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Para comenzar, los planetas extrasolares son objetivos extremadamente débiles y el efecto atmosférico conocido como “moteado” (speckling) ha frustrado la mayoría de los esfuerzos anteriores por observarlos directamente. Utilizando instrumentos instalados en el Telescopio Muy Grande en Chile, el equipo de Biller ha formado algunas de las imágenes de más alto contraste jamás obtenidas de objetos subestelares.
Su trabajo también está ayudando a determinar los requerimientos para el Buscador de Planetas Terrestres de la NASA, una misión futura que observará directamente y caracterizará planetas habitables alrededor de estrellas cercanas. Actualmente candidata a un doctorado de la Universidad de Arizona, Biller presentó su investigación en una sesión oral en la reunión de invierno de este año de la Sociedad Astronómica Americana. Ella es originaria del área de Washington D.C.
PlanetQuest: ¿En qué momento de su carrera se encuentra ahora?
Beth Biller: Actualmente me encuentro en esa etapa entretenida del programa de doctorado en la cual, una vez que escriba un libro, ya terminé. Para mi tesis, acabo de finalizar un artículo de importancia fundamental acerca de nuestro estudio sobre estrellas jóvenes muy cercanas, en nuestra búsqueda de planetas extrasolares.
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PQ: ¿Cuáles son sus objetivos a corto y a largo plazo?
Biller: A corto plazo, me gustaría conseguir un trabajo. Realmente me encanta la investigación astronómica y quiero continuar ejerciéndola. Me gustaría convertirme en uno de los primeros exoplanetólogos comparativos—alguien que clasifica diferentes tipos de planetas más allá de nuestro sistema solar. Pero hay muchas opciones distintas en la astronomía.
PQ: ¿Qué le gusta de la investigación?
Biller: El duro ajetreo cotidiano puede ser frustrante, pero la parte emocionante llega cuando uno descubre algo nuevo. Por ejemplo, yo descubrí a una enana marrón el año pasado. Me decía a mí misma: 'Estoy observando un mundo ¡y soy la primera persona que jamás ha observado este lugar!'
PQ: ¿Cuál es la importancia de su investigación?
Biller: Apenas completamos un estudio de 50 estrellas. Con tantos cuerpos celestes, realmente podemos decir algo sobresaliente acerca de la distribución de los planetas extrasolares. Observamos planetas gigantes, pero no tan viejos como Júpiter—estos son más grandes, más luminosos y más “hinchados”.
Desde un sentido astrobiológico, es importante entender la arquitectura de estos sistemas jóvenes, ya que eso puede determinar si planetas como la Tierra pueden o no formarse. Por ejemplo, nosotros tenemos la suerte de que Júpiter esté en donde está en nuestro sistema solar. Muchos sistemas planetarios conocidos tienen planetas con una masa como la de Júpiter a distancias como a la que se encuentra Mercurio. Pero un planeta así no puede formarse a tan corta distancia de una estrella—tiene que formarse a una distancia como la de Júpiter y luego emigrar hacia adentro. Sin embargo, esa migración hacia el interior ¡sería desastrosa para cualquier proto-planeta estilo Tierra que pudiera estar formándose en ese sistema solar!
![]() (Crédito: Douglas Hester) |
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PQ: ¿Recuerda usted lo que originó la chispa de su interés por la astronomía o la ciencia?
Biller: Mi interés por la astronomía nació desde que yo era muy pequeña. Me fui apartando un tanto de la idea hasta que estuve en la escuela preparatoria. Y luego, cuando terminé mis estudios, se descubrieron los primeros exoplanetas y eso fue un gran acontecimiento. Me decía a mí misma, “no sé si puedo tener éxito en este campo, pero quiero intentarlo”. Así que ingresé a la universidad. Se tiene que entrar de lleno a la física casi desde el comienzo. Me daba temor, pero esto realmente hizo que me sintiera realizada.
Lo más duro era el miedo a las matemáticas.
PQ: ¿Cómo se enfrentó usted a eso?
Biller: Sólo traté de no espantarme demasiado. Cuando me sentaba y realmente me metía de lleno, podía alcanzar el nivel de los demás. Ahora, las matemáticas no me asustan. Ya me acostumbré a ellas.
PQ: ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Biller: Soy bailarina de la danza del vientre. No hago la danza de los siete velos, nada de eso. Bailo algo que se llama el estilo tribal americano. Hay un líder y todos seguimos a los líderes. Es un tipo de baile fresco, en base a la improvisación.
PQ: ¿Encuentra usted algún enlace entre sus dos intereses—la ciencia y el baile?
Biller: Sí. Los dos tratan sobre la belleza en formas distintas: la belleza del universo y belleza del movimiento del cuerpo humano.
PQ: ¿Algún consejo en particular para otras personas jóvenes que puedan estar considerando hacer una carrera en ciencias?
Biller: Si crees que eres un candidato con pocas probabilidades, pero todavía quieres hacerlo, entonces hazlo. No te intimides. Entre los científicos existe todo tipo de gente y el campo sigue diversificándose cada vez más.
PQ: ¿Hay algún maestro en particular que la ha inspirado o motivado?
Biller: Mi primer profesor de física de la universidad. Yo tomaba clase de mecánica y todo me daba terror, como dije antes, porque me daba miedo la materia. Él habló conmigo y me dijo, 'Oye, no te preocupes por esto, yo pienso que vas a pasar muy bien este curso con tal que te pongas a trabajar con ahínco'. Eso fue muy importante. Si no hubiera tenido esas palabras tranquilizadoras, creo que no hubiera permanecido en este campo.
PQ: ¿Cuál ha sido su momento más excitante?
Biller: Fue realmente emocionante ir a Chile para llevar a cabo la inspección de puesta en marcha, cuando instalamos el nuevo instrumento en el telescopio. El lugar se encontraba en medio de la nada y se parecía a Marte. Muy, muy vacío. Sólo estos cuatro enormes telescopios.
PQ: ¿Qué tipo de música le gusta?
Biller: La música electrónica, la gótica, la de la danza del vientre. Cosas extrañas y alternativas.
PQ: Díganos el nombre de una película favorita que haya visto recientemente.
Biller: “¡Olvídate de mí!”. Aunque la escogí totalmente al azar.
PQ: ¿Qué es lo más sobresaliente acerca de lo que hace usted?
Biller: Simplemente encontrar cosas nuevas. La idea de que si uno descubre un planeta, es un mundo nuevo. Es un lugar al que quizás las personas del futuro lejano, muy lejano, podrían ir. Eso es bastante inspirador.