Influencia Solar, Parte I

Por el 13 de marzo de 2003 | 12:00 am

La investigación en esta área tiene ramificaciones tangibles para la vida en la Tierra.

La astrobiología se preocupa a menudo de los misterios del pasado: Los investigadores tratan vigorosamente de responder preguntas del estilo: “¿Cómo se originó la vida en la Tierra?”,”¿Cual fue su curso evolutivo?” y “¿Se originó la vida en alguna otra parte?” Sin embargo, igualmente importantes son las preguntas que tratan el futuro. Tenemos especial curiosidad sobre el futuro de la Tierra, así como sobre el futuro de la humanidad fuera de este planeta. Pero para aprender más sobre las perspectivas de nuestro planeta, debemos entender los cambios a corto y largo plazo en el entorno espacial de la Tierra.

Esta serie dividida en dos partes nos introducirá en la investigación que implica a nuestro Sol, y a cómo incluso la más leve variación de su energía puede inducir cambios a gran escala en la Tierra. Esta entrega se centrará en lo que sabemos sobre nuestro Sol y en los esfuerzos actuales por entender mejor sus periódicas fluctuaciones. La segunda parte se adentrará más en algunos efectos astrobiológicos producidos por la influencia del Sol en nuestro clima, tecnología, y misiones espaciales.

En casa con nuestra estrella

El sol es un cuerpo muy dinámico. Observamos más dramáticamente los cambios en sus llamaradas solares y las prominencias que emanan de su superficie. Los científicos también supervisan mediante observación, el ciclo en el movimiento de las manchas solares, que tiene una periodicidad de once años. Pero la naturaleza dinámica de nuestra estrella tiene consecuencias que no se limiten al espacio cercano al Sol: La Tierra se encuentra frecuentemente con niveles de variables de radiación (energía en forma de ondas electromagnéticas) y de viento solar. Las ramificaciones de esta variación no están enteramente claras. Así, los investigadores continúan desplegando satélites de supervisión solar para lograr una mejor comprensión de nuestra estrella.

Las siguientes secciones proporcionan un breve resumen de algunas de las sondas espaciales que estudian el sol. Una lista mucho más comprensiva está disponible en la página web Misiones de Conexión Sol-Tierra del Centro de Vuelo Espacial Goddard.

Primeros y recientes esfuerzos de supervisión

La atmósfera es una cubierta protectora que rodea la tierra. Sin ella, nuestro planeta sería bombardeado por un espectro entero de intensa radiación dañina. Pero esta capa protectora también nos impide medir exactamente la producción solar. Así, para conseguir una verdadera comprensión de las interacciones Sol-Tierra, los científicos deben estudiar el Sol desde el espacio.

La historia de las misiones solares es tan vieja como la propia edad de la exploración espacial. El Explorer 1, primer satélite de los USA, estudió los cinturones de radiación que rodean la tierra en 1958. Más tarde, las misiones del Skylab (años 70) investigaron la corona y otros aspectos del sol. Tras estos esfuerzos anteriores, ha habido todo un cuadro de sondas espaciales dirigidas a aumentar nuestra comprensión sobre las variaciones solares, emisión energética, e interacción del Sol con la Tierra.

Una de estas misiones solares es el Satélite para la Monitorización de Irradiación Radiométrica de Cavidades Activas (ACRIMSAT). Los instrumentos de ACRIM tienen una historia de más de 20 años de exploración solar. Ha habido tres sondas instrumentales con el nombre de ACRIM. ACRIM I, fue lanzada en el año 1980, fue el primero en demostrar claramente que el total de la energía radiante del Sol no es constante. Esta es quizás una de las percepciones más importantes obtenidas de este tipo de estudio. Antes de esto, los científicos asumían que la constante solar no cambiaría mucho durante el curso de una vida humana. ACRIMSAT que transportaba a ACRIM III, fue lanzada en 1999 y está actualmente efectuando una misión de cinco años para medir la Irradiación Solar Total (TSI).

Estudiando la conexión Sol-Tierra

La sonda espacial más reciente de la NASA añadida para la supervisión solar, la Radiación Solar y Experimento Climático (SORCE), fue lanzada con éxito el 25 de enero del 2003. SORCE incorpora radiómetros, espectrómetros, y fotodiodos avanzados que están supervisando la radiación de rayos-x, ultravioleta, infrarrojos cercanos y radiación solar total. SORCE es una de las primeras misiones diseñada específicamente para contestar a preguntas como “¿Qué papel juega el Sol en nuestro clima? y ¿Cómo nos afectan los cambios en el interior del sol?” Esta interrelación entre el clima del Sol y el de la Tierra es una de las cuestiones supremas cuando nos ocupamos de temas como el cambio climático a corto y largo plazo. Usted puede aprender más sobre esta misión yendo a la página web de la Universidad de Colorado (el equipo que la dirige) SORCE homepage.

La próxima generación en exploración solar es el programa (LWS) de la NASA “Viviendo con una estrella”. LWS cubrirá dos grupos importantes de misiones: el elemento dinámico solar, en los que prestarán servicio los Centinelas Solares Dinámicos, y los elementos dinámicos geo-espaciales, que serán suministrados por la Red de Misiones Geo-espacial. A lo largo del ciclo solar de 11 años, el LWS ayudará a cuantificar la dinámica y el comportamiento del sistema Sol-Tierra. Específicamente, intentará mejorar nuestra comprensión sobre la variabilidad solar y sobre los trastornos que de ello se derivan en los sistemas terrestres. Mediante las sondas espaciales LWS, los científicos esperan obtener una mejor comprensión del clima espacial, y así desarrollar una capacidad de predicción de los cambios que pueden ocurrir en el ambiente espacial (lo cual será discutido en profundidad en la 2ª parte). Para saber más acerca de Vivir con una Estrella, usted puede visitar la página web del Centro de Vuelo Espacial Goddard: http://lws.qsfc.nasa.gov/.

Próximamente

En la 2ª parte, ampliaremos lo que hemos aprendido sobre el Sol y sobre las misiones actuales que tienen como objetivo entender la variación solar. “Los efectos en la Tierra” irán un paso más allá, aclarando las posibles consecuencias a corto plazo de vivir con una estrella energética y a veces imprevisible. Más importantemente, volveremos con la crucial pregunta astrobiológica, “¿Cual es el futuro de la vida en la Tierra y más allá?”

http://www.nai.arc.nasa.gov/news_stories/news_detail.cfm?ID=250

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