Enviado por : Heber Rizzo
2007-03-14 01:32:00


Las Nubes de Magallanes podrían ser vecinas pasajeras

Un nuevo estudio parece modificar algunas de nuestras ideas sobre estas dos pequeñas galaxias irregulares cercanas.

La Gran Nube (LMC) y la Pequeña Nube de Magallanes (SMC) son dos de las más cercanas galaxias vecinas de la Vía Láctea. Ambas son visibles únicamente en el hemisferio sur. Estudiando sus órbitas, los astrónomos pueden aprender tanto sobre las historias de las Nubes como sobre la estructura de la Vía Láctea (a causa de su influencia sobre el movimiento de las Nubes).
Los astrónomos han medido las velocidades 3-D de la Gran Nube (que se muestran aquí) y de la Pequeña Nube de Magallanes. Encontraron que eran sorprendentemente altas, lo que podría indicar que la Vía Láctea es dos veces más masiva de lo que se pensaba, o que las Nubes de Magallanes no están ligadas gravitacionalmente con nuestra galaxia, sino que están “pasando por el vecindario”.
© Robert Gendler & Josch Hambsch 2005
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Los astrónomos Niya Kallivayalil y Charles Alcock (del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica) y Roeland van der Marel (del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial) han realizado las mediciones más detalladas hasta la fecha de las velocidades tridimensionales a través del espacio de LMC y de SMC. Sus sorprendentes resultados contienen profundas implicaciones para nuestra galaxia y sus compañeras.

“Descubrimos que las velocidades de LMC y de SMC son inesperadamente altas, casi el doble de lo que se pensaba anteriormente”, dice Kallivayalil.

Estos descubrimientos fueron presentados durante el 209º encuentro de la Sociedad Astronómica Americana.

Las velocidades radiales (el movimiento a lo largo de la línea de visión) para ambas nubes son bien conocidas, y relativamente fáciles de medir.

Mucho más difícil de medir resulta su movimiento propio (movimiento a través del cielo), lo que requiere una precisión extraordinaria a lo largo del curso de varios años. Tanto el movimiento propio como el radial deben ser conocidos para calcular la velocidad real en 3-D.

Realizando dos conjuntos de observaciones con el Telescopio Espacial Hubble de la NASA separadas dos años entre sí, Kallivayalil y sus colegas calcularon con precisión los movimientos propios de LMC y de SMC. Al combinar las velocidades propias y radiales, descubrieron que LMC se mueve a través del espacio a una velocidad de 378 kilómetros por segundo, mientras que SMC lo hace a una velocidad de 302 kilómetros por segundo.

Hay dos explicaciones posibles para unas velocidades tan altas:

1) La masa de la Vía Láctea es mayor a la considerada previamente. Si las Nubes están unidas gravitacionalmente a la Vía Láctea, entonces nuestra galaxia debería ser mucho más masiva de lo sugerido por datos previos. Este exceso de masa podría tirar de las Nubes, manteniéndolas “a mano”.

2) Las Nubes de Magallanes no están unidas gravitacionalmente a la Vía Láctea. Si los cálculos previos sobre la masa de nuestra galaxia son correctos, entonces esta última no es lo suficientemente masiva como para sujetar a sus compañeras. En unos pocos miles de millones de años, ambas escaparán de la Vía Láctea.

“Es posible que las Nubes de Magallanes no sean compañeras reales de la Vía Láctea”, explica Kallivayalil. “Quizás son simplemente viajeras que están cruzando nuestro vecindario”.
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Telescopio Espacial Hubble.
© NASA / ESA

También son sorprendentemente altas las velocidades de las Nubes con respecto de una a la otra. Esto sugiere que las Nubes de Magallanes pueden ser compañeras accidentales y no están ligadas gravitacionalmente entre sí. Por otro lado, estas altas velocidades podrían explicar porqué las dos galaxias, si están enlazadas gravitacionalmente, no se fusionaron hace ya mucho tiempo.

Futuras mediciones de la Corriente de Magallanes, una larga estela de hidrógeno que viaja detrás de las Nubes, podrían aclarar los rumbos anteriores de las Nubes y sus relaciones entre sí y con la Vía Láctea.

“Sin importar los futuros descubrimientos, nuestro estudio demuestra que es necesario reformular las historias orbitales de las Nubes”, dice Kallivayalil.

El Telescopio Espacial Hubble es un proyecto de cooperación internacional entre la NASA y la Agencia Espacial Europea. El Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial, en Baltimore, dirige las operaciones científicas del Hubble. El Instituto es operado para la NASA por la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía, S.A., en Washington.

Con sus cuarteles generales en Cambridge, Massachussets, el Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA) es una colaboración conjunta entre el Observatorio Astrofísico Smithsoniano y el Observatorio del Colegio de Harvard. Los científicos del CfA, organizados en seis divisiones de investigación, estudian el origen, evolución y destino último del universo.

- MÁS INFORMACIÓN -
por Heber Rizzo

Las Nubes de Magallanes: En las noches con cielo limpio de nubes y sin Luna del hemisferio austral se pueden ver, cerca de la Cruz del Sur, dos pequeñas manchas blanquecinas que podrían confundirse con nubes tenues. Pero si se observa con cuidado, especialmente con el transcurrir de los días, se puede comprobar que los vientos no las afectan y que no se mueven con respecto al fondo de estrellas.
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Diagrama de la ubicación en el espacio de las Nubes de Magallanes
© Herzberg Institute of Astrophysics
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Los antiguos pueblos del Medio Oriente ya las conocían. La primera mención de ellas que registra la historia fue realizada por el astrónomo persa Al Sufi, quien en su “Libro de las estrellas fijas” las nombra como Al Bakr, el Buey Blanco, haciendo notar que si bien no se las puede ver desde Bagdad, sí son observables desde el estrecho de Bab el Mandeb, a 12º 15’ de latitud norte.

Para Europa, fue Fernando de Magallanes quien primero las observó durante su viaje de circum-navegación de 1519-1522. Sin embargo, el nombre actual no se popularizó hasta mucho después. En la Uranometria de Bayer (1603) se las denomina “Nubecula Maior” y “Nubecula Minor”, e incluso Flamsteed en su atlas estelar las designa como “Le Grand Nuage” y “Le Petit Nuage”, que son simplemente las formas latina y francesa para “Gran Nebulosa” y “Pequeña Nebulosa”, respectivamente.

El primero en estudiarlas detenidamente fue John Herschel en el siglo XIX, y en 1912, mientras estudiaba las cefeidas variables en la Pequeña Nube de Magallanes, Henrietta Leavitt descubrió la relación período-luminosidad que ofreció por primera vez un método para determinar las distancias galácticas. Por otro lado, en febrero de 1987 estalló en la Gran Nube de Magallanes una supernova, SN 1987A, la primera visible a simple vista desde 1604 y que ha sido ampliamente estudiada por los astrónomos modernos.

Estos notables objetos del cielo austral lucen claramente diferenciados del cuerpo de la Vía Láctea. Separadas entre sí por unos 21º, la verdadera distancia entre ellas es de unos 75 000 años luz. Hasta el descubrimiento de la galaxia elíptica enana de Sagitario en 1994, eran las dos galaxias conocidas más cercanas a la nuestra.

La evidencia sugiere que ambas galaxias han sido muy distorsionadas por el efecto de marea de su interacción con la Vía Láctea, y corrientes de hidrógeno neutro las conectan entre sí y con nuestra galaxia, la que a su vez también se ha visto afectada por ambas Nubes que han distorsionado las partes externas del disco galáctico.

Además de sus estructuras diferentes y de su menor masa, se diferencian de la Vía Láctea en dos aspectos importantes. En primer lugar, son comparativamente más ricas en gas y más pobres en metales que ella. Por otro lado, ambas resultan notables por sus nebulosas y sus poblaciones estelares jóvenes, mientras que en nuestra galaxia las estrellas varían de muy jóvenes a muy viejas, lo que indica una larga historia de formación estelar.
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Las Nubes de Magallanes, fotografiadas por el Observatorio Anglo-Australiano
© allthesky.com
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La Gran Nube de Magallanes (LMC) es una galaxia irregular localizada a unos 160 000 años luz de distancia en la dirección de la constelación del Dorado (o Pez Espada). Contiene unos 15 000 millones de estrellas y su diámetro es de aproximadamente 35 000 años luz, con una magnitud aparente de 0,9 y se extiende por unos 10º de cielo. Presenta una estructura central en forma de barra y es la cuarta en tamaño del Grupo Local, después de la Nebulosa de Andrómeda (M31), la Vía Láctea y la galaxia del Triángulo (M33). Es posible que fuera una galaxia espiral barrada enana que fue desgajada por la poderosa gravedad de la Vía Láctea.

Vista desde la superficie de un planeta en ella, nuestra galaxia sería un espectáculo asombroso. Se extendería por más de 36 grados en el cielo, el equivalente a 70 Lunas llenas, y su luminosidad sería de -2,0, unas 14 veces más que lo que LMC luce para nosotros. Lo que es más, dada su gran altitud con respecto al plano galáctico, sus hipotéticos habitantes verían oblicuamente a la Vía Láctea y sin polvo que interfiriera con su visión, con lo que podrían captar a simple vista la impresionante belleza de su estructura espiral.

La Pequeña Nube de Magallanes (SMC o NGC 292) es también una galaxia irregular, clasificada a veces como enana, que se encuentra a unos 210 000 años luz de distancia de la Vía Láctea, en la dirección de la constelación del Tucán y que contiene tal vez unos 3 000 millones de estrellas en su extensión aproximada de 10 000 años luz.

Presenta todavía una estructura central en forma de barra, así que es posible que fuera también una espiral barrada, antes de ser desgajada y distorsionada por la fuerza gravitatoria de nuestra galaxia. Se muestra ante nosotros como una pequeña mancha de 3º de extensión visual y con una magnitud aparente de 2,7.
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Así se las puede localizar en el cielo austral.
© ecodigital.com.ar
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Páginas web relacionadas

-- Latidos estelares para las distancias cósmicas

-- Clasificación estelar III

-- El vigésimo aniversario de SN 1987A

-- Un nuevo brazo para la Vía Láctea

Traducido y ampliado para Astroseti.org por
Heber Rizzo Baladán



Web Site: CfA Press Release
Artículo: “Magellanic Clouds May Be Just Passing Through”
Fecha: Enero 09, 2007



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