer lo que ningún humano ha hecho antes en otro planeta.
El equipo de planificación de MER (Mars Exploration Rovers) lleva una crónica en el diario del principal investigador de los paquetes científicos, el doctor Steven Squyres: Partes 1 * 2 * 3 * 4 * 5 * 6 * 7 * 8 * 9 * 10 * 11 *12