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Febrero 14, 2007: La NASA ha explorado el espacio durante casi medio siglo, logrando a menudo grandes éxitos. Sin embargo “hay algo que no sabemos, ¿Cuál es la mejor manera de explorar un planeta?”, declara Paul D. Spudis, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, en Laurel, Maryland.
Descubrir las técnicas más efectivas para explorar un planeta es, en sí mismo, investigación puntera, de la misma manera que descubrir las tecnologías mineras más efectivas o las mejores formas de supervivencia y hacer que la maquinaria funcione en la Antártida, es investigación pionera.
De este modo, por la misma razón que las naciones financian colegios universitarios de minería y que el Ejército de los Estados Unidos financia sus propios Laboratorios de Ingeniería e Investigación en Regiones Frías, la NASA quiere utilizar la Luna como un colegio universitario para la exploración.
En la Luna, los astronautas pueden desarrollar y poner a prueba técnicas de construcción de hábitats, de cultivos y de operación de maquinaria en condiciones de baja gravedad, de alto vacío, de fuerte radiación, de polvo penetrante y de temperaturas extremas, un ambiente cuya combinación prolongada de condiciones es, simplemente, imposible de replicar en la Tierra. Lo que aprendan será útil, no solamente en la Luna, sino que será esencial para preparar el viaje a Marte.
Hay un proyecto de investigación que encabeza la lista: ¿Cuál es la mejor combinación de humanos y robots? Naves espaciales y exploradores terrestres no tripulados han devuelto millones de giga bites de información de gran calidad de la Luna y de los planetas, revolucionando nuestra comprensión del Sistema Solar. Pero para el trabajo de campo geológico, afirma Spuids, nada puede reemplazar a geólogos entrenados con un martillo de rocas, ojos expertos, y el conocimiento “para interpretar las rocas en el contexto de su ambiente”.
Por esa razón, la NASA quiere explorar la mejor manera de combinar máquinas y humanos. Una tecnología prometedora es la telepresencia, similar a lo que actualmente se utiliza en los quirófanos de los hospitales para determinados tipos de cirugía. Desde la seguridad un lugar subterráneo en la Luna, protegido de la radiación, los movimientos de un geólogo podrían “ser replicados por un robot en la superficie, complementado con realimentación sensorial instantánea muy parecida a la que sentiría un astronauta a través de los guantes de un traje espacial”, explica Spudis. Pero ¿Es esa la mejor forma? En algunas circunstancias, un robot con su propia y rapidísima toma de decisiones basada en inteligencia artificial, podría hacer mejor el trabajo. De nuevo se trata de una pregunta que puede ser contestada con investigación in situ.
![]() Telepresencia humano-robot, una concepción artística. Crédito: Pat Rawlings and NASA. [Ampliar imagen] |
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Otros asuntos cruciales en los que los humanos podrían aprender de la experiencia en la Luna es cómo “hacer cosas útiles a partir de los desechos”, afirma Spudis. En la Luna y Marte los recursos locales van a ser cruciales para los astronautas que no pueden depender completamente de los abastecimientos desde la Tierra. “Aparte de la energía solar, nunca hemos utilizado los recursos del espacio en ninguna misión” declara Spudis, por lo que necesitamos aprender (cómo hacerlo)”.
El acrónimo oficial de la NASA para la vida fuera de la Tierra es ISRU (In-Situ Resource Utilization) Utilización de recursos in-situ. ISRU básicamente, supone calcular cómo excavar en la superficie de otro planeta, cómo hacer que la suciedad descienda en una tolva en condiciones de baja gravedad (un asunto delicado), y cómo romper y calentar el terreno para extraer líquidos y gases valiosos, todo con gran fiabilidad y pocos problemas mecánicos.
¿Qué pueden necesitar o querer obtener del subsuelo los astronautas que vuelvan a la Luna? De forma más inmediata oxígeno e hidrógeno. “A partir de estos dos elementos podemos generar electricidad utilizando células de combustible que producirían agua potable como subproducto”, explica Spudis. “El hidrógeno y el oxígeno también son propulsores para cohetes. El oxígeno puede ser respirado por los astronautas”.
![]() Oxígeno bajo los pies. El 40% de la masa de la superficie de la Luna es oxígeno. Huella y crédito de la fotografía: Neil Armstrong, Apolo 11. [Ampliar imagen] |
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La buena noticia: El oxígeno es abundante en la Luna. La masa de la corteza lunar es, en un 40% oxígeno, y los científicos de la NASA tienen muchas ideas para extraerlo. El simple calentamiento a altas temperaturas de la superficie, causa que el oxígeno gaseoso emerja. (Para más información sobre este tema, ver Ciencia@NASA\'s Respirando Rocas Lunares). Aun quedan por ser descubiertas las técnicas más eficientes.
La no tan buena noticia: El hidrógeno es relativamente raro en la Luna. Esa es una de las razones por la que la NASA está impaciente por explorar los polos de la Luna donde pueden existir unos 10 000 millones de toneladas métricas de agua helada en cráteres con sombra permanente. “El hielo es una forma de hidrógeno concentrado”, señala Spudis. La experiencia obtenida en los polos de la Luna puede ser aplicada a Marte, donde el hielo también está mezclado con las rocas en el subsuelo.
“Necesitamos abrir sucursal en la Luna por una razón clara y comprensible”, concluye “La Luna es una escuela para la exploración”.