RESUMEN: En destacado relieve sobre el árido desierto de Omán, los cazadores de meteoros han encontrado una roca lanzada desde la Luna antes incluso de que la vida hubiera tenido tiempo como para establecerse en la Tierra. Más notable aún fue la habilidad de los científicos para develar su compleja línea temporal, para darnos una historia completa escrita en piedra.
Por Lori Stiles, Universidad de Arizona

Así lucía el meteorito SaU 169 cuando sus descubridores lo inspeccionaron inicialmente en el laboratorio. Su dimensión máxima es de 7 centímetros.
Crédito: Peter Vollenweider
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Los científicos han determinado con exactitud la fuente de un meteorito lunar por primera vez. Este meteorito único registra cuatro impactos lunares diferentes.
Son los primeros en fechar con precisión al Mare Imbrium, el más joven de los grandes cráteres de meteoros en la Luna. Esa fecha, hace 3.900 millones de años, es una nueva datación clave para la estratigrafía lunar, y aún para la terrestre, dicen los científicos, porque la vida en la Tierra pudo haber evolucionado solamente después de haber finalizado el bombardeo pesado de meteoritos.
Los geólogos que encontraron el meteorito y los científicos de laboratorios suizos, suecos, alemanes, británicos y de Arizona que analizaron esta piedra única reportaron su trabajo en el número del 30 de julio de Science. El geólogo suizo Edwin Gnos es el autor principal del artículo titulado “Fijando la Fuente del Meteorito Lunar: Implicaciones para la Evolución de la Luna”.
Gnos, Ali Al-Kathiri y Beda Hofmann encontraron el meteorito de 206 gramos en Omán, el 16 de enero de 2002. Los geólogos formaban parte de una expedición conjunta de búsqueda patrocinada por el Gobierno de Omán, el Museo de Historia Natural de Berna y la Universidad de Berna.
“El desierto de Omán es el nuevo lugar para hallar meteoritos”, dijo A. J. Tim Jull de la Universidad de Arizona en Tucson. Jull dirige el Laboratorio de Espectrometría de Acelerador de Masa (AMS = Accelerator Mass Spectrometry) de la Fundación Nacional de Ciencia - Arizona. Analizó isótopos de berilio y de carbono que le informaron sobre cuánto tiempo estuvo el meteorito en el espacio luego de haber salido despedido de la Luna, y cuánto tiempo hace que cayó en la Tierra, sobre Omán.
Dijo Jull que los científicos que adquirieron los permisos especiales necesarios para la búsqueda de meteoritos en Omán y en el Norte de África durante la pasada media docena de años, han sido ampliamente recompensados. Siete de los 30 meteoritos lunares conocidos han sido hallados en Omán, y cinco en el Norte de África. Uno fue encontrado en Australia y el resto en la Antártida. Calientes o fríos, los climas áridos protegen a los meteoritos de una rápida erosión, hizo notar Jull.

Fotografía de la expedición conjunta suizo-omaní de búsqueda de meteoritos en 2002.
Crédito: Edwin Gnos
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Gnos, Al-Kathiri y Hofmann reconocieron en el mismo campo que el meteorito era de origen lunar o marciano porque no era magnético. Los meteoritos provenientes de cuerpos planetarios no contienen metal. Y, lo que es típico de las rocas lunares, tenía un color verdoso y contenía inclusiones angulares blancas de feldespato.
Pero cuando realizaron pruebas con un contador Geiger, hallaron que no era una roca lunar típica. Encontraron que contenía altos niveles de uranio, torio y potasio radiactivos. Las pruebas de laboratorio de espectroscopía de rayos-Gamma les dijeron que las proporciones entre estos elementos correspondía solamente a un enigmático grupo de rocas lunares conocido como “KREEP” (acrónimo en inglés de K por potasio, REE por elementos de tierras raras, y P por fosfato).
“En ese momento, resultó claro que la roca tenía algo que ver con la gran cuenca de impacto de Imbrium, el ojo derecho de la cara del hombre de la luna”, reportaron Gnos et al. La cuenca de impacto de Imbrium en el lado visible de la luna es la única área donde se encuentran rocas KREEP. Estas rocas se conocen tanto por las muestras traídas por las misiones Apolo como por la inspección radiactiva del Lunar Prospector de la NASA en 1998-1999.
Los científicos llevaron a cabo una batería de pruebas de laboratorio para ensamblar una historia detallada del meteorito, al que llamaron Sayh al Uhaymir (SaU) 169. Resumieron así la historia de SaU 169:
- Hace 3.909 millones de años, más o menos 13 millones de años - Un asteroide colisiona con la Luna, formando la cuenca de impacto Imbrium de 1.160 kilómetros de diámetro. Rocas aplastadas y fundidas se unieron y solidificaron para formar el tipo de roca principal hallado en SaU 169.
- Hace 2.800 millones de años - Un meteorito golpea la Luna, formando el cráter Lalande de 25 kilómetros de diámetro al sur de la cuenca Imbrium. El impacto hace estallar el material de las profundidades, incluyendo al tipo principal de roca de SaU 169, y lo deposita en una manta de eyecciones alrededor del cráter. Allí, las eyecciones de mezclan con el otro suelo lunar.
- Hace 200 millones de años - Otro impacto traslada que la roca que algún día será un meteorito, hasta aproximadamente 50 centímetros de profundidad bajo la superficie lunar.
- Hace menos de 340.000 años - Otro impacto sobre la luna produce un cráter de unos pocos kilómetros de diámetro y eyecta a SaU 169 de la Luna. Los científicos estudiaron las imágenes de la NASA e identificaron un cráter joven de 3 kilómetros de diámetro, a unos 70 kilómetros al nor-noreste de Lalande, como el más probable sitio de eyección. Jull midió el berilio 10 en SaU 169 y determinó que el tiempo de tránsito Luna-Tierra del meteorito fue de aproximadamente 300.000 años. También midió el carbono 14 en SaU 169, el cual muestra que el meteorito cayó en el Omán de hoy hace unos 9.700 años, más o menos 1.300 años.

Vista de la distancia recorrida. Imagen de la Tierra y de la Luna tomada por la nave Galileo.
Crédito: NASA
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“Sin los programas Apolo y Luna de toma de muestras, y especialmente con el enorme avance sobre la Luna adquiridos durantes las investigaciones de los últimos 20 o 30 años, solamente seríamos capaces de decir que SaU 169 es una roca lunar excepcional”, dicen los científicos en su sitio web. “Sin la información de fondo proveniente de misiones como Clementine y Lunar Prospector, nunca podríamos haber relacionado las fechas y los datos químicos con la información de la superficie lunar”.
“SaU es un meteorito que muestra impresionantemente cómo pueden viajar las rocas, en forma similar a una pelota de ping-pong, de un cuerpo a otro”, dijeron.
Qué Sigue a Continuación
En setiembre de 2003 SMART-1 , la primera nave científica europea diseñada para orbitar la Luna, lanzada exitosamente para demostrar tecnologías de propulsión, como un motor iónico a energía solar, para viajes eficientes en misiones prolongadas al espacio. Utilizando detectores infrarrojos, SMART-1 cartografiará materiales lunares y buscará agua y bióxido de carbono en los cráteres que se encuentran permanentemente a la sombra.
Hacia fines de 2004, el Lunar-A japonés, Orbitador Lunar de Cartografiado y Penetrador, disparará dos proyectiles de 3 metros hacia el suelo lunar, cerca de los sitios de aterrizaje de los Apolo 12 y 14.